LA FIESTA Y LA ENFERMEDAD.

3032 Words
Los ojos de Irina estaban muy abiertos, la escena era tan obscena que ella simplemente no daba crédito a que eso fuera real. —Ja-Jasha —lo llamó suavemente y una mujer que pasó medio desnuda por su lado y la empujo, la hizo conectar con la realidad. —¿Qué carajos haces... —el rubio se pasó el pelo por el cabello y era imposible que se viera más sexy. Irina que había estado conteniendo todo su odio y resentimiento estalló en ese justo momento. —¡Hijo de put@! —se acercó con sus pasos pequeños, primero tímidos y luego salvajes, justo como era ella. Tiro del cuello de la camisa de Jasha que estaba medio abierta y lo lanzó hacia atrás—. Llevo dos horas llamando a tu put0 celular, pero estas con la p0lla tan metida en estas mujeres que... Jasha que era igual de salvaje que ella la tomó del pelo tirando con fuerza hacia atrás y levantó una mano para abofetearla. —¡ALEK! ¡ESTÁ ENFERMO... EN EL AUTO! necesita un médico —Irina gritó antes de recibir el golpe, porque sabía que de no hablar, se desataría un maldit0 infierno entre ellos dos, ella respondería el golpe y se enfrascaría en una pelea que tendría un solo resultado, ella muert@. Pero es que ya estaba cansada de batallar en contra de su instinto por puro medio. Jasha la soltó y en sus ojos había una carga pesada de confusión. Gritó como un loco a todo el mundo, las personas comenzaron a salir apresuradamente y él corrió al auto donde el pequeño Alek ardía en fiebre. —Eriks, al pabellón —el conductor aceleró el auto con Jasha adentro. Irina salió de la casa un poco atropellada por el tumulto de gente que salía de la casa y entonces Andrei la tomó de un brazo. —Acabas de poner en vergüenza a Jasha, al jefe de la mafia roja —el hombre que siempre se había portado tan amable con ella estaba ahora muy molesto. —¿Y qué piensas hacer? ¿Matarme? ¿Encerrarme? ¿Joderme? ¡Ya lo estoy! ¡Estoy muerta en vida, encerrada y jodida! Ninguno de ustedes contestaba, ni Poseidón, ni Hades, ¡NADIE! —Irina dejó escapar las lágrimas por la angustia que estaba sintiendo mientras el niño estaba ardiendo en fiebre—. Nadie contestó y Alek, mi pequeño Alek por poco convulsiona, la vía estaba cerrada por la nieve, no sabíamos si lo lograríamos, el esquema de seguridad... Ellos... Nos desbloquearon la vía tanto como pudieron luego logramos llegar por las habilidades de Eriks... Andrei escuchó atento cada palabra, entendió la angustia, sabían que iba a presentarse una nevada, pero estaban tan... La fiesta era tan grande y tan descontrolada que por sus cabezas jamás pasó que tuviesen un incidente de ningún tipo, menos con Alek que siempre había sido un pequeño muy saludable. —Vete a tu cabaña y por tu bien no salgas de allí. —Tengo que ver al niño, yo no puedo... —Irina, no me hagas repetir una orden. La rubia vio como la mirada de Andrei se ponía más y más oscura, quiso quedarse y obedecer, pero ella no era así, estaba cansada de que todos actuaran como adultos frente a Alek, solamente cuando era conveniente, así que decidió poner todo en riesgo, dar la espalda y buscar un conductor que la llevara al tal "pabellón". Sin embargo una voz femenina bastante filosa y aguda interrumpió los dos pasos que había dado. —Nunca creí que una mujer tan insignificante pudiese doblegar al rey rojo —dijo ella y varios voltearon a mirar, los ojos de los pocos espectadores iban de Irina a la otra mujer que aún no tenía rostro para la rubia. —Dasha, calla —Aiden claramente le estaba haciendo una advertencia. —¿Qué? ¿Acaso esta prohibido decir la verdad? Esta mocosa llegó y nos dañó la fiesta a todos por culpa de su incompetencia. Si es la niñera del cachorro bastardo aquel, tendría que poder controlar una simple enfermedad. Irina no tardó en regresar sobre sus pasos y tomar del rostro a la mujer, sus ojos se abrieron con un odio infinito, le clavó las uñas y deslizó su mano con fuerza, abriendo un poco la perfecta piel de la mujer. Los gritos de la pelinegra eran estruendosos, agudos, fastidiosos, escandalosos. Andrei que pudo detener a la rubia