13. UNA VOZ A TRAVÉS DE ÉL

2105 Words
Edén Me asusté cuando escuché hablar raro a mi papá, pero cuando quise levantarme me resbalé y se cayó el tarro de basura, él dijo algo que no entendí, pero sí decía mucho “Ragazza” y “¿Perché?”. Nota: Papá habla chistoso y cuando lo hace mueve mucho sus manos con la punta de los dedos juntos. Hice lo mismo que él, se escuchaba más gracioso y di vueltas en la cocina diciendo esas palabras, pero cuando lo vi otra vez, papá estaba en el suelo cubriéndose la cara igual que mamá cuando hago algo que no le gusta. Creo que sí se enojó. —¿Papá? Lo siento, quería hacerte el desayuno, pero se me cayó el jugo porque pesaba mucho y mis brazos son chiquitos, no son grandes como los tuyos —le expliqué, pero no quería verme—. ¿Papá? —no respondía y me daba miedo porque no sabía qué hacer—. Papá, ¿estás bien? —dio un suspiro muy largo y levantó la cara. —Gracias por ayudarme con el desayuno, Edén, pero no quiero que vuelvas a cocinar sola —no me gritó como mamá, pero tampoco estaba feliz. —Solo quería ayudarte. —Lo sé, pero… —se quedó viendo la mesa y se levantó asustado— ¡¿En dónde están los papeles que tenía en la mesa?! —L-Los guardé… —respondí nerviosa porque él parecía mucho muy enojado. —Edén, dime que no los ensuciaste. —No, los guardé acá —corrí a su cuarto, él iba detrás, me limpié las manos con la camiseta para no ensuciarlos y saqué los papeles de su escritorio—. Sé que son importantes para ti y tú dijiste que en la mesa de la cocina no debían estar los papeles importantes o se mojaban. —Edén… —se sentó en la cama viendo uno a uno los papeles y luego a mí—. ¿Cómo sabías que eran importantes? —Porque tienen el dibujo de las llaves y en una dice “C.L.S.”, como la hoja que tenías ayer en la oficina. ¡Mira, los dibujé! —corrí por mi cuaderno que estaba en mi cama y volví enseñándole el dibujo—. ¿Ves? Abajo dicen esas letras, lo encerré todo en una burbuja roja porque Mina dice que el resaltador rosado es para las cosas importantes, pero esto era mucho muy importante, por eso lo pinté de rojo. Esta vez hizo un suspiro corto, pero enseguida se rio mientras veía el dibujo y guardó sus papeles en el escritorio. —Gracias por guardarlos, en verdad eran muy importantes para mí. —Lo sé —él estaba feliz, eso es muy bueno—. ¿Me ayudas con la comida? Tengo hambre. —Primero vamos a limpiar esa locura que hiciste y después desayunamos. —¿Pero hacemos la comida juntos? —Sí, porque ni loco te dejo cocinar sola otra vez —él me dio su sonrisa grande y bonita que se esconde un poquito porque tiene la barba más larga, pero no importa, sigue siendo bonita. Después de limpiar, papá me enseñó cómo hacer el desayuno, dijo que no podía usar sola la estufa, también me dejará una jarra con jugo en la nevera para que yo lo sirva todos los días y me dejará picar la fruta, porque a él le gusta servir fruta en el desayuno. —Papá, ¿puedo hacer mañana el jugo de naranja? —Es peligroso, no saber usar la máquina. —Enséñame, yo haré lo que me digas. —Edén, te dejé cortar la fruta porque esa es más fácil para ti y no necesitas usar un cuchillo filoso, pero no debes cortar todas las frutas. —Entonces tú cortas las naranjas y yo hago el jugo —suspiró, pero fue diferente, no es triste como siempre y tampoco enojado como mamá. —De acuerdo, pero solo lo harás cuando yo esté contigo y pase lo que pase, aun si tus intenciones son buenas, no quiero que vuelvas a cocinar sola —asentí triste porque sabía que no