Capítulo 11. Será interesante ver cómo terminas esta partida, Marco.
Al llegar a la empresa cada uno mantenía su posición, Salvatore intentaba hablar con alguno de los miembros más jóvenes, mientras que sus tíos lo hacían con los más veteranos. El ambiente en la sala de juntas estaba cargado de tensión, y se volvió más tenso cuando Marco Olivari hizo su aparición representando al 5% de acciones que le pertenecían a su hermana.
Aunque el porcentaje era mínimo para el momento de tomar una decisión, Marco sabía que podía ejercer cierta presión, especialmente si lograba manipular estratégicamente a los accionistas más jóvenes y volubles. Él era plenamente consciente de que cualquier acción directa contra los Colombo era peligrosa, pero el resentimiento que albergaba contra Salvatore lo impulsaba a confrontarlo de todos modos.
Salvatore Colombo observaba con calma, calculador, desde el lugar donde estaba, podía escuchar los murmullos mientras sentía las miradas expectantes. El hombre llevaba su presencia con la seguridad de quien conoce su poder, pero su mirada fría encontró inmediatamente la figura de Marco Olivari al otro lado de la sala.
Salvatore avanzó hacia él con paso decidido, y conforme lo hacía, uno a uno de los presentes desviaba la mirada de manera instintiva, como si evitar el contacto visual fuera una forma de evadir la amenaza que emanaba de él. Algunos incluso fingían estar ocupados con llamadas imaginarias, otros murmuraban en voz baja apartando la vista, y unos pocos se giraban hacia el lado opuesto del amplio salón.
A medida que Salvatore se acercaba a Marco, el ruido de las conversaciones menguó, hasta que el eco de sus pasos era lo único que llenaba el silencio expectante. Los rostros, antes animados se fueron apagando, como si una sombra pesada hubiese cubierto el salón. Era como si cada mirada esquivada, cada susurro contenido, apagara poco a poco la energía del lugar, sumiendo la sala en un ambiente cargado de respeto e incertidumbre.
Finalmente, cuando se detuvo frente a Marco Olivari y ambos hombres se encontraron frente a frente, toda la sala quedó en un silencio tenso, casi magistral, como si el espacio mismo supiera que estaba por presenciar algo decisivo.
Marco quien no esperaba encontrarse con Salvatore, de pronto lo miró con una calma contenida y una chispa de rencor en la mirada, que no lograba esconder, aunque quisiera.
-- Olivari, qué grata sorpresa – le dijo Salvatore, tratando de mantener una sonrisa cortés.
-- No esperaba verte aquí, sobre todo después del lamentable estado en el que dejé tus empresas – le recuerda él y Marco lo miró con una sonrisa de lado y el ceño fruncido, su pulso estaba firme, no iba a permitir que ese hombre se saliera con la suya. Hacía una semana que Salvatore lo había atacado por última vez, justo antes de partir hacia la Villa con su esposa, luego de eso, la habilidad de Marco lo habían llevado a recuperar las perdidas incurridas en su empresa, aunque el valor de las acciones, todavía no llegaban a su valor comercial.
-- Colombo. Los desafíos nunca me han asustado. Creí que ya sabías eso – le respondió Marco, devolviéndole la mirada con una frialdad que competía con la de Salvatore, y continúa intentando luchar contra él.
-- Y tú, Salvatore ¿realmente no temes que alguien más descubra tus... movimientos? – La sonrisa de Salvatore se ensanchó al oírlo, y sus ojos brillaron con una amenaza implícita en ellos.
-- Qué puedo decir Marco, hay quienes provocan hasta que el león ruge – replicó Salvatore, dejando claro que cada ataque contra los Olivari tenía una intención calculada, estaba dejándole claro que había sido Marco quien había provocado el ataque de Salvatore y Marco furioso respondió a la defensiva, pensando que Salvatore ocultaba sus verdaderas intenciones al decirle aquello, pues era cierto que el rumor sobre la llegada de su hermana ya se había expandido entre los poderosos, y ahora más de uno debía temer que Grazzia tome el control. Sin embargo, como su hermano menor y responsable de ella, nunca iba a permitir que alguien le hiciera daño, Marco no entendía que su hermana estaba preparada para recibir esos ataques y más. Con la inteligencia y los estudios que tenía Grazzia, no solo podía salir airosa, sino que podía acabar con todos sus enemigos, si así se hacía llamar su competencia…
-- Debe ser. Por eso hiciste un viaje tan largo en vano – le dijo Marco, recordándole con una sonrisa sarcástica, el viaje que hace unas semanas Salvatore realizó en busca de su hermana menor, la heredera de los Olivari.
