MAURICIO Ver la carita de Sarah con la ilusión de que su papá llegara al festival de su escuela me había roto el corazón. Era una niña inocente con un padre que la estaba volviendo párate del problema entre Lina y él. No es que fuera un experto con los niños y las relaciones amorosas, pero personitas inocentes como Sarah tenían que quedar fuera de los problemas entre sus padres, y el sarnoso de Leandro lo estaba convirtiendo en algo personal contra ella, una niña inocente de tres años. Me despedí de Lina dejando claras mis intenciones de regresar por ellas y llevarlas a vivir conmigo al menos durante un tiempo. Je-su-cris-to, no sabía la locura que estaba haciendo con ellas, pero quería más noches así de tranquilas con Lina sin la necesidad de fingir que estoy “enfermo". No había s