Los planes de Caín siempre eran buenos y productivos. Tenia una mente muy brillante. Pero mi mente abandonó la reunión y se concentró en Isabella desde que ella entró por esa puerta. Ahora, todavía en la casa seguía pensando en ella. - Alex. – me senté en el piso, recostado a la puerta para a hablar con el. O para que al menos me escuchara, no importa si no decía nada. Miraba la pantalla de su teléfono con mucho interés, pero no decía ni hacia nada. – Te había dicho que me gusta Isabella y tu pareces estar algo unida a ella, son amigos. - Si, somos amigos. - ¿Crees…que yo le guste? - Le gustas a todas. – respondió el. Pero eso ya lo sabía, por lo que Isabella no era la excepción. Mas su respuesta no decía nada en concreto. - Necesito que la invites a cenar a la casa, porque si