Estaba en mi último día de la regla, martes en la mañana. Podía sentir la mirada del señor Wilson sobre mi. Frente al ordenador, miraba su agenda de lo que restaba de la semana, después tomé la tablet y busqué su agenda personal. No tenía nada que el pudiera olvidar o que se saliera de su rutina, estas últimas semanas su vida estaba algo mas tranquila, pero también mas animada. El divorcio iba viento en popa y Ashley no había dado señal de vida, los abogados se habían encargado de esa parte y los medios no tardaron mucho en hacerse presente.
Otro divorcio mas para Ángel Wilson, con apenas treinta y tres años, la pregunta que todos se hacían y la que el me había respondido solo a media.
¿Por qué? Además, era un tanto apresurada la rapidez con la que se casaba, no juzgaba esa parte, tal vez se enamoraba con mucha rapidez o le gustaba formalizar sus relaciones, no tenía porqué ser por un mal o raro motivo. Me daba curiosidad y no debía de tenerla, pues yo sabía muchísimas cosas de el, siempre me tuvo mucha confianza y nuestra área de trabajo siempre fue un lugar armónico. Estrictamente profesional, excepto ahora, que teníamos otros tipos de tratos sin afectar a lo laboral. Yo seguía siendo Archer y el seguía siendo Señor Wilson.
Levanté unos de los celulares que sonó, era un mensaje, de él.
—¿Estas pensando en mi? —decía. Levanté la mirada hacia el señor Wilson. Lo vi escribir en su celular. —Siento como me llegan las vibraciones de tus pensamientos. —no pude evitar reír. —Gracias, estabas muy seria. De todos modos, sabía que pensabas en mi. ¿Pasa algo?
Tenía mucho trabajo, ¿Cómo tenía tiempo para mensajearse conmigo?
La puerta de su oficina se abrió y él permaneció allí de pie, hasta que yo me incorporé, tomé los celulares y la tablet. Crucé la puerta de su oficina mientras el la sostenía .
—¿Necesita algo? ¿Cómo va con todo el papeleo que le traje? Lo veo muy distraído.
—Voy bien, con tiempo de sobra, no te preocupes, Archer. ¿Alguna vez me he retrasado con algo?—pasó a mi lado y tomó asiento. Yo deposité las cosas sobre su escritorio, tomando asiento también.
—Si, es algo lejano, pero pasó una vez.
—No lo recuerdo, refréscame la memoria.
Como era algo muy inusual, era capaz de recordar ese momento.
—Una semana antes de su segundo matrimonio, viajó a Croacia, cuando regresó se atrasó un poco con todo.
—Ya lo recuerdo, cuando tuviste que ayudarme con algunas cosas. Pero hace tiempo de eso, no volverá a pasar. ¿En qué pensabas con aquella expresión tan seria? ¿Pasa algo? ¿Mucho trabajo?
—No. — respondí. Tomé la tablet para buscar en su agenda algo sobre qué hablar. —No pasa nada; todo está muy bien.
—¿Es por lo del divorcio? Pensé que Ashley haría una de sus rabietas, pero veo que no. Me alegro.—observó mi rostro, yo desvié la mirada.—No es por eso, aunque tal vez sí. Otro divorcio, supongo que tendrás las mismas dudas que todos. No solo he tenido dos divorcios en tan poco tiempo, anteriormente también cambiaba mucho de novia. Al menos sabes que no es un problema erección, al menos yo lo sé también, creo que no importa nada mas, pero si quieres saber algo, es el momento justo de preguntarlo.
—No es nada de eso. —mentí. No tenía que decirme aquello y ni preguntarlo, pues si yo tuviera que saberlo, ya el lo habría dicho. Mas tenía una duda, una pena, una…
Nada.
—Está bien. —nos miramos por unos segundos y luego yo salí de la oficina.