prefirió esperar, fue consciente de que Dasha había cruzado la línea. —Hasta yo que soy una insignificante niñera, se que hablar así del hijo del hombre que te mete la p0lla a cambio de dinero, porque no eres más que una put@, está mal, así que por tu bien, espero que nunca más te vuelvas a cruzar en mi camino o te voy a... —Irina, basta, Jasha te espera en el pabellón. Antes de que pudiera arañar de nuevo el perfecto rostro de la mujer, Irina fue tomada del brazo por uno de los guardias y subida a una camioneta, pocos minutos después estaba andando por unos caminos de la propiedad que ella nunca había caminado, por un sendero que no sabía que existía. —Señorita Irina, nosotros... —Esta bien Poseidón, supongo que de vez en cuando necesitan distracción. —Dejamos nuestro trabajo a un lado por... —No importa, solo quiero saber como se encuentra Alek. Poseidon miro por el retrovisor a la chica, se dio cuenta que la tristeza la invadía y se dio cuenta también de lo mucho que ella cuidaba y quería al pequeño Alek. Nadie nunca había logrado entenderse tanto con el pequeño y por alguna razón, Poseidón sentía que irina era como una hija, desde que había llegado a la casa él se había encargado de mostrarle una cara más amable del trabajo, la integró rápidamente a ella y a su hermano con los demás miembros y cuando tenía oportunidad le enseñaba algunas cosas sobre armas o defensa, anda muy profesional, pero si lo necesario. Irina estaba sorprendida por el lugar que se estaba alzando frente a sus ojos, una construcción de no más de 3 pisos, con una fachada en cristal, mezclada con grandes estructuras metálicas, una cruz roja en la parte superior y dos ambulancias a un costado. —Acá nunca nos hace falta nada, Jasha siempre piensa en nosotros —Irina miró fijamente a Poseidón, hubiese querido decirle que sí, que pensaba en todos menos en su hij, pero no valía la pena tener esa conversación con él. —¿Dónde... —Jasha está en la recepción, puedes entrar. Los pocos pasos que la separaban de Jasha se sintieron pesados, absurdos e innecesarios. Lo vio desde afuera gracias a los grandes ventanales, aún tenía la camisa abierta y el pecho expuesto con esos robustos y misteriosos tatuajes. Era j0didamente s3xy, pero sin importar eso, lo detestaba y lo repudiaba, no podía creer que ese hombre había sacado de su casa a su propio hijo y madre para f0llar y volver aquel lugar que debería ser sagrado una pequeña versión de sodoma y gomorra. No podía aceptar que aún teniendo la posibilidad de tener una familia, el la estaba desperdiciando. Vio a Eriks que llegaba junto al jefe con café, sonrío ante el acto del chico y recordó cómo la ayudó y apoyó para salir de la cabaña en la que estaban pasando el fin de semana. —¿Cómo está? —interrumpió a los dos hombres. —Estable. —¿Qué dijo el médico? Jasha se puso de pie, era claramente mucho más alto que Irina, la hizo retroceder varios pasos que él avanzó y la tomó por el cuello, esta vez sin presionar. —Dijo que de no ser por tus estúpidos remedios, el niño hubiese muerto por la fiebre. Irina trago el nudo que tenía en la garganta, sintió como su corazón parecía un auto sin frenos a toda velocidad y entonces puso su mano sobre la de Jasha para liberarse, sin embargo el hombre en ese momento hizo fuerza y no la dejo. —Dicen que debería darte las gracias, pero no le doy las gracias a las personas por hacer su maldit0 trabajo y si no te quito centimetro a centimetro la piel por la osadía de gritarme frente a mis invitados, es por mi hijo y porque lo mantuviste con vida. Fue entonces cuando la soltó casi empujándola. —¿Acaso crees que me importa? —Irina pudo quedarse callada y no provocar al jefe, pero ella no iba a guardar silencio nunca más. —El niño está en la primera habitación por ese pasillo —dijo Jasha evitando una pelea entre ellos—. Te quiere ver. —No eres más que un mediocre que prefiere sacar a su propia familia de casa, para f0llar a unas putas y darle de comer y beber a los cerdos que llama amigos. Obvio que tu hijo me quiere ver, porque sabe que tu eres todo menos