La señora Amelia estaba muy emocionada por el empleo, el cual era solo de medio tiempo. Ella iba a trabajar mientras Astrid estaba en la escuela. La niña no sabia que su abuela estaba trabajando para poder costear las cosas del hogar. Así que cada vez que ella llegaba del colegio, veía a su abuela un poco cansada y con las piernas hinchadas, ella le decía: —¡abuelita que le sucede a tus piernas cada vez están más hinchadas! — y procedía hacerle masajes. Es que el trabajo de la cocina era muy arduo para ella, ya era una señora muy mayor. Por lo tanto, ella se cansaba más rápido que una persona de 40 o 50 años. Ella con cara sonriente le decía: —¡no me pasa nada hijita solo que ya estoy viejita entonces me canso mucho, pero no te preocupes estar mucho mejor! —
La señora sentía que le dolían cada vez mas sus huesos y le costaba ya mover sus manos. Un día la escuela no tuvo actividades y ella decidió ir al médico a hacerse un chequeo. El doctor le hace un examen general y observa que la señora está presentando síntomas de osteoporosis. Ya sus huesos estaban muy desgastados, por lo que ella no podía estar trabajando a su edad. Ella sentía un dolor muy punzante en sus manos, cada vez que las movía, pero aun así trabajaba, para que a su nieta no le faltase nada.
Posteriormente, ya habían pasado dos años, y ya Astrid tenía 12 años. Henri y la señora Petra se habían mudado para Inglaterra, de tal modo que la señora Amelia estaba muy sola, y muy deprimida por lo que le acontecía. Un año atrás se enteró que la casa donde vivían estaba hipotecada. Su hijo George no la había pagado completamente, así que ella todos los meses pagaba la hipoteca que era de 3000 euros mensuales; más la colegiatura de Astrid. Los ahorros ya no existían, así que ella estaba empezando un negocio de tartas, el cual le iba muy bien y le ayudaba un poco para poder pagar todas esas deudas.
Astrid de 12 años, se enteró de todo lo que le sucedía as su abuela y empezó a ayudarla en la cocina, ya que ella no podía movilizarse con la misma soltura que lo hacia en años anteriores. Su abuela se negaba, pero ella insistía, porque veía a su abuela sufrir y no quería perderla, o si no quedaría sola en el mundo. De tal modo que ella decidió cambiarse de colegio ya que este era muy costoso y la señora no podía pagar esos gastos tan grandes, debido a su enfermedad. Seguidamente, Pasaron 5 años y la abuelita Amelia estaba muy mal de salud, ya no podía mover sus dos manos, así que Astrid se encargó del negocio de las tartas. Ella le dijo a su abuela: —¡vamos a llevarte al médico a que te receten otro medicamento, mira que estas muy mal! — su abuela muy adolorida le dice: —¡está bien mi niña, vamos al médico, de verdad no soporto este dolor en todos mis huesos! — estando el en el hospital el medico traumatólogo le hace un chequeo a su abuela y este le dice: —¡jovencita, tu abuela tiene una osteoporosis muy grave, por lo tanto, tendrá que quedarse en cama y descansar mucho para que pueda sobrevivir.
En estos 7 años esta señora se sobre explotó mucho, así que lo siento mucho ya no puede hacer ningún tipo de trabajo físico, ni siquiera lavar un plato. ¡Así que te pido por favor que cuides mucho de ella! — el doctor ve a la señora Amelia y le dice: —¡señora ya le dije, por su bien no puede hacer ningún tipo de trabajo físico, debe descansar mucho, no se sobre explote más. Sus huesos no resisten otra carga de trabajo. ¡Es hora de que descanse! — ella con voz muy adolorida le contesta: —¡si doctor, voy a descansar mucho! — Astrid la queda mirando con lagrimas en los ojos y mucho dolor y le dice: —¡abuelita no hagas más nada yo te ayudaré así que tranquila, de ahora en adelante yo me encargaré de la casa! — su abuela con los ojos llorosos le dice: —¡oh hija mía, hice lo que pude para que fueras feliz, pero ahora mis huesos ya no dan para más, ya me piden descanso! — y comienzan a llorar las dos desconsoladamente. Al llegar a casa, ella acuesta a su abuela y le llega una notificación del banco donde dice que están atrasados unos 2 meses con la hipoteca. Así que Astrid dice: —¡creo que voy a postponer mis estudios universitarios, o si no perderemos la casa donde me crie, no quiero perder mi hogar donde nací y crecí; yo conozco cada rincón de este lugar, ¡así que voy a luchar cueste lo que me cueste por ella! — Por esta razón, al día siguiente decide conseguir empleo para poder costear los gastos del hogar. Astrid aun estaba en la secundaria, ya le faltaba poco para graduarse, le faltaba solo un mes. Pero como trabajaba tanto, se saltaba las clases, trabajaba en 3 partes, en un restaurante como camarera, en una farmacia y en un café de alto renombre en la ciudad.
