Capitulo 1. En Busqueda de Astrid
—¡Doctor, doctor, la niña ya despertó! —
Grita una enfermera al ver que la pequeña había entreabierto sus ojos. El doctor fue rápidamente ante el llamado de la enfermera. Al chequear sus signos vitales, las enfermeras y él, sentían pena por la desgracia que había acontecido en la vida de la pequeña, así que, el mundo que ella conocía ya no volvería a ser el mismo.
3 meses atrás…
—¡Astrid deja de cantar tan fuerte! —
Exclama la señora Helena a su pequeña hija Astrid de forma muy exaltada, volteando su cabeza hacia la parte trasera del auto, donde ella se encontraba cantando su canción favorita con los audífonos puestos; pero la entonaba en forma muy alta, porque ella no escuchaba su propio tono de voz.
Astrid, era la única hija de la familia Becker, que estaba formada por su madre Helena Martini, de origen italiano, y su padre Felipe Becker de Origen Alemán. Ambos habían nacido en san Hubert, una ciudad campestre al norte de Bruselas Bélgica. Ella era una niña de ojos color azul-hielo, achinados como en forma de gato; herencia de su madre. Su boca era pequeña, pero cuando la cerraba, la comisura de sus labios parecía que tuviera una mini sonrisa. Ella era rubia, de tez muy blanca. Su rostro era hermoso, parecía el de una muñeca de porcelana. Ella Siempre estaba alegre, y se reía de cualquier cosa que sucediera a su alrededor; sus padres y conocidos la apodaron como: «pequeña risueña». La pequeña tenía una hermosa larga cabellera de color rubio; siempre la gente quedaba admirada de su largura, y de lo bien cuidado que estaba su cabello. Ella todo el tiempo usaba dos coletas; era su peinado favorito, por esta razón, siempre le pedía a su madre que se las hiciera. Todos los días, la pequeña usaba ropa de color pastel; esos eran sus tonos preferidos, debido a que le encantaba todo lo relacionado con la repostería, y los dulces. Su amor hacia los pasteles, era porque su abuela Amelia, madre de su padre Felipe, era una experta en postres y siempre aprovechaba la oportunidad, para hacérselos a su adorada única nieta Astrid.
Helena, madre de Astrid, de unos 40 años de edad, era delgada de ojos grandes, muy penetrantes, en forma como de gato, color miel. Tenía el pelo largo liso, de color castaño oscuro, y siempre lo llevaba amarrado con una cola de caballo; a ella no le gustaba llevar el cabello suelto porque prefería exhibir su largo y elegante cuello. Su piel era de un tono oliváceo, estilo mediterráneo; cuando la veían, siempre le preguntaban, si era descendiente de familia árabe, a lo que ella contestaba que no, que sus padres y abuelos eran italianos, y que esos eran sus únicos orígenes. Ella siempre poseía una cara muy seria, pero no era amargada, así que solo sonreía cuando era necesario.
Helena, era lo contrario a su esposo Felipe, él era muy sonriente y siempre estaba bromeando. 20 años atrás, él se enamoró de Helena, porque le atrajo su mirada penetrante y su forma de ser muy educada, al estilo de alguien de la realeza; personalidad, la cual le pareció muy interesante y llamativa, de esta manera, se empeñó en conocer a esa chica de aspecto mediterráneo poco común en Bruselas, donde la mayoría de la población era o rubia, o de tez muy blanca. En aquel entonces, Helena se sintió cautivada por la caballerosidad de Felipe, y su personalidad extrovertida. Él era un hombre muy seguro de sí mismo, cualidad que le pareció muy atractiva a Helena.
Igualmente, ella también se sintió muy cautivada por su físico. Felipe era un hombre alto, de un metro con ochenta centímetros de estatura. Su cabello era rubio, corto, liso y siempre se peinaba hacia atrás. Sus ojos eran grandes, redondos, de color azul; con mirada cariñosa y amable, que inspiraba confianza. Él todo el tiempo poseía una sonrisa; su dentadura era muy perfecta, sus amigos más cercanos, siempre le decían, que podía hacer una publicidad para la marca Colgate. Otra característica, que sedujo a Helena, era la voz suave y dulce de Felipe, la cual, le daba mucha seguridad y ganas de estar con él.