un padre. Jasha estuvo a punto de alcanzarla, pero ella corrió a la habitación del pequeño Alek que tenía una máscara de oxígeno y estaba dormitado y abrazando el conejo que ellos dos habían hecho a escondidas de Jasha con medias viejas. —Hola mi pequeño —Irina se acercó con cuidado y acarició la frente del niño. Estuvo cantando canciones y arrullos para el pequeño a pesar de que estaba durmiendo. Solamente quería que estuviera bien y que mejorará, sin embargo ella no se sentía bien. —Señorita —el medio entró a la habitación acompañado de dos enfermeras y Jasha, ella prefirió ignorarlo. —¿Cómo se encuentra? —Estable, mejorando y descansando —el hombre era no muy viejo, pero tenía experiencia, aunque su experiencia era más en balas y heridas graves con las que solían llegar los hombres de Jasha a ese lugar. —¿Qué fue lo que... —En realidad no es tan grave como parece, esto es algo que pasa con todos los niños en sus primeros años, aunque no esté rodeado de otros niños, siempre enferman de alguna viral que baja sus defensas y... —Los exámenes —demandó Irina—. ¿Qué había en sus exámenes? —El hombre comenzó a ojear la libreta que traía entre manos y lo que primero pareció una mirada rápida, se volvió un movimiento desenfrenado de manos. —¿Cómo es que... —Su fiebre, no era la fiebre de un niño con virus, sus labios, su pecho, su piel. El médico alertó a las enfermeras, ordenó varios medicamentos que él mismo suministro, sacó a Jasha e Irina de la habitación y comenzó un correteo por parte del personal. —¿Qué sucede? —Jasha estaba confundido y molesto. —Algo no está bien, me di cuenta por los síntomas del niño, sus labios se pusieron morados, en su pecho se formaron algunos moretones y... Cuando quise traerlo dos de tus hombres insistieron en que no podíamos interrumpir, Eriks se enfrentó a ellos y los demás lo siguieron, fueron los que nos ayudaron a llegar hasta aquí a pesar de la nieve —Irina al fin buscó los ojos de Jasha, ella estaba punto de llorar—. Se quien eres, pero él es un niño y no voy a pedir disculpas por lo que hice, porque tú debiste actuar como un padre, como un adulto Jasha. —Jasha —el médico lo llamó—. Me temo que tal como dijo Irina no era un simple virus, los síntomas dictaban lo contrario y fue mi error no revisar los exámenes porque di por sentado —Jasha sacó el arma y le apuntó en la cabeza. —Me estas diciendo que no fuiste capaz de hacer tu trabajo y que esta niñera... —¡Maldit@ sea! déjalo hablar, necesitamos que atienda a Alek —Irina le gritó a Jasha. —Envenenamiento por plomo, su cuerpo tiene muy poco así que es algo que no viene pasando hace mucho, si ustedes pueden averiguar qué cambió en su rutina, en la preparación de sus alimentos... Jasha alguien quiere a tu hijo muerto —dijo el médico y el rubio que confiaba en su seguridad y personal, estaba perplejo ante lo que el galeno le acaba de decir. Era imposible que algo o alguien se filtrará en sus filas. Irina camino hacía el gran ventanal de la habitación, se quedó mirando al pequeño que seguía durmiendo, pero que ahora tenía dos bolsas y dos catéteres administrando medicamentos y suero. Era un pequeño hermoso, inteligente y vivaz, sin embargo su padre le había puesto un blanco en la espalda y sus días parecían ser siempre el último. Se quedó pensando y meditando sobre la situación, ella más que nadie allí sabría de algo diferente y entonces lo recordó, se acercó a Jasha y lo tomó de los brazos, él hombre estaba dando ordenes por telefono., —El regalo, lo único diferente ha sido el regalo de... —¡No, eso es imposible! El no me traicionaría de esa forma. Un mese antes habían tenido un almuerzo en la casa, todos los socios de Jasha y los jefes de los clanes que protegían su organización o administraban puertos o negocios habían sido invitados, todos y cada uno de ellos. Algunos llegaron con costoso y exagerados regalos para el jefe, pero solo uno de ellos trajo consigo un regalo para Alek, un carro de madera con color rojo y amarillo. Si bien Jasha no lo dejaba tener juguetes, permitió aquel solamente porque venía