CAPITULO 5. Astrid no volverá a ser la misma

2308 Words
  Pasó un mes y Astrid nada que despertaba. Durante ese tiempo hicieron el funeral de Felipe y Helena, todos sus amigos más cercanos y los familiares de Helena se reunieron para darles santa sepultura a ambos. Todos en el pueblo estaban devastados por esta terrible noticia. Muchos amigos de Felipe se ofrecieron a ayudar financieramente a la señora Amelia con los gastos del hospital. Ya que la niña tenía en ese entonces dos semanas en coma. Todos sabían, que tener un paciente en coma era algo muy costoso. Por esta razón acordaron en ayudar a la señora. Pasaron dos semanas más y nada que despertaba su nieta. El accidente sucedió en octubre y ya eran mediados de noviembre, y todavía la pequeña nada que despertaba. La señora Amelia estaba muy desesperada, así que le dijo al doctor: —¡doctor, será que mi nieta despertará algún día, ¿usted da seguridad a esa posibilidad?! — El médico le expresó: —¡mi señora, los pacientes en estado de coma, son muy impredecibles, por lo tanto, no le diré con certeza la posibilidad de cuando la niña podría despertar. Puede que despierte hoy, o en 3 años, no se sabe. Hay que tener mucha paciencia con esta situación así que no se desespere, todo va a estar bien… con permiso, ¡tengo otro paciente que atender! — ella dejó que el medico se fuera y empezó a llorar. En ese momento, llegó Henri el nieto de su amiga Petra; él se sintió muy apegado con la señora Amelia, desde muy pequeño la conocía, ella lo vio nacer, aunque él no vivía en ese pueblo, siempre iba a visitar a su abuela con sus padres desde que estaba bebé, por lo tanto, ellos dos se conocían muy bien y el siempre cuando iba de vacaciones, jugaba un poco con Astrid, no importando los 6 años de diferencia que se tenían.    Henri se sentía muy triste por todo esto que estaba sucediendo. El estado de coma de Astrid no lo dejaba dormir, por eso, siempre iba al hospital a ver como estaba para ver si ella algún día despertaba. Llegó diciembre, y Astrid seguía en coma. Todos sus conocidos estaban muy tristes. Henri estaba de vacaciones decembrinas, la señora Amelia dormía en la habitación de la pequeña, así que el muchachito agarró la mano de la pequeña y le dijo: —¡por lo que más quieras despierta, que suceda algún milagro, no quiero que tu abuela muera, ella es como mí familia también, así que por favor despierta Astrid! — y se quedó dormido con la mano de la pequeña entre sus manos. Una hora después Astrid, mueve uno de sus dedos, y Henri al sentir esto se despierta y grita: —¡HA MOVIDO SUS DEDOS, LO SENTÍ! — la señora Amelia despierta y con los ojos soñolientos entre cerrados dice: —¡Henri, hijo, ¿Qué haces aquí, y que fue lo que dijiste?! —  el muchacho saltó y dijo: —¡Astrid ha movido uno de sus dedos lo sentí! — y la abuela se sorprende y dice: —¡¿estás hablando enserio? No puede ser, ¿o será que tuviste un sueño?! —  a lo que él contesta: —¡no señora, no miento, yo lo sentí! — En ese mismo instante la pequeña mueve su mano, y su abuela abre los ojos y se va hacia atrás, Henri la ataja y le dice: —¡ve que es cierto, no le mentía, Astrid está despertando señora Amelia! — y los dos saltan de alegría, Henri, va corriendo donde el doctor y las enfermeras y les cuenta la fabulosa noticia. En la habitación, la señora Amelia comienza a llorar y toma la mano de su nieta y ella comienza a balbucear, ma..ma…mamá ¿Dónde estás? Y la señora se emociona, y abre sus ojos sorprendentemente y dice: —¡oh mi pequeña, ya estas despertando, aquí estoy, aquí estoy, abuelita está aquí! — y comienza abrir los ojos. En ese mismo instante, llegan los médicos y las enfermeras y revisan los ojos de Astrid. Ellos se sorprenden porque es muy raro que un paciente con la contusión que tuvo Astrid, sobreviva y despierte de un coma en mes y medio.  