En el año de 1982, ellos se enamoraron en la universidad de gastronomía, donde estudiaban y eran compañeros de clases. Al graduarse, ambos consiguieron trabajo como cocineros, en un restaurante muy famoso de esa ciudad. Luego, 4 años después, en 1986, los dos contrajeron matrimonio y compraron una casa. Helena y Felipe, vivieron felices, en un pequeño suburbio llamado “Villa Catalina”. En esa zona había muchos riachuelos, y en el otoño, el paisaje de ese lugar era mágico; debido a que la naturaleza de esa área era maravillosa. Las personas que vivían allí, eran amables y tranquilas; nunca se había escuchado nada malo en ese pueblo, así que, ambos lo consideraban perfecto. Ellos también vieron, que, al vivir allí, podían llegar a su trabajo muy rápido, solo les tomaría 8 minutos viajar en auto, hasta el restaurant donde los dos trabajaban.
Pasado el tiempo, su matrimonio no fue color de rosas, debido a que Helena no podía concebir hijos. Helena desde pequeña, soñaba con ser madre; pero este anhelo no se le cumplía, así que se sometió a varios procedimientos para poder tener hijos, pero ninguno de ellos fue exitoso. Posteriormente, pasaron 10 años, y seguían sin obtener resultados favorables ante su situación. Luego en casa, Helena con lágrimas en los ojos, y muy angustiada le dice a Felipe:
—¡Cariño, creo que mi sueño de ser madre se va desvaneciendo cada vez más, ya tengo 30 años, y sé que hemos estado juntos por más de 10 años, pero, me estoy cansando de esta situación, si quieres puedes hacer tu vida con otra mujer, ella sí podrá darte hijos, porque yo no puedo mi amor! —
Ahogada en llanto, abraza a Felipe fuertemente y comienza a sollozar más fuerte. Él también muy triste, al verla tan desconsolada, con voz sutil y con lágrimas en los ojos le contesta:
—¡Helena mía!, Tu siempre serás mi único amor, cuando nos casamos, te juré ante el altar que estaríamos juntos en los tiempos buenos y en los malos, así que seguiremos intentándolo, pero solo si tú quieres. Yo haré lo que tu digas amada mía, no importa si nada pasa. Yo de todas maneras te seguiré queriendo igual. Yo no podré estar con ninguna otra mujer, que no seas tú. La verdad creo que sin ti jamás podre ser feliz; no me importa lo que suceda, así que, ¡siempre estaré a tu lado mi vida! —
Felipe, abrazándola y secándole sus lágrimas, la abrazó fuertemente y le dio un beso en la boca; el cual al principio comenzó dulce, pero luego se tornó muy apasionado y sensual, así que esa noche hicieron el amor.
Luego, estando en la cama, Felipe y Helena escucharon el teléfono sonar:
—¡«Riiing Riiing»! — sonó el teléfono. Felipe bajó desnudo apresuradamente desde su habitación hasta la sala para contestar el aparato y dijo:
—¿Hola con quién tengo el gusto de hablar? —
Del otro lado del teléfono, Contesta Erick. Él era un amigo en común de la universidad que tenían Felipe y Helena. A Él no lo veían desde hace más de 10 años. Erick se había mudado a Polonia por trabajo, por esta razón, ellos habían perdido el contacto, enfocándose cada uno en sus vidas.
