Capítulo 3-Puertas.

3315 Words
¿Mi lista de deseos sexuales? Creo que eran igual que los de la mayoría de personas, ¿Cuáles eran los deseos de la mayoría de personas? ¿Cuáles eran los míos? Miré en dirección a mi jefe y el yacía sobre su silla, mirando también en mi dirección. Observé la lista en blanco y me puse a pensar. ¿Cuáles eran mis fantasías sexuales? ¿Podría plasmarlas aquí? 1- Hacerlo en el coche. 2- Hacerlo en un ascensor. 3- Hacerlo en un avión. 4- Mirar un video porno con mi pareja. 5- Hacerlo al aire libre. De forma rápida, aquí estaban, mis fantasías. Yo no era ninguna pervertida ni tenía deseos diferentes a los demás, eran tan comunes como los de cualquier persona, ¿no? ¿Esta era realmente la lista? ¿Qué hay de esa idea que tuve una vez…? ¡No! ¡Yo no era una pervertida! Y si hice lo que sea que hice con mi jefe, lo que sea que le pedí, solo era bajo las influencias del alcohol, no era yo misma, de eso estaba segura. No, yo no podía haber pedido aquello que me estaba llegando a la mente, el pensamiento estaba ahí pero yo lo ignoraba. Miré la lista por ultima vez y la llevé a la oficina. El señor Willian siempre me pareció atractivo, sexi, muy apuesto, inteligente, un buen jefe, pero siempre, siempre, mantuve la línea divisorio entre mi jefe y yo, su secretaria. Lo que admiraban mis ojos, no lo dejaba bajar a mi corazón o un poco mas abajo. Le di la lista y el se quedó mirándola. — La hiciste muy rápido. Archer, ¿te detuviste a pensar realmente en lo que fantaseas durante el sexo? Aquello que quieres pedir y te retienes. No lo hiciste. — ¿Cómo sabe que no? ¿Cuáles son las suyas? — Por el momento, complacer las tuyas. Yo te ayudaré hacer una mejor lista. — comenzó a leerla. — ¿No lo has hecho nunca en un coche? Esta lista es un poco absurda. Te has perdido de muchas cosas. Sabes que tenemos un ascensor al lado, ¿no? Un avión… que osada. Pornografía, Archer. Estas muy verde. Para ser la pervertida que eres, te falta experiencia. — Señor Wilson, como podrá ver, no soy una pervertida, mis fantasías son tan común como las de cualquier persona, incluso aburridas. — Solo que tu no eres cualquier persona, eres mi secretaria pervertida. — sentía mi rostro sonrojarse cuando el caminó hacia mi. — Toma tus cosas y ven conmigo. Te mostraré como eres cuando el deseo s****l despierta en ti, quizás es una faceta que hasta tu misma desconoces o solo le abres las puertas con el alcohol, tengo muchas teorías y ganas de sobra por ver cual es la real. — Rodeó mi cintura, haciéndome estremecer. — Archer , ansío explorarte. — ¿Por qué sus palabras me calaban tanto? ¿Tenía que ser tan directo y encantador? — S—Señor Wilson, no iré a ningún lado, menos a esa habitación. No iré. — No estas obligada a nada y eso debes de saberlo y tenerlo siempre presente, pero sobre todo, nadie puede obligarte a nada. — aquellos labios que antes me habían besado con tanta pasión, tenerlos tan acerca empezaba a descomponerme. — Gracias señor Wilson, me quedaré haciendo mi trabajo. — Pero…— solo había hecho una pausa. — Solo de este modo podrás explorar tu sexualidad, divertirte con esas nuevas sensaciones que ya probaste, conocer el significado que tu misma le diste a la palabra “Girasol” , reconocer y admitir que tienes otras fantasías sexuales, que se salen de lo común. Tu cuerpo está entumecido y necesita liberarse. — sopló en mi oido, casi haciéndome gemir. Solo solté un suspiro. —En nuestra nueva habitación podrás conocer los deseos de tu cuerpo, recordar la noche del viernes y las