La niña comienza a despertar y dice: —¡¿dónde está mami y papi? ¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar?! — su abuela muy preocupada y Henri se quedan viendo mutuamente muy asustados, ya que la realidad en la que se encontraba Astrid, era muy triste. Su abuela toma su mano y le responde: —¡mi amor, estas en el hospital, tuviste un accidente y acabas de despertar, mami y papi están en casa esperándote, todo está bien! —  El médico y las enfermeras chequean todos sus músculos, y le dicen a su abuelita, que, en los próximos días, la niña debe hacer terapia para poder caminar de nuevo, ya que sus piernas han estado inactivas por un mes, y que, debido a esto, deberá hacer rehabilitación. Su abuela, muy alegremente asienta la cabeza, y le dice al doctor: —¡está bien, lo que usted diga, el día de hoy ha sucedido un milagro, creo que volví a la vida, todo este mes y medio era un zombie, ahora he vuelto a ser humana de nuevo! — Henri llama a su abuela Petra, y le cuenta que la pequeña, ha despertado, la abuela del otro lado del teléfono salta de alegría y llama al restaurant donde trabajaban los Becker, y les dice la impactante noticia. El gerente del lugar, después de escuchar esta llamada, les dice a todos sus compañeros, que la niña ya ha despertado. Todos saltan de la alegría y al oír esto, deciden ir al hospital, una vez ya hayan terminado sus deberes en el restaurante. La abuela de Astrid y Henri, están en la habitación con la pequeña, la cual continúa preguntando por sus padres, y le dice a su abuela: —¡no se si fue un sueño, pero en el sueño vi a mami y a papi morir, por chocar el auto, todo por culpa del señor cara de villano! — su abuela con cara de preocupación agarra su mano y le dice: —¡¿Qué más viste en tu sueño mi linda? ¿de qué señor cara de villano estás hablando?! — pues abuelita, estaba lloviendo muy fuerte, y yo escuchaba música en mi IPod, cuando de repente, venia un señor atrás de nosotros conduciendo muy rápido, y muy rápido vi su rostro. Su cara era como la de un villano malo de las películas, y en su brazo tenía un tatuaje de un águila con una corona; muy feo, por cierto. También, sus manos estaban manchadas con sangre, y me asusté mucho. De repente él se puso delante de nosotros y luego papi chocó, del resto ya no recuerdo nada más. Su abuela al escuchar esto puso su mano sobre su boca y comenzó a llorar. Henri la abrazó y dejó que ella llorara en su regazo. Astrid quedó viendo a su abuela y le dijo: —¡abuelita ¿Por qué te pones así? No debes ponerte más triste ya estoy bien, además, mami y papi están en la casa, ¿no? ¿o es que ellos no te contaron nada?! — su abuela toma su mano y llorando le dice: —¡no, ellos no me contaron nada, quizás, para que yo no sufriera y no me preocupara más, pero bueno, ahora sé lo que sucedió! —seguidamente, entra la señora Petra, y viene con comida. La cesta de pan y frutas que traía en sus manos se le cae, porque se sorprende al ver a Astrid hablar y estar sentada en la cama del hospital, y le da un gran abrazo. Luego Henri se levanta y recoge la cesta con comida, y la coloca sobre una mesa que estaba en el lugar. Una hora más tarde, llegan los amigos del restaurante, donde trabajaban Helena y Felipe. La señora Amelia se queda sorprendida, al verlos allí, y les dice: —¡oigan ¿Cómo supieron que la niña despertó?  ¿Quién les avisó? — uno de ellos responde: —¡su amiga Petra me llamó, el día del funeral de Helena y Felipe, usted estaba muy devastada y me dio mucha vergüenza decirle su número, así que se lo pedí a la señora Petra y ella muy amablemente me lo dio! —  la señora Amelia se queda helada, abre los ojos y muy asustada queda viendo a la niña la cual comienza a decir: —¡¿Cómo que el funeral de Helena y Felipe? ¿mis papis murieron abuelita?! — y comienza a llorar desconsoladamente. El amigo de los padres de Astrid no tenía idea que la niña no sabía lo de la muerte de sus padres, por lo que en ese momento sintió mucha culpa y vergüenza, y decía de manera repetitiva pegándose en su boca: —¡disculpe no sabía señora, que boca la mía, que boca la mía, que imprudente soy, creí que la niña sabia lo de la muerte de sus padres, no sabía señora disculpe, disculpe! — sus