—¡Hola Felipe, soy yo, tu amigo Erick!, he venido desde Polonia, quisiera verte a ti y Helena, es que los extrañé tanto. Yo conseguí tu número de teléfono en tu trabajo, porque acabé de pasar por allá, y el gerente que sabe que soy tu amigo me lo dio, así que estoy en Bruselas por un tiempo, ¡entonces quería pasar una tarde con ustedes antes de irme! —
A lo que contesta Felipe:
—¡oh Dios mío Erick cuanto tiempo! ¡Sí mi amigo, sería una buena idea encontrarnos y hablar un rato! Helena también quisiera verte, hace tiempo recordábamos los días cuando estábamos en la universidad, así que, ¡creo que te llamamos con el pensamiento! —
A lo que Erick contestó: —¡jajaja ¿qué cosas de la vida no, Felipe? Bueno los llamaba para decirles si quisieran ir al restaurante Don Carlos, y ahí les invito un almuerzo hoy, pero ojo, solo si no tienes ningún inconveniente; ¡podríamos vernos al mediodía, y así comer una buena comida! —.
Felipe exclamó: —¡Está bien mi amigo, entonces nos reuniremos al mediodía para almorzar! ¡Helena va a estar muy emocionada, al saber que nos vamos a encontrar de nuevo! —
Pasado unos minutos, Felipe sube corriendo las escaleras, va a la habitación, y le comenta a su esposa que el amigo en común de ellos Erick, ha llegado desde Polonia, y quiere reunirse con ellos. Helena luego de que estaba muy triste, ahora está muy emocionada, ya que los tres eran como hermanos cuando estaban en la universidad. Posteriormente, Helena saca una camisa manga larga de color blanco, y una falda corta de color verde oscuro del closet. Le dice a Felipe si esa ropa le luciría bien, Felipe le dice:
—¡Sí mi amor esa ropa te queda muy bien a ti todo se te ve bien! —.
Pasada media hora, los dos se alistan muy elegantemente; ya que en ese establecimiento van personas de clase alta. Pasada una hora, la pareja va hacia su auto, y se trasladan hacia el lugar de encuentro. Al conducir, Felipe ve que Helena ha cambiado su semblante, y ya no está triste como hace dos horas atrás, poniéndose así, muy contento por esta reunión. Al estacionar el auto, en el restaurante, ven que Erick está sentado en la terraza del lugar; Él los observa también, y les hace señales alzando los dos brazos y alegremente les dice:
—¡hey amigos aquí estoy! ¿cómo están? ¡que alegría verlos! —y les da un gran abrazo a los dos al mismo tiempo. Luego, se sientan y comienzan a hablar de cómo les había ido, y le hacen preguntas a Erick de como era su vida en Polonia, y él les dice que le había ido muy bien allá, pero que extrañaba a sus dos mejores amigos. Más tarde, durante la conversación, Erick les dice una pregunta muy personal, ya que él, era conocido como un hombre muy irreverente e intrépido, así que exclama lo siguiente: —¡oigan amigos, ¿y…cuándo van a tener hijos? ya llevan bastante tiempo casados, ¿no me digan que no quieren o… no pueden?! —entrecerrando los ojos de manera dudosa. Helena al escuchar esto, le cambió su semblante, y le dice: —¡sí amigo tienes razón, no puedo tener hijos, y te confieso que ese es mi gran anhelo! — Helena, luego de decir esto, le agarra la mano a Felipe. Inmediatamente, Erick le dice: —¡no te pongas triste Elena, tú eres una mujer joven, los dos son una pareja joven aun, así que no tengan ningún tipo de desesperanza! —.
En ese mismo momento, Erick tuvo una expresión de asombro, ya que recordó a unos amigos en Polonia, que tenían el mismo problema, y exclamó lo siguiente: — ¡OIGAN CHICOS ¡— yo conozco a un médico, el cual los ayudará en este proceso! —. Luego Erick choca las manos contra la mesa y les dice—¡VAYA!, que suertudos son ustedes! Miren, para su sorpresa, ese médico estaba en Polonia, y se mudó aquí a Bélgica; porque se casó con una chica belga, que estaba trabajando allá, ¿Qué pequeño es el mundo no?, así que les voy a dar su dirección, para que ustedes vayan al laboratorio de fertilidad, donde él trabaja. Ese hombre es un excelente médico. Ya el hijo de esos amigos, tiene dos años de edad, y eso que ellos también tenían el mismo caso que tienen ustedes, ¡así que si les puede funcionar! —.