le gustaba que estuviera aquí, pero si hago las cosas bien, él estará feliz conmigo y me dará un abrazo con sus fuertes músculos. (…) En la tarde acompañé otra vez a mi papá en la oficina, pero esta vez me quedé junto a la ventana dibujando porque el parque era bonito y podía ver las tres iglesias, muchas personas iban y venían, también vi a unos niños con sus papás tomados de la mano y me dieron muchas ganas de salir con mi papá, pero él dijo que no porque tenía mucho trabajo pendiente. Ahora yo suspiro triste… —Padre Enrique, buenas tar… —mi tío Oskar llegó viéndome sorprendido—. ¿Edén? —¡Tío Oskar! —corrí hasta sus enormes brazos que me alzaron feliz y me dio un beso haciendo un ruido fuerte en mi mejilla—. ¡No, tío, me haces cosquillas! —¿Entonces le doy mis besos a otras niñas y no a ti? —No, solo a mí —se rio bonito y me abrazó fuerte—. Mi papá Enrique dijo que viajarías, pensé que ya te habías ido porque no te vi estos días. —Estuve ocupado trabajando en otra iglesia, pero más tarde viajaré. —¿A dónde vas? —Italia. —¡¿Comerás aceite de oliva?! A mi papá Enrique le gusta con pan, queso y una hojita verde, él me regaló un pancito y sabía mucho muy rico —él estaba feliz, pero papá me vio un poquito triste. ¿Será que a mi papá no le gusta que abrace a mi tío o es porque a él no lo abrazo? —Creo que te volverás italiana si sigues comiendo así. —No sé, pero papá dijo unas cosas chistosas, así: ¡¿Perché, ragazza, perché?! —moví mis manos como papá y mi tío se rio mucho. —Al parecer, también hablas como los italianos. —¡¿Es italiano?! ¡Papá, puedo hablar italiano! —Así es, pequeña, y muy bien según recuerdo —dijo mi papá con una cara rara, pero no parecía tan enojado—. Edén, espera afuera un momento por favor, necesito hablar con Oskar. —Pero quiero quedarme, ¿no puedo estar en el balcón? —un suspiro… —Está bien, pero no te acerques mucho al barandal y cierra la puerta, lo que hablaré con él no puedes escucharlo. —Sí, señor. Por suerte su oficina tenía ese balcón y la puerta era de vidrio, así podía verlo hablar con mi tío Oskar mientras yo dibujaba las iglesias en mi cuaderno, pero papá no parecía feliz, se veía como mi mamá cuando estaba desesperada por algo, también frotaba fuerte su cara y golpeaba un poco la mesa. De pronto mi tío dijo unas cosas que enojaron más a papá, quien se levantó de repente gritándole algo en italiano que no entendí y solo cuando me vio se calmó y se fue, mi tío suspiró triste y salió al balcón conmigo. —¿Papá está enojado por mi culpa? ¿No me dejará estar con él? —pregunté triste a mi tío y él se sentó viendo mi cuaderno. —No, princesa, él no está enojado contigo y tampoco dejará de cuidarte. —¿Y por qué se fue? —Enrique tiene algunos problemas que lo agobian y aunque intenta que tú estés bien, él no lo está. —Pero yo no estoy bien. Él casi no me habla, no puedo abrazarlo, tampoco juega conmigo y sé que se enojó porque hice sola el desayuno, por eso me castiga dejándome lejos. —Tus intenciones eran buenas y él reconoce eso, Edén, pero no está enojado contigo. —¿Entonces está triste por Joan? —¿Cómo sabes de Joan? —preguntó sorprendido y aunque quise contarle, creo que no debería—. ¿Edén? —No importa, igual estoy castigada y él no quiere estar conmigo, por eso me deja en la mesa dibujando sola igual que mi mamá cuando no quiere que la moleste —me dieron ganas de llorar y mi tío me abrazó. —Tranquila, todo estará bien, solo debes ser paciente. —¿Y si no me deja estar con