marcas en tu cuerpo cobraran sentido. Archer, esta es la única forma de conocerte a ti misma, sin miedos. Admito que quiero vivir esa experiencia contigo, pues para mi también es algo desconocido y solo pensé en ello hasta que tu lo mencionaste sobre mi cama. Solo si lo deseas, sígueme, toma tu bolso y ven conmigo. Salió de la oficina y yo me quedé perpleja. Por sus palabras, por la reacción de mi cuerpo y porque verdaderamente quería seguirlo. Se perdió por el pasillo y yo tomé mi bolso y salí corriendo tras el. Estaba de pie junto al ascensor cuando yo lo alcancé. — Solo… solo lo acompañaré esta vez, señor Wilson. — dije. El ascensor se abrió y el entró de primero. — Fantasía número dos: hacerlo en un ascensor. — dijo como si nada. — ¿Tienes deseos de cumplirla? — S—Señor Wilson, hay algo que debemos de aclarar. — Hay que aclarar un montón de cosas. Para empezar, ahora eres mi pareja en la intimidad . ¿Sabes lo que eso significa? — Señor Wilson. — No me lo estaba preguntando, lo decía como un hecho. — Archer, me vas a gastar el apellido. Después de ésta tarde noche, decidirás si te quedas siendo mi pareja en la intimidad, a mi me complacería mucho, pero antes de tomarlo como un hecho, me gustaría que tu recordaras lo que hicimos, aunque puedo recrear perfectamente esa noche. No me molesta en lo mas mínimo. — No quiero gastarle el apellido, solo quería decirle que me molesta un poco la forma tan abierta en la que habla sobre sexo, es un poco incómodo. — Esta bien, omitiré la palabra y hablaré sobre el acto en si. Quiero estar dentro de ti como la última vez, ¿mejor?— avanzó peligrosamente a mi, por suerte el ascensor se detuvo. — No era a eso a lo que me refería. Lo sabe muy bien. — Estas muy tensa, quizás deberías dejar llamarme señor Wilson. ¿Aun recuerdas mi nombre? — Ángel. — Mucho mejor. Quería expresarme, decirlo con mis propias palabras, pero a el parecía ocurrírsele primero y yo me quedaba muda. ¿Pareja en la intimidad? ¿Qué carajos significaba eso? Tenía el camino marcado en la pantalla del coche, iba de prisa, tenia puesta su playlist y parecía muy concentrado. — Quiero saber una cosa. — comencé a decir, el bajó el volumen de la música.— ¿Por qué se acostó conmigo esa noche? — ¿Por qué no hacerlo? Ambos queríamos, éramos dos adultos y tomamos la decisión. — Pero, ¿Por qué? — Creo que no comprendo tu pregunta. — Soy su secretaria, solo estaba allí para organizar la fiesta sorpresa, me iba a ir después de ver que todo estuviera bien, justo luego de su llegada. ¿Por qué terminamos en eso? ¿Solo fue por el alcohol? — Puede que si, Archer, puede que no. La noche se puso muy, muy loca contigo allí, no pudo estar mejor. Pero de ser solo por el alcohol, no estuviéramos aquí. ¿Estas borracha? Porque yo no. — ¿Le gusto? ¿Le atraigo de alguna manera? — ¿Qué hay de ti? ¿Por qué pasó lo de aquella noche? ¿Cuál es tu respuestas para esa pregunta? — Diría que el alcohol, pero ya no puedo excusarme tras de eso, esta mañana en la oficina no estaba ebria, ahora tampoco lo estoy. ¿Es mucho admitir que me gusta? — No, no lo es. — Pero ahora solo voy con usted porque quiero descubrir que hice o que me hizo aquella noche. Creo que luego de esto podré sentirme en paz y ya dejar atrás todo lo que ha pasado. — Si eso es lo que crees, espero que sea así. Pero yo creo otra cosa. Me lo reservo. — volvió a subir el volumen hasta que llegamos. Aquel lugar era muy difícil de describir. Realmente lo era. Jamás en mi vida había visto algo semejante, por lo que mi boca no tardó en