5. Con ganas de más

1380 Words
Sally Brin El helicóptero aterrizó en los jardines de la casa blanca. Danilo estuvo serio todo el trayecto, yo también decidí mantener silencio. Tal vez debía llamar a mi hermano, él había sido senador y tal vez podría decirme como manejar todo esto. No quería perjudicar a Danilo, yo no sabía que iba a quedar embarazada de él, pues se suponía que ninguno de los dos podía tener familia. Danilo me ofreció su mano para ayudarme a bajar, pero en cuánto mis pies tocaron el suelo, él no la apartó de la mía, como en el hotel. Sentí la mirada curiosa del piloto y de las demás personas que trabajaban en aquella enorme residencia. Al entrar a la mansión, Danilo preguntó por Javier, él ama de llaves le dijo que estaba en la sala de reuniones junto con los demás secretarios y consejeros. Caminé junto a Danilo cruzando la mansión hasta el ala este, atravesamos un pasillo abierto al exterior como si fuera una especie de puente, hasta que, frente a una puerta grande de Caoba, él se detuvo. —Espérame aquí —me pidió. Asentí, ya no quería causarle más problemas. Espere por un buen rato recargada en el protector de concreto del pasillo, miré hacia el frente, este pasillo estaba a unos cuatro metros de altura, desde aquí podía ver casi por completo toda la construcción de la casa blanca, alguna vez la había visto desde la tv, recuerdo que uno de los más grandes sueños de mi hermano Elian había sido ser presidente, si no se hubiera retirado tal vez ahora lo sería, Cat seria la primera dama, era algo muy loco que se hubiera retirado de la política por completo. Pero en cierto modo lo entendía, todo este mundo era un caos. Miré mordiéndome el labio hacia el otro lado del pasillo, estaba sola en este lugar, se escuchaban voces al otro lado de la puerta, como si estuvieran discutiendo. Pegué mi oído a la madera para escuchar. —No creo que Sally sea de ese tipo de mujeres —era la voz de Danilo. Me pegué aún más para escuchar mejor. —Sally Brin es una mujer problemática, toda la familia Brin lo son —era la voz de su primo, el abogado, apreté los dientes, como odiaba a ese hombre, seguro estaba ardido por que Cat nunca le hizo caso y siempre prefirió a mi hermano. —Podríamos quitarle al niño, pelear por la custodia cuando haya nacido… —¡Qué! Ya no pude escuchar más y abrí la puerta, frente a mi alrededor de una mesa en “U” a la cabeza estaba Danilo quien me veía fijamente con reprobación ya que lo había desobedecido al no quedarme al otro lado de la puerta, a su lado estaba Javier, al otro Elena y otro hombre que no reconocía. Todos me miraban. Me sentía furiosa, amenazada por las palabras de aquel hombre, temerosa de que esa gente fuera tan cercana a Danilo y que él pudiera hacer algo para alejarme de mi hijo. Que claramente sabía que podía. —¡Jamás me quitaran a mi hijo! —vociferé. El hombre a lado de Danilo, el que no conocía camino hasta mí tomándome del brazo con fuerza —la presidencia del país ahora mismo esta envuelta en un escandalo por tu culpa… Me zafé de su agarre con violencia, no había más que coraje reprimido hacía él. —No se como se enteraron, yo no le dije a nadie… —¿Crees que te creemos? Mujeres como tú hay muchas que solo buscan dinero. —Más le vale que modere sus palabras conmigo, señor —estaba enfurecida, quien se creía que era este tipo —yo no necesito ni dinero ni poder… —¿Entonces que haces aquí? —gruñó. Danilo se interpuso entre los dos. —¡Basta! déjala en paz, Enrique… es la primera vez que pasa algo así, podemos arreglar esto antes de que comiencen las campañas para el nuevo periodo en la presidencia. —¿Cómo? Ahora ya no puedes casarte con Elena, por que toda la prensa comenzará a hablar y