―Me gusta dominarte. ―Susurró dando peligrosos sentones. ―Me encanta verte a los ojos cuando te monto. ―Esa voz dulce y perturbada por los gemidos lo volvió por completo su esclavo. ―Estás jugando a algo muy peligroso. ―Baylor casi no podía hablar por lo ronco de su voz. ―No me hagas perder el control. ―Hadassa no lo escuchó, al contrario, aceleró sus movimientos, ese vaivan era como un castigo para Baylor, ¿Cómo puede desearla más y más aún cuando la está poseyendo? ―¡Bestia! ―Chilló por el apretón, se ha sentado y ahora ambos están abrazados. ―Bésame, conejita, hazlo. ―Hada obedeció al instante, lo besó con locura y pasión mientras sus cuerpos rozan y sus sexos se unen. ―Mierd4. ―Gruñó mordiéndole el cuello, es tan intenso lo que siente con ella que es más de lo que puede soportar.