Steph permanecía aún en su cama cuando el reloj de su mesita de noche marcó las 8:00am. Gracias a Dios era sábado y no tenía que ir a trabajar ese día. Después de la noche que había tenido, no quería hacer nada más que continuar acostada. En realidad, no podía hacer nada más. Su cuerpo lo sentía agotado y se creía incapaz de moverse. Su mente estaba ida entre tantos pensamientos. No sabía si las imágenes en su cabeza eran recuerdos reales o fantasías creadas por su mente. – HOY ES MI TURNO –las palabras de Minying aún retumbaban en su oído. La joven permanecía tendida boca arriba sobre su cama. Miraba el techo totalmente absorta del mundo mientras pensaba en todo lo que había vivido esa noche. Debe ser real se repetía a sí misma. No se creía capaz de tener una mente tan poderosa c