Uno de sus profesores se preocupaba por ella. Por eso, ese día, él decidió ir a la casa de Astrid a ver que era lo que sucedía. Al llegar a la casa, lo atiende la abuela; ella estaba en una silla de ruedas. La osteoporosis le había endurecido sus articulaciones por lo cual, no podía mover sus piernas y en una silla de ruedas estaba mejor. Su maestro le dice: —¡¿buenas, es usted representante de Astrid Becker?! — la señora con voz adolorida le dice: —¡si soy su abuela, dígame ¿Qué se le ofrece profesor? ¿Cómo va mi Astrid?! — su profesor le dice: —¡pues lamento informarle que no la hemos visto el ultimo mes. Ella es una chica muy inteligente. Por esta razón, se me hace muy raro que ella no vaya a la escuela.! —Su abuela muy alterada le dice: —¡¿cómo que no va a la escuela? Ella todos los días sale en uniforme y me dice que, si va, y que va muy bien, mmmmm seguro debe estar trabajando. Lo que pasa es que sus padres murieron hace 7 años, y yo ayudaba con los gastos de esta enorme casa. Pero me diagnosticaron osteoporosis, y no puedo hacer absolutamente nada de trabajo físico así que imagínese, ¡mi nieta por eso es que esta trabajando tanto! —
El profesor se conmovió al escuchar estas palabras, y pensó en ayudar a Astrid a obtener una beca universitaria y le ofreció estudiar en el turno de la tarde- noche que era para alumnos que tenían la misma condición de ella. El le ofreció todo esto, ya que ella era la mejor en su clase. Pasados unos minutos, Astrid llega a su casa con el uniforme del colegio y se asusta y dice: —¡ ¿profesor que hace aquí en mi casa?! — el profesor se levanta del sofá y le dice: —¡vine a tu casa porque no has ido en todo el semestre así que me preocupe por ti, le dije a tu abuela toda la verdad, que no has asistido a clases por estar trabajando! — ella con cara nerviosa, le dice a su abuela—¡lo siento abuela necesitaba los empleos, por eso no asistía los semestres, de hecho estaba pensando en no asistir más a clases, ya que necesitamos el dinero, nos van a embargar la casa! — y comienza a llorar.
En ese momento, su profesor se sorprende y le dice: —¡tranquila jovencita, yo te voy a ayudar, mira hay un programa para jóvenes, así como tú que deben trabajar y puedes estudiar en las tardes después que termines tu jornada laboral, ¿Qué dices, te animas?! — ella con lagrimas en sus ojos le dice al profesor: —¡¿es enserio lo que usted está diciendo? ¡Eso me llena mucho de alegría, porque a mí me encanta estudiar mucho! — su profesor la abraza y le dice: —¡todo va estar bien, ve mañana a ese programa para que puedas hacer el traspaso de cambio de horario y puedas estudiar de nuevo! — Astrid le dice: —¡muchas gracias profesor, me alegra mucho estas palabras de aliento que me ha dado! — y al día siguiente se inscribe en el programa. Astrid asiste al programa y le va de maravilla, pero sus trabajos solo ayudaban a pagar las medicinas de su abuela y los gastos de la casa, mas no la hipoteca, por esa razón, necesitaba otra entrada para poder pagar la hipoteca de su casa.
Posteriormente, gracias a ese programa de estudios, ella ese año se graduó con honores, y logró graduarse de secundaria, ya ella tenia 18 años de edad. Creció como una chica muy hermosa de buen semblante, su cuerpo era delgado como el de una super modelo, ya que sus 3 empleos la tenían en buena forma porque le exigían mucho físicamente, por lo tanto, era muy delgada, tenía pocos senos, sus piernas eran largas como las de su madre helena, sus ojos eran azules y su mirada era muy tierna, la gente la conocía como la gata, ya que sus ojos tenían forma como de gato. Sus labios eran rosados y pequeños, su cara tenía una expresión muy melancólica que se les hacía atractiva a sus compañeros de trabajo, los cuales siempre se enamoraban en secreto de ella, pero con tantos problemas que ella tenia encima, y con lo de la enfermedad de su abuela, ella no pensaba en tener pareja. Por esa razón, ella siempre les ponía una barrera a los hombres, y todo el tiempo se decía así misma: —¡no tengo tiempo para el amor, lo primordial de mi por ahora es mi abuela y mi futuro como una gran chef profesional! — de este modo nunca tuvo una pareja en su adolescencia, porque por razones de la vida, tuvo que madurar muy rápido por lo que el destino le hizo a su vida.