abrirse del asombro. Esto no era una habitación, véase como se vea. ¡Era como una casa! Alguien nos recibió en la entrada y le entregó una llave a mi jefe desde el coche. La llave era de color rojo, señaló una puerta, la única en todo alrededor, esto era una casa, con varias ventanas y una única puerta, pintada de rojo, el color que yo había elegido. Siguió hasta allí con el coche, nos bajamos y el me ofreció la llave. — ¿Yo? — ¡¿Por qué tenia que abrir yo? Todo era de suspenso y mucho misterio. No me gustaba. — Haz los honores. — Bien. — la introduje despacio y giré, esta cedió al momento, empujé la puerta despacio, evitando mirar el interior y luego me aparté, para que el fuera el primero en entrar. Esto era por lo que el había pagado tanto dinero, lo menos que podía hacer era entrar de primero. Se lo merecía. — Estamos aquí. — empujó más la puerta y entró. — ¡Madre mía! No sabia muy bien con lo que me iba a encontrar, pero esto es una pasada. Una pasada. Entra. — Yo tampoco sabía lo que iba a encontrar dentro, mis pies eran más curiosos y entraron. Este solo era algo así como el recibidor. Habían varias puerta de igual color frente a nosotros, cada uno con su llave colgando. Cerré la puerta y una pantalla ,que noté hasta ahora, se encendió, comenzando hablar. — Debido a que no hizo ninguna especificación, su habitación se ha equipado con casi todas las opciones hábiles por el momento, aquí se muestran unas listas de las que no han sido colocadas, puede intercambiarlas y en un tiempo máximo de una hora estarán instaladas. Su mente es la creatividad en este lugar, lo que se les ofrezca, se imaginen o crean que puede existir, así será, solo tienen que levantar el teléfono que hay en cada una de las habitaciones y solicitarlo. También cualquier remodelación. Los armarios están equipados con todo, pero si necesita alguna otra talla, una ropa extra, puede solicitarla. Se recomienda abrir una habitación a la vez. Tenemos también incluida la opción de hacer de toda la habitación una sola, pero antes de eso, le recomendamos probar todas las opciones, ya que una vez que se unifica, no hay retorno. Por favor, tengan una estadía agradable. Cuando la voz dejó de hablar, mi jefe estaba a mi lado. — Tenemos que descubrir todas las habitaciones, Archer. Mira, cada una tiene una nota en la puerta. Es como una descripción. — caminé detrás de el, pasando frente a las puertas, en total habían siete. Se detuvo en la última. — Entre el placer y el dolor se descubre la perfecta combinación, que resalta las sensaciones durante el sexo que muchos pueden llamar “duro”, habiendo muchos otros términos mas utilizados. ¿Qué mas fascinante que sentir como tu cuerpo pelea por decidir entre el “mas duro” o el “mas rápido”, sin dejar de lado al “ mas profundo”?— leyó en voz alta. Tenía el presentimiento de que esta sería la primera puerta. El giró la llave mientras en mi mente resonaban las palabras antes escuchadas. Mas duro, más rápido, más profundo… ¿Había alguna diferencia entre una y otra? No tenia idea. La puerta se abrió, dejando solo al descubierto una cama en medio de esta. Solo eso. Debía decir que mi corazón latía con mucha prisa a la espera de lo que iba haber allí, mas ahora empezaba a relajarme. Lo raro era que tenia muchos armarios, demasiados. Mi curioso y sexi jefe decidió abrir el más cercano a el, este estaba lleno de lencería, abrió el siguiente, con cosas de hombre y el tercero… el tercero tenia raros utensilios, quizás en cuero, látigos, cinturones y un montón de cosas