crear chismes. Mi mirada fue a parar hasta Elena, me veía con rencor, eso era, esa mirada extraña, ella era la mujer con la que Danilo se iba a casar. —Me casaré con Sally… —soltó —lo siento Elena, si esta decisión arruina algunos de los planes que teníamos, pero era un matrimonio falso, Sally me necesita ahora. Elena desvió la mirada, no decía nada, estaba enfadada. Me sentí mal por ella, intuía que Danilo le interesaba, pero nunca fue mi intención meterme entre los dos, yo no sabía. —No puedes hacerme esto Danilo… —El hombre estaba furioso. —Danilo, es Elena con quien debes casarte no con la hermana de Brin —dice Javier al mismo tiempo que me fulmina con la mirada. Por instinto me protejo detrás de él. —Ustedes son mi equipo de trabajo, las personas en las que he confiado toda mi carrera pero en mi vida personal sólo soy yo quien decide, Sally se hará la prueba de ADN y si el resultado es que su bebé es mi hijo, no dudaré en casarme con ella, es la familia que necesitamos para afianzar la presidencia pero también es mi deber como padre estar presente para mi hijo y su madre. Danilo toma mi mano, caminamos hasta regresar a la mansión, dejando a todos los demás atrás, subimos las escaleras y al inicio del pasillo, abre la primer puerta. Es una habitación enorme, cama con dosel, chimenea, muebles estilo clásico, en tonos marfil y beige. —¿Esta es la habitación de huéspedes? Es demasiado lujosa —digo poniendo un pie dentro, mirando todo a mí alrededor, cada detalle de la arquitectura, todo es bello. Danilo sonríe coqueto. —Es la mía. Alzó una ceja. —¿Dormiremos juntos? —preguntó sintiendo como mi humedad florece entre mis piernas, en todo el día no he hecho otra cosa más que fantasear con la noche que pasamos juntos, no se si era un efecto del embarazo o en verdad sentía algo por él. Una noche en la misma cama sería una tortura para mí. —No —mi rostro se endurece, como si su respuesta me entristeciera —estaré trabajando abajo hasta noche, dormiré en mi despacho o alguna otra habitación, descansa al menos por hoy aquí nadie te molestara. Antes de que se de la vuelta, algo me insta a tomar su mano. La entrelazó a la mía. Él mira nuestras manos, luego alza la mirada. Entre los dos se forma un silencio. —Gracias, por creer en mí —le digo acercándome más a su cuerpo. No puedo dejar de mirar sus labios que me tientan, muerdo mi labio inferior y hago ojos de sirena. Es peligroso, pero mi deseo por el se esta volviendo algo incontrolable, tiene que ser el embarazo. Danilo acorta también la distancia entre los dos. Nuestras respiraciones se mezclan, nos miramos fijamente. Ahora no tengo tiempo ni de pensar en que es lo que quiero, solo se que lo deseo. Cuando siento que mi corazón va a explotar, estampo mis labios en los suyos. Tengo temor de que me rechace, que piense que estoy loca, pero sorpresivamente toma de mi cintura y me atrae hacía él, suelto su mano y me abrazo de su cuello. Lo beso con ansias mientras mis labios tiemblan, y mi monte vibra y se humedece al mil. Mis manos van a dar hasta su camisa, con la intención de desabrocharla, él me detiene, abro los ojos y me separo. Respira sobre mi nariz. Mis mejillas arden, estoy avergonzada. —Lo siento… —le digo. Danilo sonríe con coquetería. —Para que no lo sientas… —Me besa de nuevo, de manera intensa y frenética, casi comiendo mis labios. Mi respiración se acelera y mi pecho se agita. Se separa de pronto dejando la humedad de su boca en la mía —esto es jugar con fuego Sally, no puedes ser tú quien me seduzca siempre —se mofa. Observo como se da media vuelta y sale de la habitación dejando mis bragas mojadas y con ganas de más.
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