Pasaron dos años, y Astrid ya contaba con 20 años. En ese entonces, ella estaba trabajando para sus estudios universitarios, y ahorraba cada centavo en un banco nuevo que había abierto hace dos años. En ese momento, ya ella tenía lo suficiente para pagar la hipoteca, y cancelar el primer año de la universidad. Ella estaba muy contenta, porque su vida se estaba encaminando muy bien. Luego en ese mismo instante, el dueño de un restaurant pequeño, siempre la veía pasar todas las tardes. Ella pasaba toda distraída, escuchando música en el celular, que le habían regalado sus padres de pequeña. El dueño del local necesitaba la imagen de una hermosa chica que estuviera agarrando, una de sus pizzas así que se acordó de ella y les dijo a los trabajadores de su restaurante: —¡oigan amigos, ya tengo a la chica que nos puede servir de modelo aquí en el local. ¡Es una rubia muy hermosa que siempre pasa por aquí todas las tardes a la misma hora, así que, cuando pase la voy a interceptar y le ofreceré el empleo! —
Por consiguiente, en esa misma tarde, el señor intercepto a Astrid y le dijo: —¡oye chica disculpa, ¿te gustaría trabajar como modelo de mi restaurant?, no te asustes, ¡es para una foto sosteniendo una pizza! — Astrid lo miró de pies a cabeza y le dijo: —¡no… estoy ocupada! —. El señor muy insistente la volvió a interceptar y le dijo: —¡oye te pagaré lo que me pidas! — Ella les dijo: —¡mmmm ¿10 mil euros?! — y sonrió burlonamente. El dueño del local quedó cautivado al ver su hermosa sonrisa y suspirando le dijo: —¡si está bien 10 mil euros! — ella se sorprendió y le dio la mano al señor y le dijo: —¡ok trato hecho, seré modelo de sus pizzas! — el señor se emociono mucho y le dijo: —¡¿pues puedes venir mañana, para la sesión fotográfica.?! — Astrid en modo pensativo le dijo: —¡sí, pero traeré a mi abuela y a una amiga para que me acompañen, sola no hare nada! —
El señor muy emocionado le dijo: —¡si hermosa, hasta el presidente de Bélgica te puedes traer no te preocupes! — ella muy contenta le dice a su abuela: —¡abuelita. A que no adivinas, conseguí trabajo como modelo en una pizzería, el señor me va a pagar 10 mil euros, necesito que me acompañes, ya le avise a mi amiga Fanny, ¡ella también ira conmigo! — su abuela muy orgullosa le dice: —¡qué bueno hija que seas precavida y que nos lleves a nosotras. ¡Uno nunca debe ser muy confiado! — llegó el día y Astrid, su abuela y su amiga Fanny, fueron para la sesión fotográfica, Astrid se veía muy hermosa, parecía una supermodelo de pasarela, yo creo que hasta mas bonita que una supermodelo, se veía como una diosa. Los dueños del lugar y todos los presentes, se quedaron boquiabierto de cuan hermosa era Astrid. Su abuela estaba muy orgullosa de su nieta. ese día fue muy feliz para la dos.
Al día siguiente Astrid, salió de casa, y antes de ir al trabajo, fue al banco y deposito su dinero. El que le habían pagado por la sesión fotográfica. Ella estaba muy contenta, porque ya había reunido el dinero para pagar por fin la eterna hipoteca de su casa. Y sus estudios para ser una gran chef, en una prestigiosa escuela de gastronomía. Más tarde, los del banco llegaron a su casa y abrió la señora Amelia y ella les dijo: —¡buenos días caballeros que se les ofrece! — los hombres del banco le dijeron: —¡pues mi señora, dentro de dos meses vamos a embargar su casa, si ustedes no pagan lo que deben, tendrán que desalojar todas las cosas que ustedes tienen de aquí y entregarnos esta casa! — la señora Amelia muy desesperada les dijo: —¡por favor, ¿no pueden darnos más tiempo? ¡Yo fui muy fiel pagando todo esto, por favor dennos más tiempo se lo ruego señor! — el asesor del banco se conmovió un poco y le dijo: —¡bueno señora, les doy 1 mes más de plazo para pagar, si no pagan, desalojaran la casa y se la venderemos con todo lo que está aquí al mejor postor! — ya sabe señora, un mes, ni mas ni menos. Pero su abuela no sabia que Astrid ya tenia el dinero reunido para pagar la hipoteca y sus estudios universitarios.