La música estaba sonando como nunca, sonaba así porque tenía una sensación cálida en mi pecho, sonaba así porque estaba contenta, sonaba así por que mi cabeza estaba en mis actividades de la tarde y en los ojos de Steven. Esos ojos dominantes y hermosos, esos ojos poderosos y amables, aunque él no se diera cuenta, era alguien amable. Por su puesto que fue sorpresa o verlo llegar hasta nosotras y sobre todo interesarse por acompañarnos, toda la tarde lo vi sonreír y escuchar con atención cada historia de Sofía y preguntar por los detalles de las mismas. Si algo tenía que agradecer era que desde que nos conocíamos, era la primera vez que lo vea tan relajado y despreocupado. Se veía joven. —Deja de sonreír, no va a quedar bien tu maquillaje. —¿Por qué estás tan ansiosa, Martina? —N