A pesar de lo mierda que me sentía, Alex estaba en mi casa y eso ayudaba mucho. Solté mis cosas y lo invité a la sala, obviamente mi casa no era ni la mitad del tamaño de la suya. Habían unos lápices de colores de Eva esparcidos por el salón y los llevé a su habitación. - Me gustó mucho su dibujo, fue un buen detalle. – dijo él, frotándose las manos. - Si, puso mucho esmero en el, me hizo hablarle de ti para poder hacer el dibujo, como si fuera una experta. - Es una niña muy linda. - ¿Te duelen las manos?- las vi un poco mas rojas que antes. - Solo tengo un poco de molestia, no es nada. – comenzó a abrir y cerrar los dedos. - ¿Puedo tocarlas?- pregunté , acercándome. ¿Por qué era tan consciente de que estábamos solos? Si yo a él ni le gustaba. Solo era su amiga Isa, pero