Cuando Nancy llegó al trabajo sintiéndose más fresca que una lechuga, bueno, esa era su apariencia externa mientras saluda a sus compañeros de trabajo en el camino hacia la oficina. La realidad era muy distinta, no estaba muy segura como nadie podía escuchar a su corazón golpeando en sus costillas. De nada habia servido la media hora de respiraciones profundas donde se mentalizaba para ver a su jefe antes de salir de casa Se despidió con una sonrisa de sus compañeros cuando llego a su piso. Compuso la mejor cara de póquer a medida que sus tacones resonaban en el suelo mientras se dirigía a su despacho, se fijo en que la puerta del despacho del señor Coleman estaba cerrada como era habitual, así que no podía saber si ya había llegado o no. Encendió el ordenador e intentó prepararse menta