Mis ojos las observan a las dos enlazadas y profundas, la imagen golpea fuerte porque llega con el recuerdo de las palabras de Sofía. «Quiero una mamá» ¿Y qué es una mamá? La que se va cuando apenas tienes dos meses y se olvida de ti, o una loca trastornada como Catalina que te cuida como si te hubiese parido. Ni idea. Aunque era obvio que la segunda se había preocupado por mi hija más de lo que su propia madre había hecho, no la dejo sola en ningún momento y la cuido mientras la atendían, además de consolarla y apoyarla. No soy tonto y sé que Sofía necesita una mamá, pero también sé que traer una mamá para Sofía implica una mujer que me acompañe para siempre y eso era algo que no iba a tener. No quería una mujer para siempre, porque las mujeres no eran para siempre, las mujeres