No quería abrir los ojos, quería quedarme allí 5 minutos más. Solo 5 minutos. «¿Es mucho pedirte, vida canija?» Pero si era mucho, Catalina tenía que irse a trabajar y yo tenía que regresar a mi casa. El sueño había sido profundo y reparador, aún la tenía enredada entre mis brazos y sus piernas me tomaban con demasiada naturalidad. Era un deleite, como estar en medio de nubes de algodón. Pero no podía simplemente quedarme allí. Aún faltaban unos largos minutos para que ella se tuviese que despertar, así que termine de vestirme, lo que había dejado a medio camino durante la madrugada, baje a la cocina y serví un vaso de agua y prepare un café. Pero antes de poder regresar a su habitación una voz me detuvo. Así no eres tu. ¿Qué sucede Steven? ¿Los años te ablandaron el corazón? —jodida