Estando allí preguntaría a ambos sobre esa duda que tenía. —Buenos días para los dos, ¿es cierto que voy a tener un guardaespaldas como ustedes? —pronuncie al tomar asiento. —Buenos días hija—respondieron al unísono para sonreírse por la manera directa en como hacia la pregunta. —Para responder a tu pregunta, pues si queremos que tengas a alguien para que te proteja, tal cual como lo hacen los nuestros, recuerda que eres la única que no tiene—mencionaba mi padre quien sostenía una taza de café de la cual daba un sorbo luego de responderme. —Pero papá no quiero tener a alguien que siempre este conmigo, estoy acostumbrada a mi soledad. —Hija no te vendrá mal tener un poco de compañía, siempre he pensado que te falta alguien que este a tu lado, ¿no lo crees?—intervenía esta vez mi mad