—¿Qué saben? —Dos semanas después el pequeño Alek seguía recuperándose en la tranquilidad de casa mientras que Jasha no paraba de buscar al hombre que le había dado el regalo a su hijo y que parecía que se lo había tragado la tierra. —Aún no... Jasha no dejo hablar a Yuri que tenía unas ojeras parecidas a las de un mapache por la incansable búsqueda que estaba haciendo. Pero la verdad es que parecía que al hombre se lo había tragado la tierra, junto a Yuri trabajan 5 personas más en una oficina llena de computadoras y la más alta tecnología, el novato empezó aprendiendo de todos ellos, pero con el pasar de los días y los meses se había vuelto inclusive más habilidoso que los mismos genios que lo superaban por varios años. —Quiero que me den algo —tenía a Yuri de rodillas y con un arm