Hotel.

1144 Words
Siento que no puedo mas, no puedo dormir roncan demasiado ¿Cómo es que Francis se prestó para esto? Míralos ahí los cuatro durmiendo sin preocupaciones mientras que yo estoy despierta sufriendo por ello. —Te odio— le tiro una patada Se levanta de inmediato, mierda actúa que duermes. —Cariño ¿Estás bien?. —¿Qué pasa osito?. —Tenías una pesadilla ¿te encuentras bien?. —Sí, estaba soñando que perseguía a un estúpido que… bueno solo son sueños. —Bueno ven durmamos nuevamente— idiota —Si osito. Trate, trate de dormir y de no escuchar los ronquidos, pero no pude mas, tan pronto como amaneció solicite mi alta y me fui a dormir a un hotel, le deje una nota para que se la entregaran, pero sobre todo hice que los amigos de Elijah y Francis quedaran internados unos días mas, de algo les ha de servir. Tocan la puerta y entra mi osito hermoso, me señala y niega moviendo la cabeza. —Casi muero cuando no te encuentre a mi lado. —Necesitaba dormir, era mucho ruido. —Yo no escuche nada. ¡Mátenme!. —Tú formabas parte del ruido, tenía una orquesta de ronquidos. —Lo siento. —Dormí casi todo el día, asi que estoy muy cómoda. —Hablando de eso, no los dejaron salir, solo a mí y a una cierta hora. —Quería dormir. —¿Hasta cuando los dejaran salir? No vienen preparados ni nada. —Unos dos días, tal vez tres. —Necesitan ropa interior. —Deje dinero para que les compraran lo necesario y claro pague su tratamiento. —Ojalá regresen mas cuerdos. —Ojalá. Deje en claro que Elijah debería de salir después de su terapia y que le comentara si era necesario seguir con ella o tomar algún medicamento, la constancia en los tratamientos nos ayudan a mejorar y eso es lo que quiero. —Osito. —Cariño. —Quítate la ropa. Me mira y sus ojos muestran ese brillo de locura. —Báilame mientras te quitas la ropa. —Lo que ordene. Me pongo en el centro de la cama y comienza a bailar mientras desabrocha su camisa, joder ¡Joder! Se da la vuelta y mueve su trasero, no puedo mas que gritar de la emoción, toma mis manos y las pasa por su pecho, mierda. Desabrocho su cinturón, después me empuja en la cama y se postra sobre mí moviendo su cadera, lo provocó besándolo, sus movimientos se hacen mejores. —Aún te falta ropa— digo excitada Se levanta y en dos segundos los pantalones y la ropa interior quedaron en el suelo. —Ahora tú eres la que tienes ropa. —¿Estás seguro?— sonríe —Ven, descúbrelo. Desabrocha la bata y esta cae sobre mi cuerpo, veo como se saborea y yo lo único que quiero es provocarlo, volverlo loco, quiero tentarlo. Separo mis piernas y comienzo a tocarme, mis dedos resbalan tan bien y se siente aún mejor, baja y comienza a mirar como me doy placer, me separa mas mis piernas y un gemido sale de mí labios, su manos acarician mis piernas y se vuelve mi excitación aumenta. Comienzo a sentir como mi cuerpo se prepara para mi orgasmo acaricio con mas fuerza y rapidez, justo cuando caigo en el orgasmo la boca de él succiona mi clítoris. Grito con fuerza, el enorme placer que me provoco me hace sentir que floto, floto mientras sus labios y su lengua hacen maravillas, siento como succiona, como pasa su lengua como si fuera un dulce, me derrito en la cama mientras caigo ebria de placer puro. Jalo su cabello y lo guio a mis labios, puedo saborear mi sabor, sentir como su m*****o roza de una manera que quiero tenerlo en control. Tomo el preservativo que tenía preparado y se lo pongo, su rostro se vuelve mas expresivo y casi puedo sentir su excitación en el aire haciéndola mía. —Me estás matando. —Entonces vamos juntos al infierno— le contesto al mismo tiempo que entra en mí —Porque el cielo no puede con nosotros. —Joder. Comienzo a mover lentamente mis caderas, disfrutando como se siente en mí y mierda es mejor que la única vez que lo recuerdo, sus caderas empiezan a moverse al ritmo de las mías encontrando una sincronía perfecta. Se sienta, sin perder el ritmo mientras besa mi cuello, da una pequeña mordida para después pasar su lengua y mandarme a quemarme de lo bien que se siente. Nos quemamos juntos, en un minuto estoy con mi rostro pegado a la cama gimiendo de placer mientras sus manos me dan nalgadas, al siguiente estoy sobre él apretando su cuello con tanta lujuria, al otro está devorando mis pechos que me elevan a un orgasmo mas. —Creo que tendré que mantener reposo— me dice —Puede que si— le digo mientras dibujo en su pecho con mi dedo —Debería de tratar tus heridas. —Ves esta cicatriz de aquí.— la señala —Sí. —Es un recuerdo cuando estuvimos juntos en la fiesta de máscaras. —Me gusta. —Ahora quiero que estas queden como en recuerdo como el día que hice el amor con la persona que amo. —Yo tambien te quiero osito. Tambien tengo un recuerdo que me dejo aquella fiesta de máscaras Elijah. —¿En qué piensas?. —En porque no recuerdo lo de las vegas, eres bueno en la cama y yo soy mejor, estoy segura de que recordaríamos algo como esto, somos una bomba de sexo juntos. —Es un misterio, yo siempre recuerdo todo. —Tal vez nos desnudamos y a la hora de la hora no se te paro. —¡Keres!. —Esa sería una decepción muy grande osito. —Me vuelves loco. —Y te encanta. —Mas de lo que puedes creer. Su estómago gruñe. —¿Pedimos algo de comer? Creo que me comerás y no de la forma que me gusta. —Ordena tú, estoy agotado. —Que poco aguantas— le digo mientras me levanto Busco mi bata en medio del desastre que hicimos y la encuentro debajo de unos cojines rotos, esto me costara muy caro, ordeno y me voy a darme un baño, uno en el cual mi osito se invitó solo y terminamos teniendo sexo en la ducha. Uno increíble por cierto. Cenamos, vimos películas, platicamos y justo ahora siento que duermo en una nube de algodón en brazos del hombre que me encanta, pero sobre todo sin ronquidos. Gracias a los dioses por escucharme, es que soy una persona que valora tanto su sueño, porque si no lo hago es posible me ponga peligrosa, malhumorada que quiera terminar con aquellos que no la dejan dormir. Gracias osito por velar mi sueño.
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