―¿Qué sucede? ―Baylor se alertó de inmediato. ―Nena, ¿Qué está pasando? ―Se puso en pie. ―¡Revísela de inmediato! ―Exigió lleno de pánico. ―¿Puedes dejar de estar dando órdenes? ―Hada miró a la doctora. ―Solo ha sido un poco de cólico, eso es bastante incómodo. ―La mujer que ya estaba acostumbrada al pánico exagerado de los hombres sonrió. ―¿Ya no te duele? ―Baylor la miró descolocado, su cara es todo un poema. ―No, solo fue un pequeño cólico, los he tenido desde siempre. ―Baylor se sentó y pasó saliva para bajar los testículos que ya estaban en su garganta, no se perdonaría dañarla o a su bebé. ―¿Quiere un poco de agua? ―Ofreció la doctora tendiéndole un botellín, está realmente pálido. ―Gracias. ―Hadassa la recibió y tras abrirla se la tendió, ella no comprende su comportamient