A Felipe y Helena se le llenaron los ojos de lágrimas, al escuchar las palabras de su amigo Erick, ya que se esperanzaron en que podrían tener muy buenos resultados; y anotaron la dirección donde trabajaba el médico. Mas tarde Erick, se despidió de ellos, porque tenia que viajar para Alemania donde realizaría un curso de arte culinario. Ese mismo día, Felipe y Helena decidieron ir a la dirección del médico, que su amigo Erick les había recomendado. Luego, entraron al laboratorio, y la enfermera les dijo que hicieran una cita para el día siguiente. Mas tarde, al llegar a casa, los dos estaban muy emocionados. Rápidamente, Helena le dijo Felipe: — ¡Dios mío Felipe, ¿tú crees que esta va a ser nuestra gran oportunidad? a lo mejor el destino nos trajo a Erick, para que supiéramos de ese médico, ya que nunca habíamos oído hablar de él, y tampoco nadie aquí del pueblo nos lo recomendó, ¡esto es muy raro! —
A lo que Felipe contesta: — ¡Oye sí amada mía, eso es muy cierto! lo que dices es muy extraño, ¿cómo nunca escuchamos de este doctor?, Pero bueno, vamos a tener fe, de que todo nos va a salir bien, y que esta vez sí podamos tener a nuestro bebé; no me importa si sea niña o si sea niño, ¡lo único que quiero es que sea un ser humano sano! —
Al día siguiente, tuvieron la cita con el médico de fertilidad, en este caso medicina alternativa-naturista; cosa que ellos nunca habían intentado. La enfermera les dice que pasen con el médico, y se sientan muy nerviosos. Felipe y Helena al observar al doctor, notan que él poseía un aspecto un tanto peculiar, y un aura muy misteriosa. Era un señor mayor, como de unos 70 años. Tenía unas gafas de gran aumento, y sus ojos de color oscuro se veían grandes a través de ellas. Su cabello era largo, rizado y de color rojo cobrizo. Era muy alto, tan alto, que su escritorio se veía muy pequeño para él. Su cuerpo era robusto, tenía el cuello corto, y sus piernas eran muy largas. La pareja nota también, que él señor no miraba de frente, siempre tenía la vista hacia abajo; así que repentinamente les dice, con la mirada al piso: —¡tienes 10 años sin concebir, pero vas a tener una niña pronto mujer! — y los dos se quedan viendo el uno al otro sorprendidos, y Felipe le comenta, acercándose un poco y colocando las dos manos en el escritorio, abriendo sus ojos por el asombro:
—¡oh doctor, ¿y como sabe, si nosotros no le hemos dicho nada? ¿será que nuestro amigo Erick, le comentó algo acerca de nuestra situación?! — Y el doctor esta vez, si los mira fijamente, cruzando los dos brazos, entrecerrando los ojos, les dice: —¡mmmm... no conozco a ningún Erick, solo dije un presentimiento, pero bueno ya que están aquí cuéntenme su situación! — Luego Helena le dice, que han intentado de todo para concebir, pero que, en estos 10 años, todos esos intentos han sido fallidos. En ese mismo instante, el médico le dice a Helena, que se tiene que hacer varios exámenes, para ver cuál es el problema. Él le dice: —¡Bueno, vamos a realizarte una serie de pruebas el día de hoy, los cuales arrojarán los resultados hoy mismo! —. Helena abre los ojos, y con cara de asombro le dice muy emocionada:
—¡¿hoy mismo doctor? Wow, ¡qué rápido! — El médico le contesta: —¡si señora, hoy en día, la tecnología está muy avanzada, así que no se preocupe, vamos a ver qué problema hay, y por qué no has podido tener hijos! —.
