Capítulo 20. ¡Cuñadita!
Mientras Grazzia espera la llamada de su esposo para recibir el número de teléfono de Estefano, ella piensa en la mujer de la fotografía que encontró en el despacho de Salvatore. Conociéndose hasta ahora, y recordando la mirada de él, Grazzia se imaginaba que de saber que Salvatore tenía el corazón ocupado por otra mujer, ella no se hubiera fijado en él. Llegando a dudar sobre su verdadera intención al casarse con su esposo... en ese momento, ella también comenzaba a cuestionar si sus motivos fueron el amor o había algo más detrás de su elección...
De pronto ingresó la llamada de Estefano, Grazzia sintió decepción al no ver el nombre de su esposo en la pantalla, luego observó su teléfono con una mezcla de curiosidad. Había estado esperando el mensaje o la llamada de Salvatore con el contacto de Estefano, pero en lugar de eso, vio un número desconocido que ahora iluminaba la pantalla de su teléfono.
Con un suspiro y un leve recelo, deslizó el dedo para contestar, preparando su tono de voz para ocultar la incomodidad que la rodeaba desde que encontró la foto de esa mujer junto a Salvatore.
-- ¿Diga? – respondió, manteniendo la voz firme, aunque le temblaba un poco por la expectativa y la ansiedad.
-- ¿Grazzia Colombo? —preguntó una voz masculina, profunda y formal, aunque con un tinte cálido y humorístico que la sorprendió
-- Si soy yo –
-- ¡Cuñadita! Soy Estefano, el socio, mejor amigo y casi hermano de Salvatore – Grazzia intentó reaccionar rápidamente, sin dejar que el desconcierto de la llamada se notara en su voz, preguntándose de pronto ¿Por qué Estefano la estaba contactando primero? y ¿Por qué no fue su esposo, quien la llamó o le envió un mensaje tal como lo habían acordado?
Algo en esa llamada le despertó dudas, aunque se obligó a sonreír y hablar como si todo estuviera bien,
-- ¡Oh!, Estefano, hola… disculpa, no reconocí tu voz, el número de tu teléfono no lo tengo guardado… Salvatore quedó en enviarme tus datos yo… – ahora Grazzia se sentía como una tonta, nunca esperó que su esposo le pida a su amigo que la llamé primero.
Estefano rió suavemente al otro lado de la línea, podía percibir una ligera incomodidad en su tono de voz.
-- Salvatore me mencionó que querías contactarte conmigo, bueno, creo que no me dio todos los detalles, pero la verdad es que yo también quería hablar contigo –
-- ¡Así! – exclamó asombrada Grazzia,
-- Es verdad, estaba hablando con Salvatore de algunos cambios en la empresa cuando me comentó. La verdad él ha tenido un par de cosas que atender en la empresa Colombo y, bueno, al parecer pensó que sería más directo si hablaba contigo de frente – le explicó él, aumentando la curiosidad en ella,
-- Justamente, hablaba con él porque quería proponerte algo. Me comentó que estás buscando alguna actividad para distraerte un poco, algo que te motive y te saque de la rutina, mientras intenta preparar tu ingreso en la empresa. ¿Qué te parece trabajar conmigo acá? – comentó y Grazzia ahora estaba más que curiosa, salir de la enorme mansión donde estaba ahora, era lo que más deseaba en ese momento.
Sin darse cuenta Grazzia apretaba el teléfono con fuerza, su mente volvía al motivo por el cual había pensado en hablar con Estefano en primer lugar y su rostro se volvía serio.
-- Es verdad. Sabes que no recuerdo nada sobre mi vida, pero estar encerrada acá me está volviendo loca. No quisiera quedarme en casa sin hacer nada – le respondió suavemente, recordando cómo ese mismo pensamiento había estado rondando su cabeza desde que llegó a la mansión, ella era una mujer dispuesta a trabajar, en lo que sea menos la cocina.
-- Aunque… no sé si realmente pueda aportar en algo a tu empresa. No creo tener mucha experiencia en los negocios. Tú que me conoces más que yo ¿Cómo era antes de perder la memoria? – le pregunta ella y Estefano traga saliva al darse cuenta de que se estaban desviando de su tema principal, estaban a punto de caer en lo personal, algo que Salvatore le había advertido que evite.
-- Para ser sincero, no necesitas experiencia previa para trabajar acá – Estefano le aseguró
-- Siempre hay tareas en las que podrías involucrarte. Además, podríamos tomarnos el tiempo para que te familiarices con los proyectos; no hay ninguna prisa – a medida que Estefano le hablaba y explicaba un poco el funcionamiento de la empresa, Grazzia sintió que esa llamada la liberaba de un fuerte compromiso marital, ese sueño de que su esposa lo espere y lo reciba cuando regrese de la oficina, no creía que fuera de ella también.
Estefano intentaba hacerla sentir bienvenida y útil, aunque Grazzia no podía evitar que su mente volviera a la fotografía de su esposo con esa mujer. ¿Acaso esta propuesta era una distracción? ¿Querría Salvatore mantenerla lejos de ciertos aspectos de su vida? Comenzaba a preguntarse ella, sin embargo, era lo que necesitaba en ese momento y no iba a rechazar esa opción.
-- Aprecio la confianza, Estefano – le dijo ella finalmente.
