Miraba de reojo a Archer, estaba tan inmóvil que parecía una estatua. La vi tragar varias veces cuando ya todos estaban sentados. Se levantó, se sentaba del lado izquierdo de la mesa, junto a mi, comenzó a repartir lo que tenía preparado y luego volvió aquí, observé sus piernas en silencio y después levanté la mirada hacia los presentes, topándome con la mirada de Jonathan. Él también la observaba. Carraspeé mi garganta para llamar su atención, solo que llamé la atención de todos, Archer me miró sin comprender, como todos los presentes. Tomé un trago del vaso de agua que tenía al lado.
—Podemos dar comienzo a la reunión. —dije, disimulando la ridiculez que había hecho antes.
Miré a un lado de la mesa y vi el alcance que tenía mi pie hacia Archer, llegaba perfectamente. Quité con cuidado mi zapato, intentando tocar su pierna, ella se sobresaltó un poco y luego comprendió que había sido yo. Bajó la mirada y se quedó con ella fija en la mesa, sobre la pantalla de tu tablet. Aunque mis oídos estaban atentos a las palabras del hablante, mi cuerpo vibraba de deseos por Archer.
Mi querida pervertida.
Mi pie fue subiendo, ella intentó apartarlo, al ver que no podía, pareció resignada; separó sus labios y soltó un poco de aire, se removió en la silla cuando llegué alcanzar sus muslos. Eché la silla un poco hacia adelante, para poder deslizar mi pie dentro de sus piernas. Su garganta se movía de una manera exótica cada vez que tragaba y los minutos no parecían correr.
Tomé otro trago de agua y Archer me imitó. Una gota que mojaba sus labios, rodó por su mentón ; mi mano, en un movimiento automático, fue hacia ella para limpiar esa gota que bajaba por ella, sentí su tensión y retiré mi mano, dándome cuenta que habían dejado de hablar y que aquel simple movimiento había captado la atención de todos.
—Disculpe, puede continuar.— observé de reojo a Archer, seguía tensa y no era para menos, había llamado la atención por mi culpa, un descuido.
Salimos de allí en total silencio, luego de que la reunión había terminado. Tomamos el ascensor y ninguno de los dos decía nada.
Al llegar a la oficina, una persona estaba de pie junto al escritorio de ella.
—Hola, disculpe que me aparezca por aquí, soy de la recepción del lobby. He llamado varias veces pero no contestaban, tuve que venir hasta aquí, pregunté a otras secretarias y supe que estaban en una junta. — decía el hombre. —Hay alguien abajo, que busca con mucha insistencia al señor Wilson, su nombre está en la lista de las personas que no pueden ingresar a la empresa, pero la joven insiste en verle. —se giró hacia mí. —No ha armado un escándalo, pero no deja de llorar. Dice ser su esposa, señor Wilson. He venido personalmente para que usted me dé instrucciones. No sabía como proceder.
Archer pasó detrás de su escritorio y tomó asiento, quedando lejos de mi vista, la pantalla la cubría.
—No puede ingresar aquí. Por eso su nombre está en la lista de los prohibido. Dile que se retire, si no lo hace, lo que sigue es llamar a seguridad. No puedes dejar que se forme semejante espectáculo en el lobby.
—Lo sé, señor Wilson, y le ruego que me disculpe, el asunto es que además de afirmar que es su esposa
—Ex esposa. —corregí.
—También dice que está embarazada, ruega su presencia. Quizás… debería considerar hablar con ella, tiene mas de una hora, no se irá con tanta facilidad.
¿A-Ashley embarazada?
¡Ja! Tenía que ser una broma, mínimo tenía que tener unos tres meses de embarazo, guiándome del tiempo que no manteníamos relaciones sexuales.
—Iré a verla. —contesté. —Puede pasarla a la sala de espera que está en la recepción.
—Enseguida. —el joven se fue y yo me moví para buscar el rostro de Archer detrás del escritorio.
—Dentro de unos cuarenta minutos tiene que estar aquí para recibir al señor y la señora Gutiérrez.—miraba la agenda, hablando con total naturalidad.
—Archer, tienes que cancelar lo que tenga por el resto del día. Sabes que tengo otra cosa mas importante que hacer. —debíamos de ir a nuestra habitación y calmar la sed que sentíamos.
—Claro, ahora mismo cancelo todo. Tiene que atender con urgencia a la señora Wilson. —levantó el teléfono para hacer una llamada. Me acerqué al escritorio y tomé el teléfono, devolviéndolo a su sitio, levanté su rostro para que me mirase, pero no lo hizo, prefirió cerrar lo ojos. Deslizó su silla hacia atrás y se puso de pie, con la tablet en las manos, aferrándola contra su pecho. —¡Discúlpeme, señor Wilson!— sus ojos me miraban de una manera muy neutral, me quedé observándola pero no había nada en ellos. Ninguna emoción o cualquier rastro de ella. —No volverá a pasar. Tengo que ir donde el señor Fletcher que me espera para mostrarme la propuesta. Nos vemos cuando regrese. —salió de detrás del escritorio sin decir más nada, pasó junto a mi y con total naturalidad se marchó.
Ahora no sabía si era por la mención de Ashley y que ella estuviera allí abajo o por lo que sucedió en la reunión.
Entré a la oficina y tomé mi celular que había dejado antes, tenía muchas llamadas perdidas de un número desconocido, asumía que era Ashley. ¿Que diablos era eso de un embarazo?
Cuando bajé a la recepción, me indicaron donde ella estaba, teníamos varias áreas de espera que no necesariamente eran para situaciones como esta.
Ella estaba sentada mirando hacia la puerta, vino hacia mi cuando la crucé.
—Ángel, pareciera que te has esfumado de la tierra solo para mi. Llevo mucho intentando contactar contigo.
—¿Como para qué? Sabias que aquí no te iban a dejar entrar. ¿Por qué andas diciendo que eres mi esposa? Estamos en proceso de divorcio, no tardará mucho mas, lo sabes. —tomé asiento, esquivándola. —Felicidades por tu embarazo, ¿ya le dijste al padre?
—Eres tú, el padre eres tú, Ángel. Estamos esperando un hijo.—sus labios rojos nunca habían dicho tan vil mentira.
—Tu misma deberías de saber porqué ese hijo no es mío. ¿Qué tiempo tenemos sin tener sexo? Es algo imposible.
—Está bien. —quitó el bolso que colgaba en su brazo derecho y lo dejó en una butaca cercana a ella, levantó el vestido que llevaba, dejando ver su ropa interior pero también su vientre. Estaba abultado. Y pensándolo bien, era la primera vez que la veía con una ropa tan holgada. — ¿Crees que tengo semanas de embarazo? — lo bajó nuevamente y se sentó, retirando su bolso del asiento. — Como te dije, estamos esperando un hijo, Ángel Wilson. Sabes que mi periodo es bastante irregular, pensé que solo eran atrasos y más atrasos. Nunca dejé de usar protección, excepto contigo. No nos protegíamos.
—¿Que tiempo tienes de embarazo?
—Unas siete semanas de embarazo.—mi piel se puso fría y me puse de pie, no podía ser posible.