Como no tenía las llaves de su apartamento, Irene tocó la puerta y no pasó mucho tiempo cuando Isabella le abrió viendo ese atuendo de la pelirroja que la dejó con la boca abierta. —¿¡Irene y esa ropa!? ¡Te vez hermosa! Espera… ¿¡y ese montón de bolsas!? ¿Acaso robaste un banco, o te ganaste la lotería? —exclama Isabella haciéndose a un lado para que la sonriente hada pasara. —Me la compró Daniel, es una larga historia, Isabella —exclama Irene cerrando la puerta con su pie porque Isabella de inmediato le quitó las bolsas de su mano para comenzar a revisar. —¡¡O por todos los dioses del agua!! —exclama Isabella sacando la ropa de las bolsas viéndole los precios, la textura de la tela, y la calidad de cada prenda era increíble. —Daniel es muy distinto a como lo imaginé, Isabella… verás é