21. Ganas de aprender

2061 Words
Capítulo 21. Tengo muchas ganas de aprender de mi cuñado. Ella había pensado tomar un taxi para ir a trabajar, cuando todo esto ocurrió. Pero estaba feliz al saber que no tendrá que hacerlo, pues al parecer su esposo había pensado en todo, destinando un conductor exclusivo para ella. -- Buenos días señora Colombo – la saluda Federico, el conductor. Y escuchar la forma como se dirigió a ella, le pareció increíblemente fascinante, en la mansión los empleados la llamaban por su nombre, porque ella misma se los había pedido, aunque anteponían el termino de señora, algo a lo que no se acostumbraba todavía. -- Buenos días Federico – respondió el saludo y se acomodo cerca a la puerta, antes de que su esposo subiera al auto para sentarse a su lado. -- Salvatore no hay necesidad de que vengas conmigo. Seguro estas ocupado con tanto trabajo en la empresa, yo puedo llegar sola – le dijo Grazzia, imaginando la inmensidad de trabajo que debía tener él, motivo por el que llegó tan tarde la noche anterior, qué, aunque intentó esperarlo despierta para contarle la buena noticia, no logró hacerlo, e incluso, ni siquiera lo sintió cuando se acostó a su lado, además, estaba con el chofer. Federico la podría llevar a su destino sin problemas, pensó Grazzia mientras observaba el perfecto perfil de su marido. -- No es ningún problema para mí amor, además, Federico también me llevará a la empresa después, esta noche tengo una reunión de negocios y no pienso conducir, luego de dejarme volverá para estar a tu disposición – le asegura Salvatore. -- Gracias Salv… cariño – susurro ella, y miró de reojo para saber que reacción tuvo su esposo al cambiar la forma como lo llamó, en los casi tres meses de casados fue la primera vez que Grazzia lo llamó de una manera tan cariñosa, pero Salvatore estaba ocupado respondiendo un mensaje de texto que acababa de recibir, parecía molestó y demasiado concentrado en aquello, haciendo que Grazzia se sintiera desilusiona ante su actuación, ella no sabía si su esposo le había prestado atención siquiera. Minutos después de un largo silencio, la tensión comenzó a sentirse en el auto, la calma se alternaba en el ambiente, y Grazzia no podía soportarlo más, la jovencita intentó romper el silencio, estaba feliz por su primer día de trabajo y quería que todo esté bien entre ellos. -- Salvatore, quiero que sepas que… de verdad me hace mucha ilusión poder trabajar con mi cuñado, Estefano – le dijo sinceramente, tratando de entablar una conversación agradable y amistosa. Intentando que su esposo se alejara por unos momentos de su teléfono, ella no quería que Salvatore se enferme pensando todo el día en el trabajo, pero estaba segura de que, de seguir así, él terminaría pasándola mal. -- Tengo muchas ganas de aprender de mi cuñado y aportar nuevas ideas en su empresa – continúo diciendo, Salvatore asintió sin apartar la vista de su teléfono. -- Estefano es un buen socio y amigo, confío planamente en él, sé qué sabrá guiarte por el camino correcto. Además, creo que te será útil ver de cerca todo lo que implica estar en el mundo de los negocios – Salvatore no dijo mucho, él no sabía nada de ella y no podía permitirse meter la pata. Estaba seguro de que su esposa podría comenzar a preguntar sobre ella y su carrera y él no sabría que responder. Grazzia lo observó en silencio, preguntándose si aquel poco interés en su nuevo trabajo era por lo que él esperaba de ella o si había algo más detrás, a estas alturas con todo lo que había pasado y lo que seguía pasando día a día entre ellos, Grazzia no sabía cómo actuar ni qué pensar. Finalmente, el coche se detuvo frente a un imponente edificio, Grazzia observó la enorme construcción, sin poder creer que ese sería su lugar de trabajo. Había visto muchas empresas desde que salió del hospital, ya que era lo único que recordaba, impresionantes edificios altos, pero esto era en realidad impresionante y no precisamente por su altura. Ella