La semana pasó sin mucho fuera de lo normal, dentro de lo nuevo normal. Nos dábamos unos besos muy, muy emocionantes en los que yo terminaba siempre queriendo mas de esos labios.
Cuando llegó el lunes, el señor Wilson pareció venir con otra programación. Me atrapó en el ascensor cuando veníamos entrando a la empresa.
—Buenos días, Archer.
—Buenos días, señor Wilson. ¿Cómo estuvo su fin de semana?
—Bastante bien, no me puedo quejar. —me había pedido que nos viéramos, a lo que yo me negué. Tenía trabajo acumulado que tenia que avanzar. Usaba los fines de semanas para eso. —¿Cómo estuvo el tuyo?
—Muy bien.
El ascensor se cerró y el se posicionó en la otra esquina, el punto más lejos de mi.
—Archer, hay un tema del que no hemos hablado. Estoy un poco preocupado, no he seguido cumpliendo tus fantasías y me preocupa que esa cabecita perversa tuya siga pensando en otras a la lista que aún no me informas, porque no he cumplido con las que ya me diste. Falta hacerlo en el coche, en un avión,—se las sabía de memoria. —ascensor, aire libre y lo de la porno no está concluida. ¡No he hecho nada! Eso me preocupa. No te estoy complaciendo, es imperdonable. —tenía una expresión tan seria, como si realmente eso fuera algo importante. Mis mejillas empezaban a calentarse, miré mis pies, viendo los de él acercarse. —Salgamos hoy.
Al ascensor abrirse, yo salí primero.
Lunes, mucho trabajo, mi mente no podia pensar en eso, pero mi cuerpo si. Y por lo visto, el señor Wilson tampoco se lo había quitado de la cabeza.
Teníamos algo importante que hacer hoy.
Esperando en la sala de juntas, para algo importante con la directiva, habíamos llegado unos minutos antes, por petición suya.
—Archer, ¿podemos ir a nuestra habitación? —El color de sus ojos parecía derretirse y bañarme con aquel calor, tan ardiente y muy fuera de lo normal, al menos para mi. Mi respiración se vio alterada por semejante mirada y cuando su mano pasó debajo de mi falda, cerré los ojos. No podía seguir mirándolo, o no llegaríamos a esa habitación.—Hay tiempo de salir de aquí. — su ansiedad se me estaba contagiando. Giró a silla en la que yo estaba sentada, dejándome frente a él.
—Señor Wilson, le recomiendo que no nos vayamos antes de esta reunión. Ya estamos aquí y es algo importante. — comencé a decir, al ver su determinación a solo unos pocos minutos de empezar.
—Estoy seguro que puedes ponerla para otro día, sé que puedes. —tocó mis piernas. Yo llevaba una falda, lo que solía usar. —Inventa cualquier excusa. Es nuestro día. —Su mano siguió subiendo y luego su dedo pulgar me presionó allí, yo cerré las piernas, mordiendo mis labios, ahogaba un gemido, el mínimo suspiro o cualquier otro sonido que él insistía en sacar de mis labios.— Archer.
—Señor Wilson, llegarán en cualquier momento. Por favor…— mi piel empezaba a humedecerse.— Vayamos después de esta reunión. ¿Que le parece?
—Que tardará mucho y será tediosa, sobre todo si pensaré en ti durante toda ella. Eso no está bien.
—Inténtelo. — dije sin aliento. Era mi responsabilidad que el señor Wilson estuviera aquí. —Por favor, señor Wilson, se lo pido.
Sacó sus manos de mi falda y devolvió mi silla a su lugar.
—Solo porque me lo pides, lo haré. Después hay que hacerle una visita a nuestra habitación. Se que también quieres ir.
Y si que quería, pero el trabajo nos estaba llevando mucho tiempo, esto era más importante.
La puerta se abrió, aún sin yo recomponerme.
Tranquilicé mi respiración y presté atención a las personas que entraban.
Mi mente también pensaba en aquella habitación; por lo que esto se haría realmente largo.