raras. Ahora si, la habitación de normal no tenia nada. Miré los armarios detrás de mi, aquí habían mas. Abrí uno de ellos con un poco de miedo, encontrándome con muchos, muchos, muchos tipos de juguetes sexuales, de algunos ni sabia los nombres, mucho menos sus funciones. Mi jefe se acercó, tomando uno de ellos, presionó un botón y éste comenzó a vibrar de forma descontrolada en sus manos, lo volvió apagar, dejándolo en su lugar. El siguió observando las demás cosas y yo salí de la habitación, sin terminar de ver. ¿Qué diablos íbamos hacer con todas esas cosas? Me daban miedo las demás habitaciones, las puertas rojas. — Archer. — me llamó desde dentro. — Ven un momento. — yo volví a entrar.— No usaremos ninguna de estas cosas, mas que la cama, no tengas miedo. Recuerda lo que te dije, solo tu puedes decidir qué hacer. Sus manos acariciaron mis hombros, calmándome un poco. Me guió hasta la cama, sentándome allí. — Estoy muy nerviosa, señor Wilson. — Yo también, aquí no pasará nada que no quieras. — ¿Qué yo quería que pasara? Sus ojos miraron los míos, bajando después a mis labios. Los suyos se abrieron solo para humedecerlos con su lengua. Malditamente sensual, eso era él. Cuando su rostro hizo el amague de acercarse al mío, mis ojos se cerraron de inmediato, mas no fueron sus labios que sentí, fueron sus dedos, volví abrir los ojos y entonces si me beso. Rápido, corto. — Yo quiero que también me beses. — Me pidió. Y es que sus labios sabían tan bien que los míos se quedaban quietos, solo disfrutando. Pero tenia que besarlo. Mis labios empezaron a moverse con lentitud, junto con los de él, aquel era el primer beso que recordaba darle a mi jefe, en el que yo participaba también, la suavidad de su lengua dentro de mi boca, sus dulces labios y lo intenso del beso, impidieron ver que ya mi cuerpo estaba sobre la cama. — Haré que recuerdes. — sus manos bajaron por mi costado, buscando y encontrando las mías, sentía su cuerpo amenazar al mío, con aquella poca distancia. Aprisionó mis brazos sobre mi cabeza, pegándolos a la cama. — ¿Recuerdas la palabra?— pregunto, apretando con firmeza mis manos. — Girasol.— fue lo que contesté, si, aquella palabra no salía de mi mente. — Es girasol. — Pero, ¿para que es? ¿Para que la elegiste?— su cuerpo cayó sobre el mío, dejándome sentir su peso, el agarre se hizo mas fuerte, nuestros rostros de unían y el no apartaba la vista, yo tampoco podía. Tomó mis manos con una sola de las suyas y aquello solo apretó aun mas. La mano que dejó libre bajó hacia mi pierna derecha, desabrochó mi pantalón y elevó mi pierna, separándola con las suyas. Aquella mano volvió a subir y tomó mi rostro, su forma de besarme cambió, no era gentil, era muy apresurada. Solo su lengua me hacia gemir, me besaba con los ojos abiertos, pero yo cerraba los míos, sentía su pene presionar en su pantalón contra mi vientre, bajó un poco mas su cuerpo, sabía que buscaba y ya había encontrado el punto, mis ojos se lo confirmaron cuando presionó y estos se abrieron al sentirlo. Liberó mis manos. Se retiró de mi y cayó sobre la cama. — No puedo hacerlo. — giré mi cuerpo pues no comprendía a qué el se refería. — Tienes que pedírmelo, solo así, Archer. Algo me detiene. Tengo que escuchar tus palabras. — mis ojos observaban detenidamente aquel majestuoso hombre, miré su pecho, el subir y bajar de este, sus ojos cerrados y labios separados, mi mirada bajó a su pantalón, observando la marca perfecta dibujarse contra la tela. Era… era muy llamativo. Mis manos se acercaron