de ese hombre. Y la pintura estaba teñida de plomo. —Irina —Jasha la llamó—. Gracias. El rubio se fue y le dio la espalda, ella no daba crédito a aquella actitud, pero se sintió como una brisa cálida en medio de ese invierno duro que era ese hombre. Ella sabía que eso desataría problemas dentro de la organización, Jasha tendría que descubrir las razones por las que querían la cabeza del pequeño Alek y su hermano tendría que servir en medio de esa batalla de sangre. Definitivamente deseaba que su padre nunca hubiese regresado a casa. —¡мамочка! —(Mamocka-Mami) le dijo el pequeño Alek a Irina cuando abrió los ojos y la vio. Ella con sus ojos un poco llorosos lo abrazó y lo beso, le dijo lo mucho que lo quería y lo asustada que estuvo, pero también le dijo que era el niño más fuerte y valiente que había conocido. Por fuera sin que ellos lo vieran estaba Jasha observando la felicidad del pequeño y viendo el amor natural que brotaba de la chica que le tenía la cabeza hecha un lío. Sabía que ella tenía razón, sabía que no actuaba como un padre, ni bueno ni malo, simplemente Jasha no era un padre. Y lamento poner en riesgo la vida de su hijo por una fiesta que hizo para intentar sacarse el cuerpo de Irina de la cabeza, sin embargo fue ella misma la que le puso fin a esa obscena fiesta. * * * LA FIESTA * * * —¡JASHA! ¡JASHA! ¡JASHA! —gritaban los hombres que estaban alrededor del jefe y uno de los administradores del puerto al que solían llegar las armas., Estaban jugando una especie de lucha cuerpo a cuerpo y el que primero saliera del círculo rojo perdía y si perdía no podría follar a la mujer desnuda que estaba sobre la mesa esperando por ser tomada. Los que no estaban mirando la pelea, probablemente estaban c0giendo o consumiendo alguna cosa para entrar en ambiente, las mujeres estaban desnudas en su mayoría, algunas portaban abrigos pesados de finas pieles pero debajo no llevaban nada, otras solamente tenían sobre sus cabezas una Dikoaina que era ese sombrero que más parecía una gran diadema. Otras simplemente preferían estar en lencería. Cuando Jasha se declaró ganador indiscutible de la noche, se acercó a la mujer que esperaba por él y fue soltando uno a uno los botones de su camisa, pero entonces antes de llegar unos preciosos ojos verde, unos labios rojos y un pelo n***o liso perfecto se cruzó en su camino. —Dasha —la saludó, pues no la había visto en los dos días que llevaba de fiesta. —Jasha —la mujer regresó el saludo de igual forma—. ¿Vas a comer de un cuerpo que han usado todos aquí? —¿Por qué te importa? —Por que siempre puedes llevar algo mejor a tu cama. —Y ese es tu problema querida Dasha, que solo quieres f0llar en mi cama y yo en mi cama no f0llo con nadie. La mujer molesta por el comentario, puso los ojos en blanco y se acercó a Jasha, lo beso sensualmente y con un dedo le quitó el poco labial que quedó por el rostro de él. —Quieres tomarme aquí, hazlo. Pero después no te arrepientas de que todos estos hombres vieron el cuerpo de tu futura esposa. Jasha no pudo más que soltar una carcajada mientras veía como Dasha sensualmente se quitaba el abrigo de piel y se subía a una mesa y con ella el vestido hasta la cintura, los ojos del rubio fueron directo al monte de venus desnudo y perfecto que ella tenía. —Sigues sin usar ropa interior —le dijo acariciando los labios húmedos de la pelinegra. —Es bueno que lo sigas recordando. Jasha no dudo en tomar a Dasha en frente de los que estaban allí, la mayoría perplejos pues sabían quien era la mujer que el jefe estaba devorando sobre la mesa y los otros disfrutando del espectáculo, no muchas estocadas después Irina entro como una rafaga, llamando la atención de muchos hombres allí por su impactante y exótica belleza. Pero ella se quedó perpleja y con un sentimiento doloroso en medio de su pecho con la escena que sus ojos estaban grabando para la posteridad. Definitivamente y por más que su cuerpo lo desearé, no iba a dejarse tomar por Jasha, ella no iba a ser una más del montón.
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