Dos horas más tarde, la enfermera le trae al doctor los exámenes de Helena. El médico revisa los resultados de la condición de ella, y nota que hay una pequeña anomalía en su ovario izquierdo, pero que no es tan grave, así que le dice a su asistente: —¡dile a la pareja que pueden pasar! — . ellos atemorizados se sientan en las sillas, y luego el médico les expresa lo siguiente: —¡oye Helena, tienes que tomarte esta medicina; es de origen natural, contiene: aloe vera, semillas de cúrcuma, y aceite de macadamia, esto te ayudará a que esa anomalía, cambie su tamaño, y así puedas concebir dentro de un mes! También, debes estar muy tranquila. Tú y tu esposo, deben tener relaciones sexuales, cuando estés en periodo de ovulación. Si haces todo lo que te estoy recomendando al pie de la letra, ¡al mes siguiente puedes tener al hijo que tú tanto anhelas! —
Helena y Felipe Al escuchar esto, lloraron y saltaron de alegría, porque nunca habían escuchado estas palabras de un médico, el cual les daba esperanza para concebir, y en esta ocasión en un periodo corto; dentro de un mes, algo, que era muy inusual para ellos, luego de 10 años de intentos fallidos.
Paso el mes, y Felipe y Helena hicieron todo lo que el médico les había dicho. Helena se tomaba el medicamento natural todos los días, y tuvieron relaciones sexuales, cuando ella estaba en periodo de ovulación. Al mes siguiente, Helena nota que su periodo no ha bajado. Felipe corre a una farmacia, y compra una prueba de embarazo. Helena va hacia el baño y orina sobre la prueba de embarazo, sale del baño, y los dos esperan unos minutos a ver qué resultados arroja la prueba, luego ven que dice: «¡estas embarazada!». Felipe gritó de manera muy emocionada: —¡¡QUEEEEE NO PUEDEE SEEER SIIIIIIII! — y abraza a Helena saltando de alegría, pero ella se desmayó del asombro al ver que la prueba de embarazo decía positivo. Felipe se asustó mucho, y trato de reanimarla estando ella en sus brazos y le decía muy asustado: —¡AMOR, AMOR REACCIONA! — dándole pequeños golpecitos en la cara. Luego ella unos minutos después, volviendo en sí, le dijo con voz débil: —¡¿será que estaba soñando? Soñé que me compraste una prueba de embarazo, y que estaba embarazada, ¡oh Dios mío, ojalá y se diera! —
Felipe con ella entre sus brazos le expresa: —¡Helena acabas de reaccionar!, te habías desmayado, por el shock que te dio al saber la noticia, ¡mira! tengo la prueba de embarazo aquí en la mano, y ¡si estamos embarazados!, ¡vamos a tener un hijo!! — Helena luego se levanta, sacude su cabeza, y abre sus ojos y dice: —¡oh Dios mío, no, puede ser! ¡entonces no estaba soñando, era verdad¡!—. Ese mismo día, no tuvieron paciencia, y fueron hacia dónde estaba el doctor, pero para su sorpresa se enteraron, que el médico se había ido misteriosamente, y no dejó ni rastro en el pueblo. Nadie supo a dónde se fue, cuestión que, a ellos les pareció muy extraño, porque el medicamento que él les había recomendado había funcionado.
Mas adelante, 6 meses después, el vientre de Helena ya estaba muy crecido. Los dos estaban muy emocionados, porque su sueño se había hecho realidad. El mes anterior, se hicieron un ultrasonido, y el médico les dijo que iban a tener una bebé, así que decoraron una habitación cercana a la de ellos. La decoraron de princesa, todo rosado; desde la cuna, los peluches, el techo y la ropa de la bebé, pero aún no habían decidido el nombre, así que Felipe le dijo Helena: —¡¿Oye mi amor, qué nombre le vamos a poner a nuestra hija?, yo quiero que lo elijas tú amada mía, ¡el nombre que elijas me encantará! — Helena le manifestó: —¡ok está bien! ¡Voy a escoger el nombre de nuestra niña, la cual se va a llamar Astrid! — a Helena le gustaba este nombre, porque era de una actriz que ella admiraba mucho. En esa época, Helena era ferviente fan de esa actriz, llamada Astrid Smith, la cual siempre salía en sus dramas o novelas favoritas.
