Algo llamado amor

“Preocúpate por tu conciencia, más que por tu reputación. Tu conciencia es lo que eres. Tu reputación es lo que otros piensan de ti. Y lo que piensen de ti, no es tu problema.” —Albert Einstein— --------------*******************---------------- Mi nombre es Stacy Diamond, estadounidense de nacionalidad e hija única de una acaudalada familia, con apenas quince años puedo decir que mí día a día es algo monótono. Debo acudir al colegio al cual solo acuden alumnos de alta élite, al salir me dirijo a mis clases extra curriculares, estas se basan en ballet, patinaje, natación y protocolo, ultima que me es impartida en una academia de refinamiento para señoritas. Además de mis múltiples facetas como estudiante ocasionalmente debo acompañar a mis padres a los diversos eventos que suelen auspiciar en las fundaciones que manejan. No tengo amigos actualmente, pero hace diez años tuve la oportunidad de conocer ese significado, mismo que no fue del todo agradable, ya que esas personas que consideraba como amigas lastimosamente no lo eran, se trataban de seres vanidosos e interesados. Por tal motivo termine todo vínculo y desde allí me he rehusado en hacer amistad para evitar que volviese a ocurrir lo mismo. A parte de la experiencia negativa que tenía sobre las amistades, mi complejo de inseguridad era algo con lo que también lidiaba diariamente. El sentirme diferente al resto era algo que no terminaba de comprender y con ello este complejo se acrecentaba con el paso del tiempo. En ese transitar que tenía conmigo misma tuve la fortuna de conocer a una chica maravillosa, Susán era alguien gentil, siendo de complexión delgada, cabello n***o corto con fleco, era alguien que con el paso del tiempo pude descubrir que era sincera como pocos, siempre tenía una sonrisa para todo, reflejando de esa manera el lado bueno a cada cosa que le sucedía a pesar de su discapacidad visual. El día que supe de ella desconocía que era ciega; me encontraba en la cafetería de la escuela y para mi mala fortuna como estaba un poco despistada no la vi venir y tropecé con ella, tirándole al piso lo que llevaba en la bandeja, por ello me disculpaba mientras la ayudaba a recoger. —Lo siento no fue tu culpa, no debí caminar por esa dirección, tiene más tránsito de chicos y por mi discapacidad se me dificulta detectar cuantos vienen. —¿Dijiste Discapacidad? —Soy ciega, es algo que forma parte de mi—respondió con una sonrisa como si lo que padeciera no le afectara. A partir de ese encuentro y habiéndola ayudado quise ser su amiga, conocerla más, no por lastima sino porque me sentía bien de que una chica como ella fuese cercana a mí. Al pasar tiempo en su compañía me daba cuenta que era muy amable, siempre refería que viera el mundo con una sonrisa aunque fuese difícil lo que estuviese viviendo. Con esas hermosas palabras de Susán siempre venia un abrazo de mi parte, quería que siempre fuésemos amigas, diría que lo único que nos distanciaba era que estudiábamos en salones diferentes, sin embargo, en clases de música con frecuencia nos reencontrábamos. Susán se destacaba tocando el piano magníficamente, lo hacía de una forma tan perfecta en vista de la dedicación y la disciplina que tenía para ello. Su mayor meta en la adultez era ser una reconocida pianista, con eso en mente me motivo para querer aprender a tocar piano, comprobaba que el sonido que emite es hermoso, aparte de eso la forma en que tocaba las teclas en cada composición aun siendo invidente era algo sublime, a tal punto que podía sentir como transmitía agradable sensaciones en todos lo que estábamos presentes.