Capítulo 19. Aquí las cosas están bastante intensas.
Estefano afrontaba algunas dificultades en la empresa, al ver el nombre de Salvatore en su pantalla, suspiró profundamente. Había estado manejando las cosas solo desde que su amigo lo dejó para dedicarse a la Dirección General de la empresa Colombo, y aunque siempre había tenido una visión firme y clara para su propia empresa, últimamente se sentía al límite. Contestó de inmediato, anticipando una conversación directa, y sin rodeos.
-- Salvatore – respondió con una mezcla de alivio y cansancio en la voz,
-- Justo estaba por llamarte. Aquí las cosas están bastante intensas; el mercado está cambiando rápido, y a veces pienso que necesito dos vidas para mantenerlo todo a flote – continuó, imaginando que su socio lo llamaba para escuchar un reporte de su empresa, Salvatore, escuchando el peso en las palabras de su amigo, decidió no postergar su mensaje inicial.
-- Lo sé, Estefano. Sé que he estado algo ausente estos días, pero ambos sabemos que lo hago por nuestro bien – comenzó a decir, el tono que uso fue demasiado profesional, tanto que incluso a él mismo le llegó a asombrar lo frío que sonó su comentario, mucho más de lo que hubiese querido.
-- Pero esta llamada es… por otra razón. Se trata de Grazzia, mi esposa, ella me ha pedido información sobre ti, estoy seguro de que intentará ponerse en contacto contigo. Necesito que sepas algunas cosas antes de que hables con ella de lo que sea – Estefano enmudeció un instante. Era raro que Salvatore mencionara a Grazzia de manera tan directa, y eso lo llenó de curiosidad.
-- ¿Ha ocurrido algo en particular que deba saber? ¿acaso tu esposa recuperó su memoria? – le preguntó cauteloso, intentando leer entre líneas lo que su socio le acaba de decir,
-- No es eso, ella sigue igual. Grazzia no sabe nada acerca de nuestro pasado. Sabemos muy bien el motivo por el que me case con ella – le dice Salvatore y Estefano asiente, aun sabiendo que su amigo no lo podía ver, incluso se sintió orgulloso porque la idea de utilizar a Grazzia en todo esto, partió de él. Si Luciana no hubiera dejado a su amigo…
-- Necesito que mantengas cierta distancia con ella sobre los temas personales, anoche ella y yo… ya sabes, nosotros consumamos nuestro matrimonio – le confesó de pronto, sintiéndose acalorado al recordar la noche que pasó el los brazos de su esposa, y la manera inocente y a la vez picara en que ella se comportó.
-- ¡Vaya hermano! – exclamó Estefano, recordando la belleza y la buena figura de la esposa de su amigo, le pareció un poco tarde para que el hombre recién la haya hecho suya, pero se sintió orgulloso de él.
-- Te felicito entonces. Ahora no solo tienes las acciones a nombre de tu familia, y el poder del Director General de la empresa Colombo, sino que también tienes a una esposa de tu lado, y me refiero a “una esposa” en todo el sentido de la palabra – le dice y sonríe ante la nueva noticia…
-- No lo hagas hermano, no sabes como me siento ahora. Pienso que le he sido infiel a Luciana y eso me está atormentando – suspira Salvatore,
-- Grazzia no sabe nada de mi pasado, pero hoy le hable acerca de otra mujer. Por eso quiero que mantengas cierta distancia si te pregunta cosas personales, ella… no tiene idea que le he hablado de Luciana, simplemente le dije que cuando nos conocimos yo tenía a otra persona en mi corazón – le explica Salvatore con un dejo de tensión en la voz.
Estefano comprendió al instante lo que estaba pasando, sintió lástima por su amigo y socio, pero piensa que Luciana no es una buena mujer para él, la joven Novoa sabía muy bien que Salvatore la amaba, y así y todo no quiso esperarlo en el Registro Civil, Estefano suspiró, uniendo las piezas en su mente. Recordar a Luciana y la historia no resuelta entre ella y Salvatore, le hizo sentir una leve empatía al pensar en Grazzia.
-- No te preocupes, Salvatore. No mencionaré nada sobre tu pasado, menos el nombre de Luciana si eso puede incomodarla. Pero ¿Estás seguro de que esto eso lo mejor? – le pregunta mientras pensaba las cosas, Salvatore frunce el ceño ante la pregunta queriendo saber a qué se refería su amigo.
-- ¿Qué tratas de decir? –
-- Si me permites decirlo… Grazzia podría llegar a convertirse en tu esposa de verdad, es hermosa, si dices que quiere hablar conmigo luego de lo que le mencionaste, eso solo indica que bruta no es y al parecer… está enamorada de ti. No sé hermano, pero pienso que tu esposa ya no debería vivir bajo la sombra de otra mujer – le respondió, refiriéndose claramente a Luciana Novoa como la otra.
