En la mañana siguiente: Daniel fue a la habitación de Gaby para despertarla, la niña estaba dormida boca arriba con la almohada encima de una de sus piernitas, con las manos esparramadas sobre la cama mientras que el cobertor que debía cubrirla durante la noche se colgaba débilmente de la punta de la cama, a punto de caerse al suelo. El padre cuando vio a su niña así no se sorprendió, Gaby nunca amanecía de la misma forma como la acostaba, así que él se agachó dándole un beso en su mejilla y luego la agitó con suavidad para que se levantara. —Gaby, despierta es hora de que te prepares para ir a la escuela —dice Daniel levantándose de su posición de cuclillas para abrir la ventana y así entraran los rayos del sol mañanero. La niña frunció sus labios volteándose, murmurando: —Quiero dorm