levantó un poco la mirada para observarlo por completo, él edificio solo tenía 4 pisos, pero la extensión de terreno que ocupaba era enorme, parecía ocupar la mayor parte de la cuadra, si es que no la ocupaba toda por completo. Esa era la empresa que su esposo Salvatore y su amigo y socio Estefano compartían en común. Él se giró hacia ella, mirándola con una seriedad que Grazzia empezaba a reconocer como su forma de esconder cualquier vulnerabilidad. -- Buena suerte, Grazzia. Estoy seguro de que harás un buen trabajo – le dijo, con un toque de formalidad, estaba claro que no iba a bajar del auto para acompañarla. Así que ella sonrió, inclinando la cabeza a modo de despedida, sintiendo una mezcla de sensaciones, nervios, emoción, alegría y compromiso dentro de ella. Grazzia bajo del auto en silencio, no quería decir nada más. Aquella sería una oportunidad para probarse a sí misma… y tal vez, también para acercarse un poco más a la verdadera esencia de Salvatore. Salvatore observó cómo Grazzia cruzaba las puertas del increíble edificio y pudo ver a su amigo Estefano aparecer para recibirla, él había notado un brillo de emoción en la mirada de Grazzia al momento que el auto se detuvo frente a la empresa, y le deseaba de todo corazón que le vaya bien. Tan pronto como su esposa desapareció de su vista, le dio un breve asentimiento a Federico, su chofer, a treves del espejo retrovisor. -- Sigue directo a la empresa Colombo. Hay algo que quiero resolver personalmente – le ordenó, con un tono en el que el malestar y la determinación se entremezclaban. Mientras el auto avanzaba hacia el edificio de la empresa Colombo, Salvatore volvía a leer el mensaje que recibió esta mañana, en él, le informaban que Marco Olivari, uno de sus competidores más persistentes, director de la empresa que Salvatore quería arruinar sacándola del mercado, y el hombre con quien había cruzado espadas en más de una ocasión, estuvo la tarde anterior por la empresa Colombo, aprovechando que él no estaba ahí, intentando averiguar todo lo que pudiera acerca de la esposa del Director General… Aunque oficialmente el motivo de su visita era que el grupo Olivari, específicamente Marco, estaba "interesado en posibles alianzas," Salvatore sabía muy bien que la verdadera intención del director Olivari, era obtener cualquier información que pudiera obtener en su contra. Y ahora, su interés parecía haberse centrado en su esposa Grazzia. -- Lo único que me faltaba – susurró entre dientes. Al llegar a su oficina, Salvatore no perdió tiempo. Llamó a Cesar, su asistente personal, y le dio una indicación directa. -- Contacta a nuestro corredor de bolsa y ejecuta una orden de venta para las acciones de las empresas Olivari que tenemos en nuestra cartera, pero que se haga de manera gradual y discreta. No quiero que se note hasta el último segundo – le dijo, el tono de su voz era frio y calculador, por otra parte, se comunicó con Estefano, quien seguía mostrándole la empresa a su esposa. -- Grazzia, dame un segundo por favor – le pidió al ver quien lo estaba llamando, Grazzia asintió mientras continuaba caminando por los pasillos de la empresa, el terreno que ocupaba el primer piso tenía diez mil metros cuadrados, toda la cuadra completa, algo realmente increíble. Grazzia no se cansaba de ver la cantidad de personas que trabajan ahí, y cuando llegó a un área específica, quedó más impresionada. Ella salió a lo que parecía un parque interior, estaba al centro y desde ahí podía apreciar la empresa en su totalidad. Grazzia observo la parte de atrás y se dio cuenta que era una especie de taller, pudo notar decenas de maquinarias para hacer joyas, ella caminó decidida hacia allá, atravesó el hermoso parque e ingresó al taller, admiró cada una de las maquinas, por algún motivo, sabía que este trabajo era lo que siempre idealizo… Y eso, aunque ella no lo recuerda es completamente real, Grazzia Olivari siempre tuvo un talento nato para el diseño de joyas, pero