él? —Yo me encargaré de eso, pero necesito que pongas de tu parte —mi tío me dio un beso en el cabello y le enseñé mis dibujos mientras comíamos las galletas de Mina—. Están hermosos, ojalá tuviera una oficina para decorarla con tus dibujos. —Te regalo este, así podrás llevártelo en tus viajes —arranqué mi dibujo con las tres iglesias. —¿Segura? —Sí, es el más bonito de todos porque lo hice con los nuevos colores que me regaló mi papá Enrique y también le hice las llaves de sus hojas, así que es mucho muy importante. —Gracias, Edén, lo guardaré muy bien en una carpeta para que no se dañe y si quieres que te traiga algo de Italia, solo dímelo. —Aceite de oliva, quiero comerlo para hacer feliz a mi papá Enrique. —¿Solo eso? Por a Enrique le gusta otras cosas. —¡¿Qué cosas?! ¡Dime! —él rio mucho muy feliz y me sentó en sus piernas. Mi tío me contó que a mi papá le gusta más la comida de sal, pero no salada, que hace mucho ejercicio y por eso bebe unos batidos especiales que luego le preguntaré cómo se hacen, también me contó que mi papá, cuando estaba en Italia, trabajaba mucho y por eso casi no salía a jugar, pero si yo le enseñaba cómo hacerlo él jugaría conmigo. De pronto vi la hora en su reloj y se me ocurrió una gran idea. —Tío, ¿podemos salir un ratico? Ya casi se va Mina a estudiar y quiero despedirme de ella. —Está bien, avisémosle al padre Enrique y salimos. Por suerte mi papá nos dejó y fuimos al restaurante para sorprender a Mina, quien estaba mucho muy feliz de vernos. —¡No puedo creer que lo hayas traído por mí! —dijo ella cuando mi tío fue al baño. —Sí, más tarde se va para Italia y quería que lo vieras, pero deberías darle tus galletas, así te pensará mucho, yo le di mi dibujo y dijo que pensaría mucho en mí. —Entonces seguiré tu consejo. Mina guardó en una bolsa un postre con unas galletas, pero cuando guardó otro para que se lo diera a mi papá, recordé que a él no le gustó. —Mejor otro postre, a mi papá no le gusta mucho ese. —¿Ah no? Bueno, si quieres escógelo tú. —¿Hay alguno que tenga galletas y pueda comer con café? —Claro que sí, le daré uno que le encantará. Ella sirvió uno muy rico con una bolsa de galletas y cuando volvió mi tío, acompañamos a Mina hasta la estación de tren donde ella le dio sus postres y un beso en la mejilla, también le dijo bajito que la pensara mucho y mi tío se puso rojito, pero se veía lindo. —Visítenme cuando quieran al restaurante y en cuanto pueda también iré a la iglesia. —Será bienvenida cuando quiera, Mina, y gracias de nuevo por el detalle, la tendré presente. —Buen viaje, padre —Mina le dio un abrazo y después otro a mí—. No dejes que otra mujer se le acerque, tú eres la única que tiene mi permiso para estar en sus brazos —me dijo bajito para que él no escuchara. —Tranquila, yo lo cuido y él me cuida —Mina se fue y mi tío y yo nos devolvimos de la mano hasta la casa—. Tío, ¿pensarás mucho en ella ahora que te dio sus postres? —Sí, fue un bonito detalle. —Sí, pero no olvides traerle algo de Italia. —Lo haré. ¿Se te ocurre algo que le pueda gustar? —Mina me dijo que necesitaba una liga para el cabello y también le gusta ponerse muchas pulseras porque es mitad gitana, o eso dice —él sonrió bonito poniéndose rojito. —Lo tendré en cuenta, por ahora vamos a casa a comer y después irás a dormir. Creo que a mi tío le gusta Mina y como dice ella, sus postres son los más ricos y conquistan a cualquiera.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD