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Un divino papá soltero

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Blurb

Daniel Skyler es un Celestial que se encarga de resguardar el mundo humano; por esa razón los de su especie son conocidos como: “ángeles guardianes”. Él es uno de los mejores en su oficio, sin embargo, en un momento de debilidad rompió una de las reglas imperdonables entre los celestiales que consistía en nunca enamorarse o unirse con un humano. No obstante, él fue más allá cuando como fruto de su amor con aquella humana, nació su hermosa hija. Pero al nacer su hija, su amada muere como castigo por su delito, y desde ese momento el juró que nunca más iba a volver a amar a otra persona. Y ahora, completamente dolido por la pérdida de su amada y suspendido de sus labores como guardián, Daniel debe criar a su hija solo siendo un padre soltero. Pero luego años después por causas del destino conoce a una mujer llamada Irene Fatum, aparentemente es una maestra de primaria común y corriente, pero ella oculta un secreto que solo Daniel por ser un ángel conoce… pero luego por razones del destino, el ángel e Irene deben unirse por medio de un matrimonio ficticio para realizar una misión en cubierto que será de vital importancia para salvar a la humanidad, pero… ¿aquel matrimonio será más que una ilusión?

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Capítulo 0. El fruto de un amor prohibido
Narra Daniel Era un sábado por la noche el día que mi vida cambió para siempre, el día donde mis peores temores se hicieron realidad. Aquella horrenda y larga noche me encontraba corriendo con varios doctores y paramédicos mientras Gabriela, mi futura esposa y primer amor respiraba con la ayuda de un artefacto que le cubría su nariz y boca, luchando por sobrevivir a causa de la herida que le estaba quitando la vida de a poco, mientras los paramédicos hacían lo posible para que no se fuera todavía, porque llevaba en su vientre a nuestro primer hijo. Mientras corría con todo ese equipo médico que, la llevaban a cuidados intensivos a toda prisa, yo le sujetaba su mano ensangrentada con mis ojos llenos de lágrimas diciéndole: —Estarás bien, descuida… te salvarán —Es lo único que puedo decir tratando de forzar una sonrisa que nunca logró salir de mis labios. Los ojos de Gabriela prácticamente se estaban cerrando, pero ella hacía lo posible para mantenerse despierta mirándome con atención. Me podía dar cuenta que ella deseaba hablarme, pero con su debilidad y ese respirador que tenía le era imposible. Llegó un momento donde no pude seguir corriendo más porque los paramédicos me lo impidieron, al instante que entraron a una habitación que era restringida para los familiares de las víctimas, así que yo me quedé ahí en ese frío pasillo, llevándome las manos a la cabeza, caminando de un lugar a otro sintiendo mi corazón en la garganta porque muy en el fondo sabía que eso que le ocurrió a Gabriela, fue por mi culpa… Siempre temí que este momento llegaría, una parte de mí todo el tiempo me decía: “esto que haces está mal, ella morirá, aléjate, no llegues más allá, solo acortarás su vida”, pero cuando ese temor finalmente se hizo realidad frente a mis ojos… no supe cómo reaccionar. Yo soy un Celestial, y esta es la historia en como maté a mi único amor. La vida y lo que ven tus ojos es más complejo de lo que parece a simple vista, porque dentro de la tierra existen dos mundos: el mundo de los humanos, y el mundo mágico. Esa “segunda realidad” está escondida del ojo humano, por eso también es conocido como el “mundo invisible” que es de donde yo provengo. El mundo invisible se rige bajo reglas y estatutos que nosotros los Celestiales hacemos cumplir para que continúe la armonía y el orden en ambas naturalezas. En el mundo mágico habitan hadas, elfos, ogros, salamandras, duendes, celestiales, espectros, solo por nombrar algunos. De nosotros depende que cada criatura esté donde pertenezca y que no “cruce la línea” a menos que sea con el debido permiso del “jefe” quien es el que pone las reglas entre el mundo humano y el mágico. Cada ser mágico tiene un rasgo distintivo que lo hace reconocible a simple vista, y en el caso de nosotros los Celestiales, son nuestras alas blancas parecidas a la representación de algunos artistas humanos sobre los ángeles del cielo en algunas religiones. Debido a eso, algunos “mágicos” como preferimos llamarlos, nos dicen ángeles. El término Celestial es porque nuestro poder es luminoso parecido a la luz del sol, según dicen las antiguas leyendas, somos “los hijos del sol” y que de ahí proviene nuestro poder. Físicamente, tanto hombres como mujeres somos de cabello dorado distinto al de un humano o cualquier otro ser mágico cuando estamos en nuestra forma original, así que de ahí deriva el término Celestial. Como ya mencioné anteriormente, los celestiales somos los únicos encargados de cuidar ambos mundos, nosotros nacimos para ser los eternos centinelas, los constantes guardianes por lo que se nos tiene prohibido casarnos o tener relaciones amorosas duraderas, ya que nos “entretiene” de nuestros deberes. Entre los celestiales no existe el vocablo “familia”, ya que, para procrear, están mujeres que son exclusivas para crear más celestiales que, eventualmente se convertirán en guardianes y así continúa el ciclo de nuestro nacimiento y existencia. Sin embargo, hay pequeñas excepciones de celestiales que han deseado formar su familia, pero cuando lo hacen son excluidos y ya no pueden continuar con sus servicios porque ahora su único enfoque va a su esposa e hijos, y según dicen: “la familia vuelve débiles a los celestiales”. Sin embargo, un celestial solo puede unirse con otro celestial, y en mi caso yo rompí esa regla de una manera colosal, porque hice lo impensable: me enamoré de una humana, y además… la embaracé. En el mundo mágico está prohibido unirse con los humanos, ellos son considerados intocables. Nunca nos han especificado la razón real del por qué un ser mágico no puede unirse a un humano, pero pese a que la razón no es muy clara, ningún celestial se había sentido atraído hacia un humano porque, aparte que tienen vidas cortas, muchos los consideran poco agraciados, débiles, y una de las cosas que más detesta un celestial es la debilidad. Mi historia con Gabriela es muy peculiar, yo la conocí mientras hacía una guardia en el mundo humano. Por supuesto, los celestiales cuando estamos de guardia, es decir, “trabajando”, podemos mezclarnos entre los mortales con nuestra forma “humana” para caminar entre los de su mundo, que es algo parecida a nuestra forma real, pero con menos luz… y por supuesto, sin las alas. Yo me encontraba haciendo mi trabajo como de costumbre, cuando vi que ella estaba siendo atormentada por varios espectros que no le permitían tener paz. Los espectros normalmente atacan a los humanos y los llevan a cometer actos terribles, así que por alguna razón me apiadé de ella y eliminé a esos seres oscuros que la tenían encorvada impidiéndole llevar una vida normal. Ella era mesera en un restaurante deportivo que estaba cerca del área donde yo estaba trabajando, así que luego de eso, comencé a ir regularmente a visitarla, para ver si los espectros no volvían a atormentarla. Gracias a mi presencia, ninguno volvió a acercarse a ella así que, técnicamente no encontraba más excusa para verla, pero aun así seguía yendo a ese bar, la esperaba cuando salía y la llevaba a su casa porque esa área donde Gabriela trabajaba estaba infestada de espectros, por eso mi grupo de celestiales trabajábamos ahí para limpiar esa zona de los seres oscuros que eran unas de las criaturas más molestas y peligrosas del mundo invisible. Para los celestiales, los espectros eran como esa banda de crimen organizado que nunca se terminaba de erradicar. Entonces, regresando con mi amada, ella físicamente era la humana más hermosa que había visto en mi vida, de piel morena, descendencia latina, ella era una mujer alegre de fácil hablar y aunque su vida no era nada fácil, siempre veía lo mejor de cada día y de cada persona, su actitud siempre era positiva. Amaba eso en ella, y así, sin darme cuenta me fui enamorando de esa humana y por primera vez, mi vida se iluminó a pesar de que yo era un ser de luz… Nuestra relación era secreta, yo hacía lo posible para que mis compañeros no se enteraran, y estaba haciendo planes para desertar y quedarme con ella porque iba en serio. Yo estaba dispuesto a dejarlo todo por Gabriela, a pesar de que siempre tenía un pequeño temor de un rumor que decían que: si un celestial tenía mucho contacto con un humano, acortaba el tiempo de vida de dicho mortal, algo le podía ocurrir porque el “jefe” se encargaba de terminar esa unión que no debía existir. Yo pensaba que todo eso era mentira, solo rumores de camino entre criaturas mágicas, porque yo no veía que Gabriela estuviera mal o que mi presencia la debilitara de alguna forma, por el contrario, cuando estuvimos juntos parecía más viva que nunca. Una cosa llevó a la otra, y la intimidad entre ambos se hizo presente. La primera vez que hice el amor con ella fue inolvidable, y a partir de ese momento en nuestra relación no hubo vuelta atrás… cuando la hice mi mujer estaba más que dispuesto a dejarlo todo por ella por lo que los planes de casarnos ya estaban en boca de ella y la mía. Como soy un ser mágico, el dinero y las vicisitudes humanas no son problema para mí, ya que mi salario de cien monedas de oro mágico al mes (si, los celestiales tenemos salario) equivalen a millones de dólares, por lo que, si deseaba quedarme en el mundo humano para hacer mi vida con Gabriela, a ella nunca le iba a faltar nada, así que como ya planeaba retirarme compré una casa al gusto de mi futura esposa que, luego me llegó con la noticia que estaba ¡Esperando nuestro primer hijo! En ese momento yo fui el hombre más feliz del mundo, el celestial más afortunado, pero siempre que estaba plenamente feliz, ese miedo, una vez más llegaba a mi mente y a mi corazón, era como si «algo» no me dejara disfrutar los mejores momentos de mi vida. —Daniel, ¿creías que no me iba a enterar? ¡¿Matar a tantos espectros te afectó la cabeza?!, ¡ya detén esa locura y deja esa mujer! Una humana y un celestial jamás podrán estar juntos, ¿hasta cuando vas a seguir jugando al mortal? ¿Cómo pudiste dejarla embarazada? ¡Has ido demasiado lejos! —me decía en aquel tiempo uno de mis mejores amigos. Mientras él me decía eso, yo saqué de mi billetera una foto para mostrársela a Esaú. —No es un juego, Esaú. Me casaré con Gabriela después que nazca nuestro bebé, descubrimos que será una niña, mira… esta es su foto del eco. Es una foto que le sacan al vientre de las embarazadas para ver cómo será el bebé, ¿no te parece increíble? —le dije a mi amigo, quien no pudo evitar la curiosidad cuando me quitó la foto de las manos para ver aquella imagen borrosa. —¿Está es tu hija? —pregunta él con curiosidad porque no comprendió la imagen. —Si, esa que está ahí es su cabeza, creo que tiene la nariz de Gabriela —le especifico señalándole la nariz a Esaú quien suspira con cansancio entregándome la foto. —Vas a quitarle la vida antes de tiempo a esa pobre mujer, le quitarán la protección y tu no podrás hacer nada… y esa bebé mitad celestial y mitad humana, lo más probable es que el concilio determine una ejecución, si yo me enteré, el jefe debe saberlo… —dice Esaú señalando hacia el cielo — quien sabe qué harán contigo… —Nada de eso ocurrirá, yo la protegeré… —Cuando el juicio llegue, tu protección no bastará… Esaú me miró con detenimiento después de haberme dicho esas palabras aquel día, en sus ojos pude ver que sentía lástima por mí y mis decisiones, él no me comprendía, ya que no tenía idea de lo que significaba el amor, así que ¿Cómo puedes hacer que un ciego vea lo que tu vez? Es prácticamente imposible, sin embargo, debí escuchar sus advertencias ese momento, estar más alerta, debí cuidar mejor a Gabriela, aunque ahora que lo pienso en retrospectiva, nunca debí acercarme a ella en primer lugar, los celestiales están en todas partes así que, aunque huyera con ella este final era inevitable… y ahora probablemente iba a perderlas a las dos, ya que mi día del juicio llegó… En la actualidad Gabriela tiene nueve meses de embarazo, en cualquier momento estábamos esperando para ir al hospital porque al parecer daría a luz en uno de esos días que menos lo esperábamos. Siempre estaba preparado por si ocurría el gran momento, así que dormía poco, como en ese instante minutos antes del desastre. Yo me encontraba acostado a su lado tocándole su estómago, sintiendo como nuestra bebita se movía dentro de su enorme panza de una forma que siempre me sorprendía, cuando de repente un hombre poseído por un espectro violento apareció ante nosotros. ¿Cómo entró a nuestra casa, en que momento? ¡Era imposible! Un espectro nunca podía entrar a un lugar donde un celestial se encontraba y menos uno en forma de posesión. Yo de inmediato me levanté de la cama e intenté transformarme en mi forma original, pero… no pude hacerlo. Fue ahí cuando comprendí todo… ese era el juicio por violar las reglas. Pero a pesar de todo intenté hacer lo que pude, pero no fue suficiente cuando ese hombre poseído sacó un arma disparándole dos veces a Gabriela en su pecho. Yo grité como loco y cuando estaba a punto de tomar a ese hombre poseído, él espectro le quitó la vida cuando él se disparó a sí mismo. Cuando ocurrió eso, pude ver horrorizado como los espectros que lo poseyeron, se llevaron el alma de aquel hombre a la oscuridad. Una de las capacidades de los celestiales, era que podíamos ver el alma de los muertos de cualquier especie, ya fuera criaturas mágicas o humanos… —¡¡Gabriela!! —grité a todo pulmón viendo como una peligrosa cantidad de sangre salía de las heridas de los disparos. Mi cuerpo temblaba de la rabia y desesperación porque no pude hacer nada al momento que ocurrió esta desgracia, no logré evitar que este infortunio sucediera ante mis ojos, y ahora… horas más tarde, estoy aquí en la sala de urgencias esperando a ver que sucede, aunque muy en el fondo, siento que se la respuesta, eso que ocurrió no fue un accidente, yo lo sé, Gabriela sufrió ese atentado por mi culpa… pero a pesar de todo tenía esperanzas de salir airoso de todo esto. Los minutos se convirtieron en horas, y yo todavía continuaba esperando que alguien saliera a decirme que había ocurrido, hasta que de un momento a otro veo como el alma de Gabriela sale de la sala de urgencias acercándose a mí, y cuando veo eso, un dolor inmenso me cubre por completo, porque sé lo que significaba: mi amada había muerto. —No… no puede ser, Gabi… —susurro al mismo tiempo que mis ojos se inundan en lágrimas viendo como el alma de mi amada se acercó a mí abrazándome, diciendo: —Siempre sospeché que no eras un hombre normal, Daniel… eras demasiado bueno para ser real, no te sientas triste… esto que sucedió no fue tu culpa. —Si lo fue —digo al instante que un caudal de lágrimas se desborda de mis mejillas —yo… adelanté tu muerte… soy un celestial, un ángel como los humanos me llaman. No debí estar contigo, pero terminé amándote, perdóname, Gabriela, por favor…—tuve que detenerme, porque el llanto no me dejaba continuar hablando. —Te perdono, no me queda mucho tiempo, por eso deseo una cosa antes de irme… —pide Gabriela, ya que su alma estaba comenzando a desintegrarse, y las partículas de luz se elevaban al cielo —Cuida a nuestra hija lo mejor que puedas, no dejes que nada le ocurra y deseo que le pongas mi nombre. A ella si lograron salvarla… —¿Nuestra bebé sobrevivió? El alma de Gabriela asiente con la cabeza, y yo lo que hago es cerrar mis ojos con una mezcla de felicidad y tristeza, porque el alma de mi amada se acercó besando mis labios y luego antes de desvanecerse por completo me dijo: —Te amo, Daniel… —Y al decir eso, desapareció. Yo comencé a llorar amargamente jurando que nunca más en mi vida volvería a enamorarme de nadie, y mucho menos de una humana. Entonces, en ese justo momento una enfermera y un doctor salen para darme la noticia que ya sabía, que Gabriela había muerto, sin embargo, la enfermera traía a mi hija en brazos convirtiendo la situación en algo muy difícil de digerir para cualquiera, porque tendrían que decirme que mi amada había muerto, pero a su vez, mi hija había sobrevivido. La vida y la muerte estaban ante mis ojos en ese momento… —Lamento informarle que, no pudimos salvar a la mujer que trajo con usted, los disparos fueron fatales, fue un milagro que haya llegado con vida al hospital, sin embargo, hicimos lo que pudimos y con una cesárea de emergencias logramos salvar a la pequeña. Su bebé se encuentra muy sana —dice la enfermera y yo al instante me levanto de la silla cargando a la bebé con cuidado. —Yo soy el padre, ella