su familia esperaba mucho más de ella, sobre todo su abuelo, desde que nació sobresalía por su increíble inteligencia, por eso Grazzia dejó de pensar en el diseño y se concentró en la administración, la economía y las finanzas. Haber perdido la memoria quizás le dé a Grazzia la posibilidad de explorar ese lado artístico que siempre estuvo presente en ella y que nunca dejó salir. -- ¿Qué ocurre hermano, no puedes dejar a tu hermosa esposa en mis manos sin necesidad de estar llamando a controlar? – bromea Estefano y levanta la mirada para ver como Grazzia se aleja de él, le gusta que la esposa de Salvatore muestre interés en conocer la empresa, dejándola que siga su recorrido sola. Pero Salvatore no tenía tiempo para las bromas, debía actuar rápidamente si quería darle una lección a Olivari, antes de que Marco descubra su plan, -- No es eso Estefano. Mi llamada no tiene nada que ver con Grazzia, deja que ella recorra sola la empresa, ahora necesito que te comuniques con nuestro corredor de bolsa. Llama a Giovanni, necesito que compres todas las acciones de la empresa Olivari que vamos a liberar – le dice y Estefano se queda un segundo en silencio, no entendía y se preguntaba ¿por qué su socio querría vender unas pocas acciones de la competencia? Sobre todo, de la empresa Olivari, a quien ellos habían atacado hacía poco, y mucho menos ¿por qué querría que ellos la compren? -- Asegúrate de hacerlo al menor precio – le informa al final, dándole el precio al que debía adquirir las acciones y ahora sí, Estefano lo comienza a comprender, -- Así lo haré. Por si acaso, tu esposa es realmente increíble – susurra Estefano antes de cortar. Salvatore se levanta y se dirige hacia el departamento financiero, no le prestó atención al comentario que su amigo hizo sobre Grazzia. -- ¿Las acciones Olivari? – pregunta y uno de los empleados que acaba de recibir la orden directa de Cesar se acerca a él, -- Estamos a punto de liberarlas señor – le indica y Salvatore asiente, -- Asegúrate de que los precios bajen antes de cerrar la venta completa. No tolero la intromisión de Marco, y esto es solo el principio – él empleado asintió rápidamente, no estaba acostumbrado a las tácticas bursátiles de Salvatore, pero comprendió muy bien cuál era el objetivo final del Director General. -- ¿Alguna oferta que deba aceptar señor? – le pregunta el hombre, sabiendo que la intención de Salvatore no era deshacerse de las acciones, sino simplemente bajar el valor de las acciones de la empresa Olivari. Salvatore sonrío al oír la pregunta, no quitó el ojo del empleado que la hizo, -- ¿Tú eres? – le preguntó, -- Rubini señor, Piero Rubini – se presentó atento, sabe bien que se acaba de ganar la confianza del Director General. Salvatore no necesitaba explicarle los detalles; pero sintió que ese hombre lo entendió demasiado bien. Salvatore sabía cómo jugar en el tablero empresarial y no perdía tiempo en maniobras que no tuvieran impacto inmediato. -- Magnus & Lusso – le respondió antes de salir. Ese era el nombre de la empresa que compartía con Estefano, “grandeza y lujo” y eso precisamente era lo que ellos creaban y producían ahí… Después de unos minutos, su asistente Cesar le pasó una llamada de su investigador privado. -- Salvatore, tengo algo que quizás quieras saber. Marco Olivari estuvo ayer haciendo preguntas muy específicas sobre tu vida personal y la de tu esposa… – hubo un silencio incomodo antes de continuar, -- Y... parece que hay rumores de que tiene interés de acercarse a ella. El interés en tu esposa parece más que una mera curiosidad – le indica el investigador, su tono demasiado seguro y preciso. La mandíbula de Salvatore se tensó, y una expresión oscura le cubrió el rostro. --Está bien, gracias por la información. No dejes de seguir a Marco, todavía necesito la información acerca de su hermana menor, ese 5% de acciones que están en su poder deben ser míos a como dé lugar –

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