-- Creo que será un cambio interesante. Claro, siempre y cuando a Salvatore le parezca bien –
-- Él está completamente de acuerdo – le respondió Estefano con tono firme,
-- De hecho, fue él quien sugirió que te contactara de inmediato, igual había algo que querías preguntarme ¿no es así? – indago él, su curiosidad no podían evitar que haga ese comentario, si bien, no iba a caer en su juego y responderle todo que ella quisiera saber, moría por conocer la razón de querer contactarlo.
-- Confío en que podrías ser de gran ayuda cuñada, y por supuesto, cuenta con mi apoyo en todo momento – termina de decir. Ella suspiró suavemente, aún sintiendo esa mezcla de emociones enfrentadas en su interior, aunque agradeció el ofrecimiento de Estefano, y pensó que esperaría para cuestionarle después.
-- Entonces… acepto trabajar contigo cuñado – le dijo, intentando que su voz sonara decidida.
Grazzia pensó que quizás, después de todo, esa oportunidad le permitiría conocer otro aspecto de su esposo, un lado que aún le era desconocido, y, si tenía suerte, podría resolver las dudas que la imagen de aquella mujer había despertado en ella.
Al día siguiente,
Grazzia se levantó temprano, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Aunque la noche anterior había esperado a Salvatore para contarle que había aceptado el puesto que Estefano le había ofrecido, él llegó tan tarde que no pudo verlo, incluso ni siquiera lo sintió cuando se acostó a su lado y la jalo para abrazarla en la noche.
Ella bajo luego de salir de salir del cambiador y escuchó que la ducha estaba activada, imaginando que era su esposo quien la estaba utilizando se apresuro en bajar, cuando Salvatore salió del baño Grazzia ya no estaba en la habitación.
Al bajar él encontró a su esposa esperándolo en la mesa del comedor, Carlo y Alessia también llegaban junto a él, todos observaban la inmaculada y hermosa figura de Grazzia, quien estaba lista para comenzar a trabajar, incluso esa mañana se coloco algo de maquillaje, asombrando a Salvatore favorablemente. Grazzia levantó la vista en cuanto los vio llegar y esbozó una encantadora y hermosa sonrisa, él se acercó a ella y beso sus labios, admirando su la forma como se había alistado hoy, luego esbozó una leve sonrisa, algo extraña en él, pero que su esposa interpretó como una señal de aprobación.
-- Buenos días, cariño. Hoy te levantaste más temprano que de costumbre – le dijo él, sentándose en la cabecera de la mesa, al lado de su mujer, Carlo y Alessia todavía en silencio se acomodaron frente a ella,
-- ¿Esta mañana iras a la empresa? – le pregunto de pronto Alessia, su tono era burlón al pensar que la esposa falsa de su sobrino podría hacer algo bueno en la compañía. Gracia la observó un momento y luego dirigió su mirada a su esposo, y al verlo asentir ella continuó.
-- Siento defraudarte Alessia, pero hoy comienzo a trabajar en otro lugar – le dijo, y observó como los tíos de Salvatore levantaban una ceja sorprendidos,
-- ¿No piensas trabajar en la empresa familiar? – le preguntó con voz seria el tío Carlo, y Grazzia negó,
-- No señor. No necesito de la empresa familiar para salir adelante – respondió dulcemente, aunque esa dulzura no llegaba a su mirada, Grazzia había formado anticuerpos contra los tíos de Salvatore, sobre todo después de enterarse que fueron ellos quienes la enfermaron del estómago la última vez.
-- Estefano me contó que comenzabas hoy mi amor. ¿Estas lista para tu primer día? – su esposo había estado la noche anterior conversando con su amigo y socio. No quería dejar nada pendiente para cuando Grazzia entre a trabajar a su empresa, por eso, luego de salir de la empresa Colombo, él condujo hasta el edificio donde quedaban las oficinas de su compañía, y estuvo con Estefano hasta altas horas de la noche.
Grazzia asintió ante su pregunta con una encantadora sonrisa, su entusiasmo era evidente.
-- Estoy lista, y la verdad es que estoy muy agradecida con Estefano – le dijo ella a Salvatore y él sintió una sensación en la boca del estómago, no escuchar que su esposa le agradezca a él también por la oportunidad lo hizo sentirse extraño.
-- Se que no tenía por qué haberme ayudado, pero la verdad es que necesitaba algo en que estar ocupada – su esposo asintió al oírla, escuchándola con una expresión indescifrable.
-- Entiendo que quieras hacer algo útil mi amor, y que no quieras depender de las empresas Colombo. Además, estoy seguro de que esto podría ayudarte a entender mejor cómo funciona mi mundo. Así que, por hoy, pensé en llevarte yo mismo – le respondió él con la voz más calmada. Grazzia lo miró con sorpresa. No esperaba que su esposo se ofreciera a acompañarla hoy, pero le agradó mucho la idea.
-- ¿De verdad? – le preguntó, sonriendo y él asintió.
-- Termina tu desayuno y vamos, no queremos que llegues tarde en tu primer día – bromeo de pronto.
La pareja terminó de desayunar y se levantaron del comedor, ambos se despidieron de los tíos por educación, luego que Salvatore se ofreciera a llevarla, Alessia y Carlo se miraron con complicidad.
Mientras salían de la mansión y caminaban hasta el lugar donde estaban los autos estacionados ambos estuvieron en silencio. Grazzia se asombró al ver que Salvatore subiría con ella en la parte de atrás del auto, y él se percató de ese detalle respondiendo rápidamente.
-- Él es Federico cariño, desde hoy será tu conductor – le dice y Grazzia sonríe agradecida.