Capitulo 4. ¡Astrid despierta por favor!

1970 Words
  De repente, la camioneta frenó abruptamente debido a un hoyo gigante que estaba en el pavimento. El auto donde venia Astrid y su familia chocó contra la camioneta fuertemente, provocando que el pequeño auto se encogiera en la parte de adelante. Los vidrios del parabrisas y el metal perforaron su tórax y su cráneo, dándoles así una muerte instantánea a los dos padres de la pequeña, la cual debido al choque saltó dentro del auto hasta el techo, provocándole una contusión muy grave.  —¡oh mierda! Creo que esas personas están mal, no sé si las maté o siguen vivas, pero no me importa, ¡no puedo ir preso! — Exclamó el conductor de la gran camioneta azul, el cual estaba temblando de miedo y nervios por los hechos que habían sucedido, los cuales fueron provocados por él. Aturdido y confundido en un acto de cobardía, se dio a la fuga y se seguía repitiendo así mismo, — ¡no puedo ir preso no puedo ir preso! ¡Tengo una imagen que no puedo manchar! —Así que puso su auto a toda marcha y se fue del lugar de los hechos. Un pequeño Chevrolet Spark, vio el chocado sedán rojo y con mucho humo — ¡oh Dios mío, creo que esas personas están muy mal, espero que no estén muertas! —  Dijo el conductor exaltado por la conmoción del accidente y de cómo se veía el auto.  — ¡papá no te acerques mucho, es muy peligroso! —  Expresó el hijo del conductor que estaba junto con su padre, viendo los hechos del aparatoso accidente que había sucedido. no hubo ningún incendio por causa del gran diluvio que estaba esa noche. El conductor del Chevrolet Spark, se bajó y con sus manos sudorosas y temblorosas, marcó al 911.  — ¡buenas noches 911! —  exclama el hombre con un tono de voz nervioso. —¿si diga que emergencia tiene señor? —  contesta la operadora.   —¡un auto al parecer se dio a la fuga y chocó a unas personas, ya está oscuro, dentro del auto están dos adultos y una niña, no sé si están muertos, no quiero ver muy de cerca por que puede ser muy peligroso! ¡Por favor dense prisa! —  — ¡ok señor ¿Dónde se encuentra el lugar de los hechos? —  pregunta la operadora, con voz apacible. El dueño del Chevrolet Spark, angustiado, y con voz quebrada dijo:  — ¡Eh, eh están en la calle Richmond 900 con vías hacia Villa Catalina vengan pronto!  —  Exclamó el señor, y entró a su auto a esperar que llegara emergencias para ver si la familia que estaba allí adentro podría haber sobrevivido o estar muertos a causa de ese estrepitoso accidente. 20 minutos después, se escuchan sonidos de sirenas de ambulancias y paramédicos del 911, todavía seguía lloviendo, pero no tan fuerte como minutos atrás. El señor del Chevrolet Spark, y su hijo seguían dentro del auto y salieron con un paraguas para ver si había sobrevivido la familia que estaba allí adentro. Los paramédicos sacaron los cuerpos sin vida de los padres de Astrid, los cuales quedaron muy destruidos a causa de ese aparatoso accidente. — oh! ¡Al parecer la chiquilla tiene signos vitales, pero los dos adultos murieron instantáneamente! — Exclamó el paramédico.  Luego sacaron a la pequeña con mucho cuidado, ya que el vehículo estaba apretando el delicado cuerpo de la infante, pero milagrosamente ningún metal la rozó. Cuando la pequeña llegó al hospital, los bomberos que la sacaron del automóvil, vieron el teléfono celular que estaba en el bolsillo del pantalón de la madre de la pequeña, el cual quedo un poco destruido en la pantalla, lo encendieron y esperaron a que alguien llamara. El aparato se lo dejaron a Sarah, la enfermera que estaba de turno esa noche. Pasadas ya dos horas, la abuela de Astrid, muy preocupada ve hacia la ventana de la casa y observa que está lloviendo mucho y trata de llamar a su hijo Felipe, pero el celular suena apagado. —¡ay Dios mío! ¡Qué pasará con mi hijo, mi nieta y mi nuera que aún no llegan, ya es para que hubieran venido hace 1 hora y nada que llegan, espero que no les haya pasado nada malo! —  exclamó la señora.  Una vez más la abuela decide llamar por décimo tercera vez, y en esta ocasión a Helena, ya que vio que el celular le mandó un mensaje de texto que decía: “¡la persona a la que estaba llamando ya se encuentra disponible!”, angustiada y con sus manos temblorosas y asustadas, la señora marca a su nuera. En el hospital la enfermera deja el teléfono en el mostrador, donde atiende a las personas que van llegando y luego lo escucha sonar: «¡Riiing, riiing!». Sarah la enfermera atendió: — ¡hola! Buenas noches, le habla la enfermera del hospital Villa Catalina ¿con quién tengo el gusto de hablar? — Pregunta la enfermera a la persona que está hablando del otro lado. — ¿Cómo que con la enfermera?  ¿Qué pasaaa? ¿Cómo está mi hijo y mi nieta? ¿Dónde están?  ¡habla con Amelia Sumansky ¡dígame que sucede! —  Exclama la abuelita con sus ojos inundados de lágrimas, y con una voz muy desesperada.  — «“¡oh Dios mío me atendió una señora mayor, no le diré lo sucedido para que no le pase algo más grave a ella, quien sabe si esa señora es lo único que le queda a esa pequeña, así que trataré de suavizar las cosas”». — se dijo Sarah mentalmente. — ¡hola señora, necesito que por favor se dirija aquí al hospital Villa Catalina, para hablarle acerca de la situación que se está presentando, por favor! ¡Así que no se preocupe aquí en el hospital le explicaremos mejor ok! — Dijo la enfermera de forma amigable. La señora exclamó: — ¡ok señorita ya muy pronto voy para allá! La abuela llamó a una vecina de confianza y le contó lo sucedido.  — ¡PETRA, PETRA! Me llamaron del hospital, al parecer mi hijo, mi nieta y mi nuera les pasó algo ¡espero que no sea tan grave o si no me muero! — dijo de forma angustiada la abuela de Astrid. —¡mujer no te preocupes! Ellos están bien, le diré a mi nieto Henry que está de vacaciones que nos lleve al hospital, él puede conducir, yo no, suerte que tiene licencia. Pero mujer escúchame (le agarra la cara con ambas manos) ¿si algo más grave les hubiera pasado no crees que la enfermera te lo hubiera dicho? —  Exclamó la señora Petra.  Minutos más tarde, la señora de 70 años corre y llega al hospital. Llorando va hacia donde la enfermera y le dice: —¡soy familiar de la familia Becker, por favor ¿me pueden decir cómo están?, una enfermera me dijo que ellos están aquí, ¡quisiera saber si les sucedió algo! — la enfermera lleva a la señora en donde está el doctor y le dice: —¡sígame, señora el médico le dirá todo acerca de sus familiares! — la señora va con su amiga Petra, caminando detrás de la enfermera y llegan donde el doctor, y él les expresa lo siguiente: —¡ mi estimada señora, lamento decirle, que su hijo y su nuera han muerto. ¡El choque fue fulminante y los mató instantáneamente, su nieta fue la única sobreviviente de ese aparatoso accidente, pero debido a una contusión por el accidente está en coma, esperamos que despierte lo más pronto posible! — al escuchar estas palabras, la señora Amelia cayó desmayada en los brazos de su amiga Petra, debido a esa impactante noticia que cambió drásticamente sus vidas. Una hora más tarde, la señora Amelia reacciona, luego de ese desmayo y al abrir los ojos ve a su amiga Petra, y a su nieto y les dice: —¡en donde estoy, tuve un sueño en donde Felipe y Helena habían muerto y mi pequeña nieta estaba en coma!  —  Su amiga Petra y su nieto Henri la ven en forma muy triste y la señora le contesta: —¡no Amelia, no estabas soñando, desgraciadamente no es un sueño lo que tuviste, fue todo realidad! — y Henri el nieto de Petra va corriendo a buscar al doctor y a las enfermeras, para avisarles que la señora Amelia ya había vuelto en sí. La abuela de Astrid comienza a llorar amargamente en los brazos de Petra, y empieza a gritar: —¡NOOO NO ES CIERTO, ESTO ES UN SUEÑO, NO PUEDE SER VERDAD, MI HIJO Y HELENA ESTÁN BIEN, ¡ELLOS VIVEN TODOS ESTAN BIEN! — y comienza a darse golpes en el pecho. En ese momento, entra el doctor y las enfermeras y tratan de calmarla y le inyectan un calmante. Luego un poco más tranquila, la señora Amelia comienza a llorar de nuevo. Desesperada y en un mar de lágrimas, se coloca de rodillas y le pregunta al doctor, que donde estaba su nieta, que quería verla. El médico le dice —¡la niña está en estos momentos en cuidados intensivos, le hicimos unas radiografías y afortunadamente la contusión no fue tan grave, y no se rompió el cráneo. Pero la niña no reacciona, como le dije está en coma, ¡vamos a esperar que suceda un milagro y que despierte lo más pronto posible! — la señora Petra, le dice: —¡sé que el dolor que estas sintiendo en estos momentos, es insoportable, y es lo más horrible que le puede pasar a un ser humano. Perder a uno de sus seres queridos, en este caso dos. No soy quién para decirte que te calmes o te tranquilices porque es muy duro por lo que estas viviendo. Pero hay un rayo de esperanza, tu nieta, ella vive, y por ella debes estar bien.  Vamos a orar para que despierte y vaya contigo a casa. Ella te necesita fuerte, por lo tanto, ¡seamos positivas y estemos un poco tranquilas que la niña si va a despertar! — Amelia con la mirada perdida, dice: —¡si está bien, tienes razón, mi nieta me necesita, debo estar aquí para ella! — las enfermeras le dicen mañana la puede ver, que no se preocupe que la niña estará mucho mejor. Llega el día siguiente, y el doctor le dice a la señora Amelia, que ya puede ver a la niña. Ella muy angustiada en los brazos de su amiga Petra, se levanta y se seca las lágrimas y camina detrás del doctor hacia la habitación de cuidados intensivos en donde se encontraba Astrid. Al llegar allí la señora Amelia cae de rodillas al lado de la cama donde estaba acostada la pequeña, y comienza a llorar desconsoladamente. En ese mismo instante, ella toca su frente y le dice; —¡mi amada bebé, no sabes el mal que ha pasado, espero que seas fuerte y que despiertes, si no lo haces, yo también moriré, eres lo único que me queda en esta vida. si no vives, mi existencia ya no tendrá ningún sentido! — y moja la frente de Astrid con muchas lágrimas. El doctor le dice que no se preocupe que todos estos días ella estará en observación, y la manda a casa para que descanse un poco. Henri el nieto de su amiga, es un adolescente de 16 años, él se ofrece a quedarse para estar pendiente que la pequeña despierte, mientras las dos abuelitas van cada una a sus casas, para descansar, buscar ropa nueva y provisiones para ir nuevamente al hospital. 
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