de forma lenta, buscando capturar su forma, su figura. Tuve que utilizar ambas manos y capturar su forma, los ojos de mi jefe se abrieron al sentir mis manos, se incorporó un poco, observando como acunaba su m*****o, yo solo deseaba que mis manos fueran mas grandes para tenerlo todo dentro de ellas, ¿Dónde mas quería tener el paquete de mi jefe? — ¿Qué es lo que quiere que le pida? Solo dígame y lo haré. — comencé a mover mis manos y el volvió a cerrar los ojos. — No se que es lo que tengo que pedir. — Lo mismo que la otra noche. — su voz se iba volviendo mas gruesa. Aclaró su garganta antes de volver hablar. — Lo que deseabas, eso fue lo que pediste. — Pero no lo recuerdo, señor Wilson. Solo se de las marcas en mi cuerpo, la palabra girasol y aquella sensación. — ¿Cuál? ¿Cuál sensación? — La misma que sentí cuando aprisionó mis manos y mi cuerpo. — ¿Qué querías cuando sentiste aquello? ¿No faltaba algo? — Quería…— no podía decirlo, no…¡No!— No lo se. — Vamos, Archer. Está ahí, solo tienes que soltarlo. Harás que mi cuerpo explote, a esperas de que recuerdes. Dilo, ¿Qué querías? — Quería…quería…— quería que sus manos me apretaran aun mas, sentir el peso de su cuerpo, pero con nuestra piel al desnudo, mis pechos, mis pezones buscaban su cercanía, ardiendo porque sus labios se adueñaran de ellos, la forma en la que me besaba , sin delicadeza, sin cuidado, hacia temblar mi entrepierna mientras que sentir su pene solo me llevaba a una sola cosa. Lo quería dentro de mi, mas duro, más rápido, mas profundo. Mi piel se estremeció al darme cuenta de la gravedad de mis pensamientos. ¿Era yo realmente una pervertida por sentir estos fuertes deseos? No podía, no podía decirlo en voz alta, pero mi cuerpo se estaba quemando y de no decirlo, mi jefe no me haría nada. Lo había intentado, mas no pudo. Hacia falta la fuerza de mis palabras — Archer, no tenemos prisa. — Querido jefe…— mis manos liberaron su pene. — Quiero que abra esas puertas y busque la forma de atar mis manos, mis pies de ser necesario, me desnude y solo después de recorrer todo mi cuerpo, me haga gritar las palabras plasmadas en la puerta. — ¿Cuáles palabras, Archer? — Mas duro… — Si — Más rápido…— era liberador decirlo en voz alta. — Archer.— gruñó a la espera. — Mas profundo.— dije sin aliento. — ¿Con cual palabra debo de detenerme? — Girasol. — Es todo lo que necesitaba oír. Cerré mis ojos mientras mi jefe buscaba no se que cosas en los armarios, pero iba de un lado a otro. Mi mente se sumergió en la oscuridad de mis párpados y allí dentro escuchaba algunas palabras que no estaban siendo dichas en ese momento. Mi cuerpo se movió inquieto y a mi llegaron todas las imágenes de golpe, estaba recordando. Toda la noche, las cosas que pedí, las que él me hizo y todo lo que disfruté. “ — Quizás se sentiría mas motivado si hacemos algo diferente. — ¿Diferente? — Si, puede que su deseo s****l haya disminuido por la monotonía, siempre lo mismo, sin innovar. Eso a cualquiera lo aburre, no tiene nada de raro. — sus manos estaban sobre mis pechos, estábamos en la cama de el, solos en la casa, desnudos. Miré la reciente erección que apuntaba hacia mi. — De cualquier modo, hace rato que está erecto. Quizás no sea un problema de parte suya, señor Wilson. — ¿Sabes algo? Llevo quizás dos años sintiendo atracción hacia ti… por no decir tres. Solo tenemos una relación laboral, yo voy por mi segundo matrimonio y tu no pareces decir mucho o verme mas allá del señor Wilson. ”
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