ANGELO
En la universidad estaban las dos amigas, contemplando su regreso a clase.
—Ximena, mira que dijo la rectora que el profesor Ángelo, no vendrá a dar clases porque dice que está enfermo, que viene una profesora, creo que la conoces, es la sexi esposa del cantante Johnny G.
—Mia, ¿en serio?, necesito que me firme este permiso médico.
—¿Sigues enferma?
—No, Mia querida, es para llevar a mi hermanita a un control de su enfermedad y de paso quiero pasar tiempo con ella.
—Pues aprovecha, vi que se dirigía al salón de profesores, cógela sola y si se niega llévale un fajo de verdes.
—Típico de ti, supones que todo se soluciona con dinero.
—Desde luego que no, Ximena, hay asuntos que solo se arreglan con cariños, pero no considero que a esa señora le agraden los de otra mujer, para eso tiene a su hermoso esposo.
—Pues voy a buscarla y en caso de que no acceda, de todas formas, me marcharé a donde mi hermanita.
En el salón de profesores, estaba Ángelo, disculpándose con la maestra sustituta:
—Señora Daniela, por favor, me disculpa, ya me siento bien y tengo ganas de dar clases, no me puedo quedar en la casa sin hacer nada, igual tranquila le pagaré lo acordado más algo extra por las molestias.
—La verdad, molestias, hubiera sido no verlo.
—¿Cómo dice, profesora?
—Que eran ciertos los rumores sobre el sexi profesor italiano, aunque me siento molesta por este percance.
—Qué pena, señora Daniela, no sé de qué otra forma compensarla si no es económicamente.
— ¡HUY! Angelito, yo sí sé cómo, se me ocurre todo un Kama Sutra de posibilidades—, dijo Daniela quitándose la blusa, bajándose el pantalón, quedando en ropa interior.
—Espere, profesora, no malentienda las cosas.
—Por supuesto, qué pena, Ángelo, he sido una boba, faltó esto—, y se desnudó por completo.
Por la puerta entró Ximena y también la vio desnuda, menos mal que Ángelo estaba de espaldas. Dijo: —Por favor, disculpen—, y se marchó agachando la cabeza.
La profesora se le tiró encima, tumbándolo al piso, besándolo a la fuerza, intentando romperle la ropa. Ángelo trató de aprovechar la oportunidad que le daba esa hermosa mujer a un hombre soltero, solo que la imagen de Ximena sonriendo se le cruzaba una y otra vez en la mente. Con gran fuerza corporal y de voluntad le agarró los brazos, la levantó, se quitó su chaqueta para cubrirle la desnudez, diciéndole: —no podemos, esto no está bien, usted es una mujer casada y creo que yo también. Además, estoy enamorado, en serio que no puedo entender lo que hago, es que no me siento bien.
—tranquilo Ángelo. He sido una loca. Me dejé llevar por el momento. No supongas que soy así; yo respeto mucho a mi esposo; es que tu aroma me invadió y comprendo que lo más parecido a un zombi es un hombre enamorado, solo que en lugar de cerebros andas buscando ciegamente el corazón de tu amada y otras cositas. Tranquilo, quizás después, cuando nos divorciemos, ya sabes que ahora ya no duran las relaciones como antes.
—Sí, por favor, mejor te propongo algo, demos la clase entre los dos, de seguro tenías preparado algo bueno, vamos, señora Daniela. A propósito, ¿cómo es estar casada con un cantante?
—Es algo complejo, casi siempre está en gira de conciertos, lo acosan sus fans, tiene el ego en las nubes y a veces todo eso que mete le baja su desempeño marital. De resto, bien, el dinero no para de fluir en cantidades exorbitantes, una de mis tareas es buscar inversiones rentables. Es seguro que su éxito no durará por siempre.
Salieron agarrados de gancho hacia el salón. Ximena estaba afuera esperando a que la profesora se desocupara, y qué sorpresa se llevó al verle la cara a Ángelo. Sintió una llamarada que le subió por los pies y le terminó en la cabeza que parecía rasgarla. Se había preparado de varias maneras de lo que le diría cuando se lo encontrara y solo le pudo decir: —Profesor D, ¿cómo siguió?
