Rita y Daniel fueron atacando a los bandidos que estaban haciendo guardia, uno por uno sin hacer ningún ruido, los mataban y después los amordazaron y los ataron antes de que volvieran a la vida. Cuando llegaron a la puerta del almacén la abrieron con mucho cuidado intentando no hacer ruido ya que no sabían cuántos bandidos más estarían dentro, el interior estaba oscuro, solo habían unas cuantas antorchas en las esquinas que daban una precaria luz, ellos se escondieron entre las sombras pegándose lo más que podían a las paredes, sus ropas negras ayudaban a pasar desapercibidos, por ese día Rita había escondido su larga melena detrás de la capucha de su capa ya que solía resaltar aún en la oscuridad. Aquel lugar apestaba a sudor, sangre y muerte, Rita tapó su nariz pero como tenía que re