Pasaron tres meses más, y ya Helena tenía 9 meses. De repente un día Felipe estaba en su trabajo, y Helena comenzó a sentir los dolores de parto. Ella estaba sola en casa, era su primera vez como mujer embarazada y sentía mucho temor. No obstante, Felipe siempre llamaba a Helena desde su trabajo para ver cómo estaba. Ese mismo día, a eso de las 10 de la mañana, su esposo la llamó, el en ese momento estaba preparando una ensalada y le dice: —¡Hola mi amor, ¿cómo te sientes?! — Helena estaba muy agitada. Su respiración se entre cortaba por los dolores de parto, y muy angustiada le expresa lo siguiente: —¡cariño, creo que ya vamos a tener a la bebé, me siento muy mal, tengo mucho dolor en la parte baja de mi vientre, así que creo que la niña ya viene en camino, por favor ven lo más rápido que puedas! —
Al escuchar esto, Felipe tiró la ensalada que estaba haciendo, y salió corriendo apresuradamente del restaurante. Tres de sus compañeros quedaron sorprendidos, al ver que Felipe regó la ensalada en el suelo, y reaccionó de esa manera tan sorprendente, así que fueron corriendo tras él, y le preguntaron: —¡¿oye, que te paso?, ¿qué te dijeron por teléfono?, ¿paso algo malo?! — Felipe con las manos en su cabeza, y caminando de un lado a otro les dice: —¡mi esposa ya está en trabajo de parto, así que me necesita! —. Sus amigos trabajadores se asombran, y uno de ellos, muy emocionado con una sonrisa de oreja a oreja le dice: —¡!wow que gran noticia!, debes ir de inmediato! —. En ese mismo momento, el gerente del establecimiento observa todo ese show, y al ver a Felipe casi con un colapso nervioso de la emoción, le expresa: —¡oye! ¡¡Pareces un manojo de nervios !!, vamos yo te llevo, Karina la subgerente se quedará como encargada! — así que él se ofreció a llevarlo, al verlo que no estaba en condiciones de conducir!
Felipe muy inquietado, juntando las dos manos decía: —¡Oh Dios mío! ya es hora. ¡Ya va a nacer mi primera hija, espero que todo salga bien! — su amigo el gerente exclama: si Felipe, ya vas a ser papá por primera vez, esto mismo que está sintiendo tú, lo sentí cuando tuve mi primer hijo, así que todo esto que estas viviendo ahora es muy emocionante. Trata de calmar tus nervios, o si no tu esposa que también estará nerviosa se pondrá peor. Así que tranquilo, cuando seas padre todo va a fluir naturalmente.
El gerente del restaurant, condujo rápido como un corredor de la fórmula uno, así que llegaron en 10 minutos a la casa de Felipe. Por consiguiente, Cuando entraron a la casa, Helena ya había roto fuente, por esta razón, ella estaba muy asustada, y Felipe corrió a abrazarla y consolarla. El amigo gerente le dice a Felipe: —¡oigan chicos, ya el bebé va a nacer, así que Helena, hay que llevarte lo más pronto posible al hospital! —.
Felipe le agarra la mano y le dice: —¡tranquila mi amor, ya estoy aquí, todo va a salir bien, obvio que también estoy muy nervioso, pero es algo normal; porque somos padres primerizos, así que no te preocupes Helena, al bebé no le va a pasar nada, ¡así que tranquila! —.
En ese momento, los 3 van hacia el auto, para dirigirse hacia el hospital. Helena poseía unos dolores de partos muy fuertes. El amigo gerente de Felipe condujo muy rápido y llegan al hospital apresuradamente. Felipe y Helena bajan del auto y su amigo se queda adentro del vehículo para ir a estacionarlo correctamente. Al entrar, las enfermeras sientan a Helena en una silla de ruedas, para llevarla inmediatamente a que se acueste en la cama del hospital. Luego, el personal médico, realiza toda la preparación, para que ella de a luz.