—Bien, Ximena, ¿y tú? —Él le contestó entre sonrisas.
—Mejor, no como parece que ustedes están, pero ya estoy bien.
—Por favor, señora Daniela, adelántese al salón, tengo que hablar un asunto con esta estudiante.
—De acuerdo, Angelito, no tardes, te espero con ansias—, y Daniela se marchó rumbo a dar clases.
—Huy, Angelito, te veo bien, ¿quién iba a pensar que el gran profesor de psicología sufría de la parafilia de hibristofilia?*, Es algo como un colmo.
—No me gustan las mujeres casadas, ella solo es una amiga.
—Hermosas confianzas con las amiguitas, la del señor, qué inocentes juegos practican, qué era eso al papá y a la mamá o al doctor Tocón.
—No te entiendo, de seguro estás malinterpretando la situación, Ximena de mi corazón.
—No lo creo, Angelito, se nota que te gusta jugar con las mujeres, mejor hazme el favor y me firmas este permiso para ausentarme y te vas rápido a donde la señora Cantante que está ansiosa, no sea que sea impaciente y se le caiga la ropa otra vez.
—ok. Te juro que no es lo que supones, mejor cambiemos el tema, yo te quiero invitar a almorzar, ¿a dónde vas a estar?
—No, Angelito, tengo que hacer unas vueltas, tengo unos asuntos que resolver.
—O podemos ir a comer, conozco un restaurante buenísimo en la avenida primera de mayo.
—Mejor lleva a la señora Daniela, de pronto le quitas la impaciencia.
—En serio que no tengo nada con ella, ¿cómo te lo hago entender? Tú eres mi delirio, quiero darte un mundo diferente, quiero tener algo serio contigo, si quieres me arrodillo y lo grito, me gustaría que nos casáramos, es en serio.
—Tenga cuidado, profesor de psicología, porque de pronto cambia a interno de un hospital psiquiátrico. Eso de andar haciendo bodas de locura, proponiéndole matrimonio a las desconocidas, no es de cuerdos, además soy una mujer casada y es mejor que dejemos las cosas así.
—¡No, aguarda, tú dices mentiras, sé que no tienes marido!
—¿Acaso es que me has seguido? Crees que sabes de mi vida si solo nos hemos visto por periodos fugaces.
—Pues nunca te he visto con un hombre y nunca llevas el anillo de bodas y los que te investigaron dijeron que eras soltera.
—O sea que me tienes investigada, quién sabe qué clase de enfermo psicótico eres, de verdad me asustas; por favor, aléjate de mí o me veré obligada a ir a la policía.
—No, espera Ximena, piensa bien las cosas, yo tan solo quiero protegerte, las personas que me trataron de matar eran muy peligrosas y también intentaron hacerte daño. Si te mandé a investigar fue para cuidarte de la mejor forma posible.
—Sabe que, señor Ángelo, mejor cállate, no lo empeores más, mejor déjame en paz, ya sé la verdad de tu jueguito, la tonta se te acabó y te aclaro que en este recinto solo seremos alumna y profesor y afuera enemigos, así que, por favor, guarde su distancia.
Ángelo le firmó la nota y contempló con lágrimas en los ojos, como la mujer, a quien le parecía que de su interior se esparcieran estrellitas, se marchaba odiándolo. A la primera mujer que le había abierto el corazón de par en par, se lo había sacado del pecho dándoselo en las manos para que ella lo estrellara contra el suelo, rompiéndolo en millones de pedacitos. Se fueron cortando las esperanzas de un mañana juntos. Que cruel encontrar el amor para perderlo sin tenerlo. Debía encontrar la forma de recuperarla y lo haría.
*La hibristofilia es una parafilia, es la atracción de una persona que ha cometido una muerte, engaño, mentira, infidelidades o delitos conocidos como violaciones, asesinatos o robo de manos armadas, en este caso, se refiere a una mujer con un esposo.