Una isla privada, Baylor la había traído a una isla donde solo estaban ellos y quienes les servían, ¿Cómo podía él haberla llevado a un lugar tan exclusivo como ese? No lo podía negar, absolutamente todo estaba hermoso, el mar más puro que había visto jamás, la cabaña es estupenda y todo a su alrededor es pacífica y le brinda muchísima calma, pero ella deseaba estar rodeada de personas. ―¿Por qué no bajamos a la playa un rato? ―Baylor se metió a la hamaca junto a ella. ―Vamos, desde que llegamos aquí no haces más que dormir, mi hijo saldrá perezoso. ―Hada lo miró, está molesta con él, no le permite ir a un lugar donde haya más visitantes. ―¿Por qué no quiere llevarme a otra parte? ―Baylor supo de inmediato que estaba molesta, se lo deja claro cuando lo trata de usted. ―Dígame por qué n