ALINA
— ¿¡Por qué metes a Sarah en nuestros problemas!? ¿¡Por qué de esa manera!? —Le grité furiosa al teléfono.
Imelda se dio cuenta de inmediato de lo que estaba pasando, pues estaba alterada de lo que i***t*a de lo que Leandro me había dicho. Fue la primera persona en entrar a mi habitación. Me vio alterada y se acercó a mí sin decir una sola palabra, pero dedujo lo que estaba pasando casi al instante. ¿Cómo era posible que Leandro involucrara de esa manera a nuestra hija? ¿Acaso la estaba viendo más como un medio de transacción que realmente ver por su bienestar?
Sentí el pesar en mi pecho más que nunca y me pregunté a mí misma si mi Sarah la estaba pasando bien. Nunca había sido un mal padre con ella, pero ver la verdadera cara de su papá me crispaba los nervios.
— Porque conmi
