—¿U-una cita?—. La chica al frente suyo asintió mientras las mejillas se le teñían de rojo—. Y-yo… no lo creo, mi hijo… —¿De qué hablas Palmer? Bianca siempre cuida a Leo, no creo que le moleste—. La mandíbula se le marcó con fuerza ante la interrupción mientras daba un vistazo a la linda asistente de Richard, mierda. ¿Hace cuanto no se acostaba con alguien? —Y-yo, le preguntare a mi Leo… —¿Qué? Es tu hijo, no tu papá—. Aguantó la respiración, tratando de no matar a James por constantemente meter la nariz donde no le correspondía. —¿Entonces, qué dices? Se sentía atrapado. —S-supongo que puedo. —¿Por qué papá todavía no llega?—. Bianca caminó hasta Leo y acarició su frente con cariño, dejando que el tacto le calmara a medias. —Quizás es el tráfico, sólo está atrasado diez minutos.