Capítulo 2

1048 Words
Marcus no siempre fue el empresario exitoso, si bien su éxito y fortuna no tenian nada que ver con los negocios ya era conocido mucho antes de encargarse de lis negocios de su padre. Siendo uno de los boxeadores más reconocidos difícilmente su nombre alguien no lo conocería, mucho menos pasaría desapercibido. Hace tan solo un año se habia retirado del boxeo y hecho cargo de sus propios negocios era propietario del club más famoso de la zona. Habia fundado “Desire” a mediados de su carrera en el ring, honestamente no habia pensado lo exitoso que se volviera aunque habia sido de esperarse, después de todo “Desire” no era un club cualquiera. Y jamás habia sido un hombre de traje por lo cual se deshizo de su corbata a la más minina oportunidad. Su cuerpo estaba tenso y el aire acondicionado en la sala de reuniones casi ni lo sentia, sin embargo mantuvo su expresión estoica mientras miraba a la mujer en frente de él luchar con un proyector. Habia conocido a Nancy Marshall hace tan solo dos meses, desde que habia empezado a tomar el mando de las cosas en Coleman Group, su padre ya le habia dicho lo buena que era en su trabajo, tenia un curriculum impecable y por lo que sabia estaba terminando sus pasantías en la empresa, de alguna manera se habia ganado tal aprecio de Henrry como para pudiera hacer todo esto desde la ventaja de su propio puesto, y no solo eso Su familia parecía tener en buena estima Marcus frunció el ceño, no podia recordar ningún momento donde se hubiesen conocido antes, estaba seguro de que podría recordarla de haber sido asi, difícilmente su secretaria también podría pasar desapercibido, tenia una piernas perfectas, una cabella rubia impresionante y una mirada que podría cautivar a cualquier hombre… Y él no era la excepción. Sin embargo se habia dado cuenta muy rápido que la mujer aunque era muy atractiva guardaba en su interior a una pequeña fierecilla, habia visto el brillo en sus ojos cuando se encendía al hacerla rabiar, y eso, era algo que hacia muy a menudo No entendía que era lo que le ocurría cuando estaba cerca de ella, aunque era muy atractiva, desde luego no se parecía a las mujeres con las que habia estado antes, no estaba ni cerca de serlo ¿Quizas por eso le intrigaba tanto? No, estaba seguro de que no era eso, aun asi no podia dar con ello Su mirada se poso en su trasero en forma de corazón cuando su apuntador se cayó al suelo, no pudo evitarlo y por más que intento no logro apartar la mirada Oh, también tenia un trasero increíble —Señorita Marshall, cuando este lista podemos empezar —Murmuró a sabiendas de que estaba resultando ser un tipo odioso, lo sabia pero le encantaba ver su reacción cada vez que podia Ella se incorporo rápidamente con las mejillas sonrojadas, la vio morderse el labio, seguramente para evitar cantarle lo que pensaba sobre él, tomo un par de respiraciones antes de componer una sonrisa en su rostro, pero Marcus sabia mejor que estaba haciendo todo lo posible por contenerse Oh, la pequeña fierecilla podia ser realmente entretenida Por alguna razón eso no hacia más que motivarlo a seguir picándola, por enfermo que podia parecer queria saber hasta donde podia llegar la pequeña pasante antes de arrojarse a por su cuello. Sería algo que en verdad disfrutaría, la mujer tendría que estar lo suficientemente cerca para conseguirlo, tendría que estar encima, sus cuerpo no podían evitar tocarse, estaría tan cerca… —Ya estoy lista. Su voz lo saco del rumbo que habian tomado sus pensamientos, aclarándose la garganta levanto la mirada para encontrarse con sus ojos, no eran de un color realmente llamativo a simple visto, quizás color café, desde su posición no podia saberlo con certeza pero podia sentir la presión que ejercicio sobre su cabeza y no puso evitar que una sonrisa se instalara en su rostro Si, estaba enfermo si realmente disfrutaba que la pequeña mujer quisiera asesinarlo constantemente. Tenia un serio problema. Dos meses, dos jodidos meses con erecciones matutinas y fantaseando con alguien que no podia tener pero que deseaba. Y Dios, como la deseaba. No le habia tomado mucho tiempo llegar a esa conclusión. La deseaba más que a ninguna otra mujer que hubiera visto en la vida. El mayor problema era que también la odiaba. Y ella lo odiaba a él. Pero me odiaba de verdad. En sus treinta y un años nunca había conocido a nadie que lo sacara tanto de quicio como lo hacía la señorita Marshall. Sin decir una palabra hizo un gesto hacia la diapositiva en el proyector —Es conveniente hacer un breve análisis del estudio de mercado realizado, como ya he recalcado… Marcus dejo de escucharla, estaba seguro de que la estaba observando. Bueno, no realmente, su mirada estaba fija en sus labios, estos se movían pero simplemente no podia prestar verdadera atención a lo que estaba diciendo, tenia bonitos labios, evocaba buenas ideas en su mente y es que gozaba de una muy buena imaginación de la que ya estaba haciendo uso. Antes de darse cuenta de lo que estaba pasando su cuerpo ya estaba reaccionando por su solo en el momento en que se dio la vuelta para cambiar la diapositiva y tuvo una perfecta vista del su trasero “Dios, estoy tan jodido” pensó en el momento en que se detuvo en frente detrás de ella Nancy dio un pequeño salto cuando lo sintió detrás, casi habia tropezado con él —Oh, lo siento señor… —Su voz se detuvo en el momento en vio su expresión y el aliento quedo atascado en su garganta Si bien tenia el ceño frunció su mirada la recorrió sin el más mínimo pudor, en vez de sentirse indignada la reacción de su cuerpo fue inmediata, sus pezones se endurecieron y presionaron contra la delgada dela de su sujetador de encaje, en ese momento se arrepintió pues sabia perfectamente que marcaban sin problemas a través de su camisa. La mirada de él no dudo en centrarse en ellos y por un segundo creyó ver un hambre voraz brillar en sus ojos
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