—Bueno —dijo y carraspeó— Aparentemente hay alguien que quiere que conozca. Eso era algo nuevo. Conocía a los Coleman desde que habia empezado a trabajar y, aunque Jeane había mencionado de pasada algún nombre de vez en cuando, nunca había intentado activamente emparejarme con nadie. —¿Tu madre está intentando encontrarme novio? —le preguntó volviendo hacia la mesa y cruzando los brazos sobre el pecho, aunque francamente aquello le sorprendía. —Eso parece. —Algo en su cara no encajaba con su respuesta desenfadada. —¿Y por qué? —le preguntó ella con una ceja enarcada. Él frunció la frente con una irritación evidente. —¿Y cómo demonios quieres que lo sepa? No es que nos sentemos a la mesa a hablar de ti —refunfuñó—. Tal vez está preocupada porque, con esa personalidad tan brillan