Daniel saco su espada, y se puso al lado de Rita y le dijo. _ Recuerda, corta directamente la cabeza de cuajo. _ Lo sé. Ellos esperaron a que fueran los bandidos los que los atacarán primero, cada bandido que se acercaba le cortaban la cabeza de cuajo haciéndola rodar por el suelo lejos del cuerpo. Rita sonrió ampliamente al ver que los que mataban ya no volvían a la vida. Por otro lado la sonrisa de Calen se borró de sus labios, se veía molesto, furioso al ver que sus hombres estaban muriendo tan fácilmente. Con Asiel ahí Daniel y Rita no podían pelear como querían, así ella pensó que estaría mejor dentro del almacén con los esclavos que ahí fuera con ellos en el furor de la batalla. _ Vuelve dentro y bloquea la puerta. Ordenó Rita mientras cortaba la cabeza de uno de los bandidos