Cada músculo de su cuerpo, cada hebra de cabello, cada respiración y cada gesto la invita a tirarse a sus brazos. Aquel hombre sexy y desnudo frente a ella es un Dios, su Dios, ¿Cómo es que un hombre puede ser tan asquerosamente guapo? Esa pregunta no tuvo una respuesta. Hadassa miró detalladamente a su esposo, dos metros de estatura, ojos azules y profundos, nariz perfilada, sonrisa arrogante y una dentadura demasiado perfecta. Cada músculo de su cuerpo dice lo bien trabajados que están, sus piernas largas y macizas, sus manos grandes y llenas de venas, pero lo que más la hace babear y palpitar su zona es esa polla que parece de película. Baylor no se movió ni un centímetro, él dejó que la mirada de su conejita lo escudriñara todo lo que quería, él tenía un propósito y ese era excitarl