La pregunta de Estefano quedó flotando unos segundos en la línea. Salvatore sabía que su amigo tenía razón, pero no sentía la posibilidad de dejar completamente el pasado atrás y mucho menos el recuerdo de Luciana en él, aunque algo en Grazzia despertaba en él una nueva realidad que no podía ignorar, Luciana era su gran amor. Al menos eso era lo que quería pensar Salvatore.
-- Lo sé, Estefano, lo sé – le respondió finalmente, como si aquellas palabras le pesaran en el alma.
-- Pero ahora solo necesito que hagas eso por mí – Salvatore iba a cortar para enviarle los datos a su esposa, cuando Estefano volvió a hablar,
-- Salva ¿Qué te parece si, Grazzia ingresa a esta empresa a trabajar? – Salvatore no había pensado en eso, su esposa le había pedido hacer algo, y según pudo notar la jovencita no sabía nada sobre cocina, no solo no sabía, sino que por sus constantes desastres parecía que la odiaba.
Estefano, al escuchar el breve silencio de Salvatore, sonrió con un dejo de picardía.
-- Entonces, ¿estamos de acuerdo? – le insistió Estefano, con una mezcla de profesionalismo y amabilidad,
-- Creo que sería bueno para ella involucrarse en algo productivo, y para serte sincero, sin tu presencia, yo también necesito más ayuda por acá, ella podría ser un buen cambio, incluso podría tener una nueva perspectiva en la empresa. Después de atacar a Marco Olivari, quedamos más expuestos ante los demás – Salvatore asintió lentamente, comenzando a visualizar en su mente como sería el escenario de tener a Grazzia ocupada en su propia empresa, afuera de la mansión y lejos de sus tíos. Además, la mujercita ya le había demostrado que cocinera o ama de casa no era, así que quizás… el hombre pensó un momento, imaginando a su esposa detrás de un escritorio y por alguna razón inexplicable Salvatore se daba cuenta de que Grazzia estaría mejor.
La idea de mantenerla ocupada y vigilada por su amigo le parecía mucho más que adecuada.
-- Está bien, solo hazlo. Llámala y ofrécele el puesto que creas deba ocupar – le respondió finalmente.
-- Tal vez así deje de insistir en venir a trabajar a la empresa, ya no veo la necesidad de que lo haga. Además, estoy seguro de que contigo estará en buenas manos – Estefano no pudo evitar una leve risa al escucharlo. A pesar del tono práctico de Salvatore, era evidente que había algo más en sus palabras.
-- Descuida Salvatore, haré todo lo posible para que tu esposa se sienta cómoda y bienvenida – le dijo Estefano mostrando una sonrisa de satisfacción, no le importaba que Grazzia no supiera nada sobre el manejo de una empresa, pero necesitaba alguien de confianza para continuar.
-- ¿Algún límite en cuanto a lo que pueda saber sobre tu vida o trabajo aquí? Solo para asegurarme de no cruzar ninguna línea, ya sabes cómo soy de sincero – le recuerda su socio y Salvatore luego de reflexionar unos segundos más, antes de responder llegó a la siguiente conclusión,
-- Quiero que la mantengas lo más alejada posible de lo que tenga que ver con mi vida personal. No quiero nada de preguntas sobre Luciana en el futuro, ni tampoco sobre lo que pase en la empresa Colombo, solo a ti, te comentaré mis avances. Céntrate en los proyectos, en los objetivos y en todo lo que te pueda ayudar, has que a aprenda todo lo que sea sobre esa empresa. Y… si empieza a preguntar demasiado… solo distráela dándole más trabajo –
Estefano hizo una mueca de resignación, aunque entendía muy bien la advertencia.
-- Entendí muy bien todo Salvatore. Entonces, en cuanto terminemos esta llamada, me pondré en contacto con ella. Me aseguraré de que se sienta bastante ocupada y cómoda, ¡claro está!, pero sin dejar de cumplir con lo que me has solicitado –
-- Gracias, Estefano. Confío en ti entonces – concluyó Salvatore, aliviado de dejar este tema en manos confiables como las de su amigo Estefano.
-- ¡Ah! Lo olvidaba, hay algo más, cualquier cosa que necesites para ayudarla a adaptarse, házmelo saber.
-- ¡Por supuesto! – le respondió Estefano, despidiéndose.
-- Haré que se sienta como en casa… aun estando en la oficina –
Cuando colgó la llamada, Estefano miró su teléfono un momento, buscó el contacto de Grazzia, él mismo había conseguido el nuevo teléfono para la esposa falsa de su amigo, revisa el numero y antes de marcarlo sonríe al pensar que pronto recibirá algo de apoyo. Sabía que su tarea no solo sería orientarla en el trabajo, sino también, en algún sentido, protegerla de la misma red de secretos e intrigas que él y Salvatore habían construido en torno de sí mismos…