En cuanto llegaron al hotel, Irene y Daniel no duraron demasiado tiempo porque el hada le mencionó que tenía que irse a casa antes de que Isabella se fuera a trabajar y eso era a las once de la noche. El ángel lo aceptó así que él se encargó de pedirle un Uber. Cuando llegó el auto que la llevaría a casa, Irene con todas sus bolsas de ropa costosa en sus manos no sabía cómo despedirse de Daniel, si con un beso, abrazo o saludo. Por eso ella antes de montarse en el vehículo dijo: —Bueno… gracias por todo, Daniel. Pasé una noche agradable, haciendo a un lado la escena de Dylan —dice ella riéndose de manera un tanto nerviosa —Nos vemos mañana… —responde Irene colocándose un mechón de cabello detrás de su oreja. —Si, nos vemos mañana. Te veré en la escuela cuando deje a la niña —comenta él c