El silencio era absoluto en esos puntos de la noche, la mayoría dormía en sus hogares o terminaba con desespero algún deber para por fin ir a descansar. Aún así, en cierto lugar, escondidos dentro de la cocina había un par bien despierto, que se deshacía entre sentimientos encontrados y sonrisas. —¡Bianca, Bianca! Se le escapó una carcajada poco atractiva y tuvo que afirmarse el estómago. —S-shh~ Leo despertará si te escucha. Liam le dio una sonrisita de lado mientras bebía un poco de su cerveza. —Tiene el sueño tan pesado como su papá. El pequeño ya estaba en su habitación y Bianca podría haberse ido perfectamente hace dos horas. Pero con Liam se le pasaba el tiempo volando. Ahora eran amigos. Palmer se había tomado realmente en serio eso de la amistad, antes de poder notarlo ya