era mi novia… nos íbamos a casar pronto —confieso tratando de controlar mis emociones viendo a la niña que tenía en mis brazos, era demasiado pequeña y hermosa, por eso, una vez más comencé a llorar con una mezcla de tristeza y felicidad acercándome para besarle su frente. —¿Qué nombre le pondrá a la pequeña? —Se llamará Gabriela, como su mamá —digo sorbiendo la nariz. —Bien… señor necesitamos hacerle unas preguntas y también registrar a la bebé. —Sí, solo díganme que debo hacer y lo haré… Al día siguiente Después que hicieron todo lo pertinente, pude llevarme a mi hija Gabriela a casa. Me sentía destrozado, honestamente no sabía qué hacer en ese momento, no tenía idea de cómo cuidar un bebé, y me aterraba acercarme a otro humano, ya que tenía el temor de que al hacerlo le acortaría su vida. Sin embargo, en cuanto llegué a la casa esperé encontrarme el cuerpo del hombre poseído que mató a Gabriela, pero para mi asombro todo estaba completamente normal, como si nada hubiese ocurrido, con la única diferencia que… en la habitación, sentados en la cama se encontraban tres celestiales ahí presentes en sus formas originales luminosas. —Daniel… te estábamos esperando. Y no te preocupes, ya “limpiamos” tu casita. Después de todo la muerte de esa humana fue causada por tu culpa, y como eres de los nuestros, ya nos encargamos de todo—responde una mujer celestial cruzada de brazos. Yo frunzo mis labios al oír eso, por eso hago lo posible para conservar la calma diciendo: —¿Qué quieren? ¡No permitiré que ejecuten a mi hija si eso es lo que están pensando! —exclamo transformándome en mi forma celestial que, en esta ocasión si logré hacerlo. —Tranquilo, tranquilo, ya el jefe estudió tu caso… recuerda que en el concilio el tiempo no pasa de la misma forma que en el mundo humano o el mágico —responde otro celestial que estaba ahí. —¿Qué decidieron? —Esa bebé es la primera mitad celestial y mitad humana que existe, así que el jefe tiene curiosidad. La dejará vivir y no se le acortará su vida… Cuando escuché eso ni siquiera sonreí de felicidad, porque si el jefe había decidido aquello, era demasiado bueno para ser verdad, algo traía entre manos y muy pronto lo descubriría. —En tu caso, quedarás suspendido de tus labores por tiempo indefinido. Se te llamará cuando se necesiten tus servicios, después de todo eres uno de los mejores ejecutores de espectros que hay, así que no te permitirán retirarte. Cuando seas llamado y tengas la osadía de negarte, esa hija tuya será ejecutada de inmediato, ¿comprendes? —se detiene para reírse, y es ahí cuando comprendo, ese sería mi castigo, no me iban a permitir retirarme y usaban a mi hija como forma de amenaza para retenerme. —Está bien… lo acepto, ahora déjenme solo. Los tres que estaban ahí se levantan de la cama, y cuando me pasan a un lado, observan a mi bebé seguidamente de mí, con esas miradas de lástima que estaba comenzando a detestar. Enseguida, ellos extendieron sus alas para irse de mi solitario hogar, traspasando el techo porque cuando nos convertíamos en Celestiales, (ángeles) no éramos vistos por el ojo humano, y también podíamos atravesar cualquier objeto u construcción del mundo humano como si fuéramos espíritus. Entonces, cuando se fueron, yo me senté en la cama viendo a Gabriela en mis brazos y una vez más comencé a llorar colocándola en mi pecho abrazándola. Nunca había llorado tanto en mi vida como en las últimas veinticuatro horas… —¿Qué debo hacer ahora? ¿Cómo se supone que te criaré? Sin tu madre estoy perdido... —le dije a mi hija Gabriela como si ella pudiera darme las respuestas. Y así de esa forma dio inicio mi vida como padre soltero en medio de mortales, criando a una niña en un mundo donde realmente solo lo conocía de forma superficial. Por el momento a causa de mi tristeza me encontraba bloqueado, pero tuve que activarme porque mi hija dependía de mí, así que debía buscar la forma de criarla sin importarme nada más que no fuese ella, porque el amor hacia otra mujer, nunca más iba a existir, o eso fue lo que pensé al inicio, sin tener idea que el destino tenía intenciones de jugar conmigo de una forma que jamás lo imaginé…

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