Seguidamente, en el cuarto del hospital, Felipe sostenía la mano de Helena, y ella muy asustada le dice: —¡mi amor, creo que no lo voy a poder hacer de manera natural, tengo mucho miedo! — Felipe le dice: —¡claro que sí amada mía, si lo vas a poder hacer, recuerda que tú eres una mujer muy fuerte, así que no te acobardes esta vez. No te preocupes todo va a salir bien. Yo sé que hemos tenido tiempos muy difíciles, durante todos estos diez años, pero hoy, es el día más alegre de nuestras vidas. ¡Este 13 de septiembre de 1996, es el día más feliz de nuestra existencia, y de nuestro matrimonio! —.
Enseguida, Helena se calmó, y a pesar de que los dolores que sentía eran muy fuertes, sintió mucha alegría. Minutos más tarde, el médico la chequeo, y dijo que ya era hora de empezar a pujar; porque ya tenía mas de 10 cm de dilatación, y le expresó lo siguiente: —¡Oye Elena es hora, ya la niña quiere salir, así que ahora tienes que pujar, lo más fuerte que puedas! —. Pasados 15 minutos, Helena pujó y a las 10:43 am, nació Astrid, una hermosa pequeña. La beba lloraba muy fuerte, cosa que le pareció muy tierna a Las enfermeras del lugar. En ese mismo instante, al ver eso, Felipe lloró desconsoladamente, porque llegó su princesa, la niña que ellos habían deseado por 10 años, ya estaba en este mundo, para hacerlos muy felices.
Seguidamente, Felipe con lágrimas en los ojos, exclamó: —¡oh Dios mío!, gracias por esta bebé! la cual has traído a nuestras vidas! Y le dio un beso a Helena. Él tenía los ojos rojos de tanto llorar. En ese mismo instante, Helena lo ve con cara de alegría y con lágrimas en sus ojos, lo acerca para darle otro beso. El médico y las enfermeras al ver este espectáculo de tanto amor, se enteran por medio de ellos, que habían intentado tener hijos por 10 años, así que todos los que estaban ahí, se les salió al menos una lagrima.
En ese tiempo, el amigo gerente, estaba en el pasillo muy ansioso, y ve a una enfermera salir, y le pregunta, si todo había salido bien. La enfermera le dice: —¡si mi amigo, todo salió muy bien, de hecho, esa señora dio a luz en 15 minutos; es la primera vez en toda mi carrera que veo un parto de 15 minutos! — el hombre queda viendo muy sorprendido a la enfermera y le exclama: —¡¡ quince minutos! Wow, esto es casi que récord mundial, ¡esa niña quería venir muy rápido! — Luego la enfermera le dice que espere mientras sale el padre, que está muy emocionado y que no para de llorar, y él le dice: —¡si lo esperaré, y lo del llanto, me lo imaginaba, es padre primerizo así que es explicable! —. La enfermera con una sonrisa, le da un golpecito en el hombro, y se retira lentamente
En la habitación de parto, Las enfermeras limpian a la beba, ella comienza a lloriquear, por lo que rápidamente se la dan a su madre. En ese mismo instante, Felipe vuelve a sollozar, y Helena también; ya que era lo que la vida les había concedido. Luego Helena teniendo a la bebe en sus brazos, mirando a su diminuta hija dice: —¡oh hija mía, ¡qué hermosa eres, serás una mujer muy hermosa! — luego Felipe dice: —¡si mi amor! nuestra hija va a ser la muchachita más hermosa del pueblo! — Segundos más tarde, la beba deja de llorar y abre los ojos; ellos sorprendidos de los lindos que eran dicen al mismo tiempo: —¡wow que ojos más lindos!! — y Helena le dice a Felipe con una sonrisa en los labios: —¡mira, son azules como los tuyos, y tienen la forma de gato como los míos. ¡Vaya! ¡Como juega la genética eh!! —Enseguida, la beba llora, y viene la enfermera y les dice a los dos, que tienen que llevar a la niña cuidados postnatales, para entregarla dentro de poco Por lo que la enfermera se expresó de la manera siguiente: —¡bueno papas, es hora de que la nenita vaya a revisión, y luego estará con ustedes en casa!