MANO DERECHA

1160 Words
XIMENA Al otro día, Mia fue de nuevo a buscar a Ximena a su habitación. —¡Amiga!, al fin te encontré, no contestas ese celular, me tenías muy preocupada—, Mia mencionó, abrazándola. —Hola, Mia, pasaron muchas cosas increíbles; al fin estuve con Ángelo, fue maravilloso—, ella comentó agachando la cara dejando entrever una sonrisa. —¿En serio?, ¿Cómo fue? Por favor, cuéntame cada detalle. —Fue algo muy complicado, no sé cómo decirlo, es que una loca me drogó y por poco casi me viola el primo de ella. Por suerte, me escapé terminando donde Ángelo y esa droga me hizo sentir muchas ganas. —Y ¿él te las calmó? —Sí, sí, sí, sí, aunque prácticamente yo lo obligué. —Qué complicado, ¿y qué paso con los violadores? Tenemos que denunciarlos a las autoridades. —Sospecho que ya son parte del océano. —Ah, no digas que lo del hombre que se comieron los tiburones, ¿es verdad? —No sé, supongo que sí, eso es otro punto, como que Ángelo no es el inocente profesor que aparenta ser. —La verdad, amiga, a mí se me ha hecho muy raro como todos mis amigos parecen respetarlo casi en el ámbito de adorarlo o temerle, pero la pasaste rico, ¿cierto? —Si fue algo mágico, no puedo creer de todo lo que me perdí estos años. —Y a Ángelo, ¿le habrá gustado? —dijo que sí, que mucho y hasta se dio de cuenta que fue mi primero. —¿En serio? Luego, tu asqueroso tío no abusaba de ti y de tu hermana. —Eso era horrible, él lo que hacía era que nos desnudaba y tocaba, nos lambía todo y luego nos pegaba con una correa de taches, era muy horrible, pero nunca nos penetró. Decía que mejor se soportaban las ganas de cinco minutos que ir cuarenta años a una prisión a ser violado cientos de veces. —Amiga, deberías de denunciarlo para que eso suceda. —Ya no hay pruebas, he pensado en pagarle a unos torturadores; escuché de unos que picaban a la gente con cortaúñas. —¡ay Ximena!, mejor cuéntame lo bueno, ¿cómo quedaron con el profesor? —Me dio un mes para reflexionar, es que, por un lado, me gustaría lanzármele a sus brazos para repetir por siempre esa noche de pasión. —¿Y por el otro? —Por ahí también, no mentiras, pues está lo de que ese maldito es mi esposo que me abandonó antes de casarnos, ¿y a ti cómo te fue con el jeque? —Excelente, es muy tierno y tiene muchísimo dinero, casi todo lo dona a beneficencia. Me contó que tiene seis mujeres, ya que en su país se puede tener tantas como pueda mantener bien. Él asegura que puede mantener a cientos, solo que tiene un solo p**o, y además que es complicado cuando se les da por cantaletear y que las mujeres cuando conviven se sincronizan los periodos, entonces tenían el mismo cambio de temperamento, que por eso le toca inventarse un viaje cada mes… Le propuse mejor que fuéramos novios y casi no quiso; le expliqué que no necesitaba más esposas, en cambio, que novia no tenía, y ahí vamos. Aunque ahora el sexo fue pésimo. A pesar de que tiene canchas de sobra en donde practicar, debe ser que su ego y tal vez la religión lo cohíben mucho. Ojalá se dejara enseñar por qué la herramienta la tiene buenísima. —Es complicado con los hombres, siempre les falta algo. —Sí, por eso, mi Ximena, yo voy probando hasta que dé con el perfecto; si no lo encuentro, por lo menos no moriré ni virgen ni engañada. —Amiga Mia, Y ¿qué vamos a hacer? —Por el momento, irnos, el crucero ya término, ahora se están bajando todos los turistas. —Me da miedo, por lo de esos hombres de Luis. —Cierto, Ximena, por eso conseguí estas bellezas para que nos defiendan, —le mostró dos pistolas, nueve milímetros, —una es para ti. —Huy, no, Mia, a mí no me gustan las armas. —Tan boba, una arma te puede ser muy útil. En una ocasión te puede salvar la vida. —O quitarla. —Sin embargo, se quedó viendo y se la guardó debajo del sobaco, teniéndola con el sostén. Bajaron muy asustadas, viendo hacia todos los lados, sintiendo que eran observadas. … ÁNGELO —jefe atrapamos a los compinches de Luis, en este almacén que está cerca al muelle, se disponían a asesinar a Ximena con todo, tenían incluso lanzamisiles, mírenlos como están de pálidos al verlo. —Hola, porquerías, vamos a hablar, ¿por qué Max quiere matar a Ximena?, ¿qué tiene que ver el collar?, hablen o ya verán—, el silencio reino por unos segundos como si Ángelo hablara en un idioma diferente a todos. —Les diré ahora en el idioma universal, en el de las balas—, él les disparó a seis en la cabeza, dejando solo vivos a Chapa y a Pascal. —Bien, bebes, se las voy a poner fácil; juro que no mataré al que me diga la verdad. —Señor, yo le prometo que le voy a decir todo—, Pascal grito, casi ahogándose con saliva y enseguida Ángelo ejecuto a Chapa. —Bien, soy todo oídos, don Pascal, dígamelo pues. —Señor Ángelo, lo que pasa es que la señora Ximena tiene pruebas de que Luis sobornó a unos políticos para que le adjudiquen unas minas. No tengo idea de qué pasa con Max. —Excelente, usted es un tipo muy listo para confesar para salvarse el pellejo, sin importar sus amigos. —Señor, los amigos vienen y van, viviré para conseguir otros. —Es cierto, ya que prometí no matarte, por favor, Vivían encárgate de este tipo. —Sí, señor don Ángelo—, y le vacío la pequeña pistola en la cabeza mientras miraba a Ángelo, —señor le envié unos escoltas a que protejan a la señora Ximena mientras llega a Bogotá, incluso viajaran en el mismo avión. —Magnífico Vivían, eres muy eficiente; tenemos que averiguar cuáles son las intenciones de Max y de ese tal Luis; por favor, averíguame cómo compro una de esas minas de esmeraldas, las mejores del mundo. —Jefe, es complejo, toca repartir mucha dádiva y solo nos darán la franquicia para explotarla, las minas son del gobierno. —No es problema, acuérdate que yo financie la campaña del presidente; tocará ir a cobrarle ese favor. —Jefe, excelente idea. —Y si no, pues me postulo para presidente. —De seguro ganaría, y yo sería su primera dama. —Te equivocas Vivían, eso sería Ximena. Tú seguirías siendo mi mano derecha. —Perfecto, esa es la mano con la que te lo agarras.
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