Luego del primer ataque, Marco ingresó en sus sistemas datos falsos sobre el paradero de su hermana, colocándolo en un archivo que sabía muy bien Salvatore podría encontrar, así se encargó de alejarlo por unos días, mientras solucionaba el problema antes de que Grazzia regrese a casa.
Molestó por ese comentario Salvatore contraatacó,
-- Tú te metiste con personas que me pertenecen – le dijo serio.
Marco se tensó al oír esto. Las palabras de Salvatore eran un recordatorio claro de la traición que Luciana Novoa había realizado contra él en el pasado, y de cómo toda su familia, los padres de Luciana, habían respondido cuando él descubrió que su querida hija, tenía una relación con dos hombres al mismo tiempo. Pues, cuando Luciana estaba diciéndole cosas en el oído a Marco, ella también mantenía una relación con Salvatore Colombo, él lo sabía muy bien, aunque ella y sus padres se lo hubieran negado.
Sin embargo, Marco mantuvo su expresión inalterable, ocultando el resentimiento que aquella revelación, un año después todavía le provocaba.
-- ¿Pertenecerte? – le repitió con sorna, imaginando que diría Salvatore Colombo si revela lo que sabe de la mujer que estuvo al mismo tiempo con los dos.
-- Me temo que Luciana no es una de tus posesiones, Colombo. ¿Por qué es de ella de quien estás hablando?, ¿no es así? – le pregunta y observa como Salvatore cierra los puños sobre su costado,
-- Al menos no la veo junto a ti, todavía – le dice en tono de burla. Y mira a ambos lados de Salvatore tratando de buscar a la maldita mujer que había jugado con él.
Salvatore endureció su expresión, presionando más sus puños, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos hasta perder el color, para él, Marco había sido un simple idiota que pretendía enamorar a la mujer que él amaba. Al menos eso fue lo que le dijo Luciana, en una oportunidad en la que Salvatore encontró un ramo de rosas dirigido a ella, un año atrás, con una tarjeta firmada por Marco Olivari. Sin embargo, había algo que no llegaba a comprender hasta hoy, preguntándose ¿Por qué Marco se metió con la empresa del padre de Luciana, sí se supone estaba enamorado de su hija?
Salvatore intrigado entrecierra los ojos acercándose más a él,
-- ¿Por qué te ensañaste con los Novoa? – le pregunta de pronto con una calma escalofriante, manteniendo su mirada fija en Marco,
-- ¿Qué te llevó a destruir la empresa de una familia a la que ni siquiera pertenecías? – le preguntó Salvatore y Marco esbozó una sonrisa fría y calculadora, sin dejarse intimidar.
-- ¿Y acaso tu si pertenecías a esa familia? – le preguntó con sarcasmo e indiferencia, alzando una ceja antes de continuar.
-- Supongo que en este mundo cada uno recibe lo que se merece y ellos merecían acabar así – terminó de decir la cabeza de las empresas Olivari. Los dos hombres se quedaron en silencio por unos segundos, las palabras no eran necesarias para comprender el desafío que había entre ellos. Marco agradecía haber escondido a su hermana menor y mantener su identidad protegida de todos, porque ver a Salvatore Colombo frente a él, solo le confirmaba sus peores sospechas, el tipo seguía siendo un hombre peligroso, astuto y visiblemente despiadado.
Una tensión eléctrica se podía sentir entre ellos dos, una tensión que nadie en la sala se atrevía a interrumpir. Pero antes de que Salvatore pudiera responder, los miembros de la junta comenzaron a ocupar sus asientos, y los murmullos reaparecieron en el salón.
Salvatore se despidió de Marco con una sonrisa fría y calculadora.
-- Será interesante ver cómo terminas esta partida, Marco. Pero te aseguro que seré yo, quien tome la última decisión aquí –
Marco sostuvo su mirada por unos segundos más, dejándolo marchar hacia su lugar. Sabía que Salvatore Colombo no se detendría ante nada, pero estaba dispuesto a enfrentarse a él hasta el final, tanto en los negocios como en los asuntos personales si es que Colombo insistía en molestar, incluso ahora llegó a dudar si el ataque recibido por parte de Salvatore se debía a los rumores sobre la increíble inteligencia de su hermana para los negocios o sobre su relación con Luciana Novoa.