Terminadas las primeras clases llegaba la hora de almuerzo, al disponerme a tomar asiento sentí de repente que alguien me sujetaba del cabello, logrando con esto que la bandeja que llevaba cayera al piso, debido a que no pude comprobar de quien se había tratado, solo me percataba que todos a mi alrededor reían, como si lo que hubiese ocurrido fuese un acontecimiento gracioso. Dada las circunstancias y siendo el hazme reír de todos allí creí prudente actuar como suelo hacerlo. Tras haberme levantado y haber notado que mi uniforme estaba arruinado mantuve mi postura, estando erguida la mantuve en alto mientras caminaba hacia el grupo que mayor impresión causaba por la manera en la que reían de mi desgracia. —¿Es todo lo que pueden hacer por el hecho de sentir envidia? Pero que bajo de