No sé cómo pude creer que Ashley desaparecería tan fácil de la vida del señor Wilson, tampoco sé cómo pude llegar hasta este punto. Si seguían casados y ahora ella regresaba con un embarazo, yo pasaba a ser la amante. ¡Ni modo! ¡Como si en algún momento pude ser otra cosa! Me río de mi estupidez en esta situación, solo era mi jefe y fuera de eso habíamos compartido cama unas cuantas noches. Tenía la tablet tan pegada a mi pecho que me estaba causando dolor, la retiré y me detuve. —¡Ahí va la esclava de Wilson!—dijo Roger, casi en un grito, miré a los alrededores y los pasillos estaban vacíos. Caminé con prisa hacia su escritorio. —¿Y esa cara? ¿Enfadada? Sabes que solo bromeo, ¿no? —Roger, tu comentario me afectará cuando cada mes te llegue a tu cuenta la misma cantidad que a mi,