9; PASARLA BIEN

1294 Words
ÁNGELO Ángelo la llamó al teléfono cientos de veces, dando vueltas en su casa de un lado a otro y ella no contestaba, entonces les marcó a los hombres que había dispuesto para que la protegieran y estos le informaron: —Señor, ella salió disparada de la casa, ahora está en la clínica Reina Sofía, se veía muy preocupada. —Ya voy para allá. —contestó Ángelo, corriendo a la puerta. —Espera, es mejor que no vayas, —le interrumpió la huida Vivían, su secretaria muy personal, —se puede enterar de que estás siguiéndola, mejor cancela el viaje o podemos ir los dos. Ximena entró en la clínica imaginándose lo peor, cuando vio a sus padres adoptivos sentados en la sala de espera preparándose para salir. —hola, hija, solo fueron rasguños, gracias a Dios no nos pasó nada y a la camioneta que nos regalaste, pues llevábamos los cinturones puestos, no como esos desafortunados cantantes, —declaró el padre —. No respondieron los frenos, me tocó estrellarme contra un puente, ese carro quedó para vender por kilos de chatarra. Se abrazaron fuerte, dando gracias a Dios que no les pasó nada malo. Llegó la policía con el reporte, con unas palabras que no entendía, unas letras parecían resaltar. Un nombre, “Jon Núñez”, recordó que también lo había visto en otro lado. En uno de los correos que le envió el detective Das, abrió en su celular para cerciorarse y efectivamente ahí también fue nombrado como testigo del accidente de la mina. Tenía que buscarlo, lo rastreó en Google, había varios, un nombre al parecer muy popular. Buscó al policía de los interrogatorios pidiéndole que le indicara cuál era, le señaló un flaco que se vestía de gris, le envió la imagen a Das para preguntarle si este era el mismo. El detective le dio una respuesta afirmativa, no quiso alertar a nadie, pues de pronto todo estaba conectado. Una alerta se posaba sobre ella, se acordó de su tío, quien la amenazó cuando le quitó la jefatura de la empresa de joyas y la mina, ese despreciable ser que las violó. De pronto, por ese trauma, ella no había conseguido novio. Lo del matrimonio fue porque era un requisito para hacerse cargo de los negocios, era una cláusula del testamento, lo hizo especialmente para quitarle todo a su abominable tío. El muy maldito la había arruinado, no económicamente, aunque sí gastó como un loco el dinero de sus padres, la arruinó psicológicamente. Quizás debería buscarlo y hacerlo pagar por todo lo que les hizo a ella y a su hermana. Leyó con detenimiento el testimonio de ese sujeto, decía que iba rumbo a una clase de jiu-jitsu brasilero, — ¿Qué era eso? —pensó. El sujeto, que había anexado la dirección y nombre de la academia, salió dirigiéndose a ese lugar. Descubrió que eso era una especie de karate con judo, buscó al hombre de gris y observando este deporte le llamó la atención. El entrenador, un tipo con grandes músculos, una piel bronceada y el cabello largo con trenzas de playa, la miró que estaba observando y le conversó: —hola, señorita, creo que le gustaría entrenar, ¿cierto? —No, no considero que esto se vea algo diferente, además casi no hay mujeres y la verdad estaba buscando a un amigo. —Tranquila, mira, te propongo algo, quédate hoy, práctica un poco, mañana ven con toda la energía, trae ropa cómoda y será una cortesía, si quieres seguir te daré un descuento de la mitad el primer mes para que te animes. —Está bien, me gusta intentar cosas nuevas. —Ximena se dispuso a entrenar ese mismo día, lo que le permitían sus pantalones ajustados y su pensamiento que se iluminaba con la imagen de Ángelo el bueno, En este punto definía a este de esta forma y a su exesposo como el malo. Lo que no se imaginaba es que se trataba del mismo hombre. Lo llamó y él contestó casi de inmediato, se disculpó por no haber ido al paseo, le dijo que quizás luego y Ángelo, experto en negociar, no se pudo conformar con “un después” que quizás nunca llegaría, así que movió sus cartas diciéndole: —Tranquila, a veces las cosas malas pasan por algo, me dio tiempo de pensar, sabes, la otra semana es receso, te sugiero que mejor nos vayamos a Hawái, tengo que ir a unos negocios y de paso podemos pasarla súper, ¿qué opinas? Ximena se aguantó las ganas de decirle que sí, que se fueran ya, pero no podía dejar sus problemas de sabotaje y principalmente le aterraba la idea de estar a solas con Ángelo, no se sentía capaz, entonces le mencionó: —No considero que pueda, apenas si nos conocemos como para estar una semana en solos en otro país, además de que te quitaré tiempo para que hagas tus negocios o puede que me dejes sola, de seguro no la pasaré bien, recuerdo a una amiga que se fue con un chico para Girardot, que según a un plan de amigos, ella no se lo dio ni a oler, el chico se fue dejándola tirada, hasta sin pagar la cuenta del hotel. A la pobre hay si le tocó prostituirse para sobrevivir, inclusive le quedó gustando, eso da miedo, no que le quede a uno gustando lo de prostituirse, es lo de que si yo no hago lo que tú quieras, quién sabe qué me pueda suceder. Él pensó rápido mejorando la propuesta: —Tranquila, te entiendo, por eso ya le había propuesto a Mía que nos acompañara con su novio de turno, Ángelo al mismo tiempo le escribía a Mía, proponiéndole que fuese cómplice en su plan, ella aceptó y le escribió un texto a Ximena que decía: —Amiga, por favor acepta, te mereces un respiro, no conoces Hawái y es muy hermoso, te prometo que no dejaré que te pase nada malo. —Está bien, vamos, —Ximena aceptó, —solo prométeme que cogeremos las cosas con calma, por favor. —Claro, linda, tranquila, haremos las cosas a tu acomodo, no quiero que te lleves una mala impresión de mí, solo quiero hacerte feliz y que mejor que en un paraíso tropical. Esos días ella pasó entre la casa de sus padres vigilando su recuperación, la universidad y la academia de jiu-jitsu donde buscaba al hombre de gris. Llego el día esperado, las sorpresas empezaron cuando se posó un helicóptero en la terraza de la casa donde ella estaba viviendo y este las llevó al aeropuerto donde se montaron en un jet privado, Ángelo se veía muy bien, tenía unos lentes oscuros y un traje a la medida. —Era como un príncipe soñado. —pensaba Ximena mientras trataba de despegarle la mirada, quizás si sería capaz de entregársele en cuerpo y alma, de seguro lo haría, buscaría la forma, de pronto actuaría como una chica boba, inocente, que caería sin culpa o como una vampiresa que se lanzaría a su cuello. En el viaje bebieron champaña y bailaron mientras Ángelo en su portátil no paró de teclear, solo habló para proclamar: —Prometo que en bien coloque un pie en esa isla, me olvidaré del trabajo. Y fue de esta manera que se bajaron del avión y se metieron al mar con todo y ropa, cantando y bailando. Esto fue el principio de unas inolvidables vacaciones marcadas por los encuentros de las miradas de amor de Ángelo y Ximena, que cada vez se gustaban más, pero el miedo y los traumas no los dejaban avanzar a la siguiente etapa de su relación. De todas formas, fueron las mejores vacaciones de Ximena hasta ese momento.
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