amigos en ese instante, le dieron un leve golpe en su cabeza, y salieron de la habitación. La pequeña tenía un mar de lágrimas y comenzó a gritar fuertemente que quería ver a sus padres : —¡NOOOO ELLOS NO ESTAN MUERTOOOOS, YO NECESITO VER A MIS PAPIIIISSSS, NECESITO ESTAR CON ELLOOOSSSS, QUIERO VERLOS, NO QUIERO QUE ESTEN MUERTOS, ELLOS ME PROMETIERON QUE IBAN A ESTAR CONMIGO PARA SIEMPRE, HASTA QUE YO ESTE VIEJITA! — las enfermeras escucharon los gritos y el llanto descontrolado de la niña, y procedieron a inyectarle un calmante, porque acababa de despertar de un coma y no era recomendable de que ella se alterara tanto. La señora Petra se sintió muy culpable, por lo que había sucedido, ya que, por culpa de ella, fueron los chicos que trabajaban con los padres de Astrid. Con cara de tristeza abrazó a la señora Amelia y le dijo: —¡discúlpame amiga, fue mi culpa lo que le paso a la pequeña, yo de la emoción llamé al muchacho y le dije que ella ya había despertado y él muy imprudente, dijo lo que no debió decir! — la abuela de Astrid con vos muy triste le dijo: —¡tranquila amiga  no hay problema, tarde o temprano, ella se iba a enterar de la verdad… bueno… ya el mal esta hecho… me da mucha tristeza con mi nieta, pero esa es la realidad que debemos vivir las dos de ahora en adelante! — y las dos se abrazan. Henri el nieto de la señora Petra, sale de la habitación, y se encuentra con los amigos de los fallecidos Helena y Felipe, uno de ellos se acerca y le dice: —¡oye muchachito, ¿Cómo está la niña? ¿le pasó algo muy grave? ¡Nos sentimos muy mal por haber hecho esto, estamos aquí afuera esperando que la señora salga para disculparnos! — Henri les responde: —¡la pequeña está bien, le pusieron un calmante, pero bueno, es algo que ustedes no sabían, la señora iba a esperar como unos dos días, para decirle la noticia a Astrid.! — el hombre le contesta: —¡si bueno, muy mal de nuestra parte, nosotros le trajimos estos regalos, no sé si la señora nos los reciba! — Henri les dice: —¡pues no lo sé, esperemos que ella salga con mi abuela y ustedes verán que ella les dice! — Pasó un rato, y la señora salió de la habitación abrazada con la señora Petra, caminando muy lentamente. Ella vio a los hombres que estaban sentados en las sillas del pasillo, y fue hacia donde estaban ellos. Su cara estaba muy triste y muy decaída. Los hombres enseguida se levantaron y le pidieron muchas disculpas por lo que había sucedido. Ella les respondió: —¡no se preocupen hijos míos, ustedes no sabían nada, ya nada se puede hacer, lo que pasó, pasó. De todas maneras, tarde o temprano, mi nieta se iba a enterar de lo sucedido. No se sientan culpables, vayan a casa y cualquier cosa, ¡yo les estaré avisando! — el hombre que dijo lo del funeral comenzó a llorar al ver a la señora, y el dio el regalo que le compró a Astrid y con lágrimas en los ojos le dijo: —¡mi señora, disculpe, jamás fue mi intención de verdad no sabía, perdóneme si — y le tomó su mano y le dio el regalo que tenía para la niña. Ella le dijo: —¡hijo no te preocupes, gracias por el regalo, cuando la niña despierte se lo daré así que puedes irte a casa tranquilo! — Luego los hombres se fueron, y la niña volvió a despertar. Su abuela, Henri y la señora Petra, estaban allí cuando eso sucedió, y todos se sorprendieron mucho, ya que ella estaba muy callada y se dijo: —¡ mis papis me dijeron que si morían eran unos ángeles, así que tendré que acostumbrarme al hecho que ahora son unos ángeles y que estarán conmigo de forma espiritual y no física, ¿verdad abuelita?! — la señora comenzó a llorar y le dijo: —¡ si mi amor, ellos estarán de ahora en adelante contigo, en forma de ángeles, y cuidaran todos tus pasos hasta que estés viejita, y vayas donde se encuentren ellos. ¡Todo va a salir bien mi amor! — Desde ese día, Astrid no volvió a ser la misma, aquella niña sonriente ahora no sonreía, era seria y callada. Todo gracias a aquella tragedia que cambió su vida.  
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