12. El matrimonio...

1741 Words
Capítulo 12. El matrimonio de Salvatore es auténtico señores. Recordando el pasado con Luciana Novoa. Marco atacó a las empresas Novoa por venganza. En el pasado, Luciana había estado jugando con sus sentimientos, jurándole amor eterno mientras que, simultáneamente cultivaba una relación secreta con Salvatore Colombo, a quien conocía desde tiempo atrás, pero a quien sus padres tenían vetado para ella. Cuando Marco descubrió la traición de Luciana y confrontó a los padres de ella, los Novoa lo negaron, no solo respaldaron a su hija en la mentira, sino que también minimizaron el enojo del joven a cargo de la familia Olivari, despreciaron sus reclamos y su dolor, negando rotundamente cualquier vínculo o compromiso con él y con Salvatore Colombo, aduciendo que ninguno de los era lo suficientemente bueno, pues ellos tenían planes más importantes para el futuro de su hija. Herido en su orgullo y sintiéndose humillado por la familia de Luciana, Marco Olivari decidió tomar represalias contra los Novoa en donde más les podría perjudicar, sus empresas. Con sus recursos y excelentes contactos, lanzó un ataque estratégico y silencioso contra sus activos, debilitándolos poco a poco. Este golpe no solo era una cuestión de orgullo, sino también una advertencia a cualquier otra familia que intentara jugar con él y con los Olivari. Con esa maniobra, Marco aseguró su posición y demostró que no se quedaría de brazos cruzados ante quienes intentaran pasarlo por alto o humillarlo, además qué, de alguna manera le estaba preparando el camino para su hermana menor, quien un año después asumiría el mando de la empresa, solo que, el joven Olivari nunca esperó que Salvatore Colombo lo atacara como lo hizo, justo días antes de que su hermana menor volviera a su país. Pero mientras Marco detenía el ataque de Colombo, descubrió algo interesante sobre la familia Novoa, ellos después de haber sufrido el ataque de Marco se vieron debilitados, su padre llenó de ambición, viendo que el sueño de entregar a su hija al mismísimo potentado Teodoro Cerdeña comenzó a meterse en operaciones ilegales, las que lo hicieron volver a levantarse pero aun cuando todavía no llegaba a su estatus normal, Marco descubrió sus movimientos, estaban metidos ahora en negocios ilícitos, algo en lo que el joven Olivari nunca estaría de acuerdo, así que envío toda la documentación que había recopilado un año atrás, más lo ahora descubierto a las autoridades para que sean ellos quienes investiguen con claridad, lamentablemente ninguno de los dos, ni Salvatore, ni Marco sabían que apenas se abrió la investigación los padres de Luciana recibieron una llamada misteriosa, donde se les comunicaba lo que estaban haciendo las autoridades con la familia Novoa, advirtiéndoles lo que ocurriría con ellos y su familia de quedarse en el país. Eso ocurrió el mismo día que Salvatore iba a encontrarse en el Registro Civil para casarse con Luciana, quién terminó huyendo con su familia fuera del país, esos detalles no los sabía Salvatore Colombo. Marco Olivari tampoco tiene la menor idea de aquello, pero ambos se vieron involucrados al final, porque ese detalle decidió el destino de dos mujeres relacionadas con aquellos hombres, la angelical, bien portada e inteligente, Grazzia Olivari y la egoísta, mentirosa y calculadora, Luciana Novoa… En la sala de Juntas La reunión anual comenzó con una formalidad solemne, y como su tío Carlo había anticipado, Salvatore no tardó en presentar su certificado de matrimonio, dejándolo sobre la mesa para que todos lo pudieran ver. El documento captó la atención de cada uno de los presentes, especialmente de los miembros de mayor edad, quienes intercambiaban miradas sorprendidas y llenas de escepticismo. Marco Olivari, observando desde su asiento, frunció el ceño, confundido y mortificado al ver el certificado que Salvatore acababa de presentar. Como un m*****o nuevo en la junta, debido a que en los años anteriores nunca le importó estar presente, no tenía idea de lo que ese matrimonio significaba, pero al ver el rostro de todos, en especial de los más viejos, incluidos los tíos Colombo, imaginó que debía ser crucial. Marco se presentó esta vez a la reunión porque tenía la sospecha, después de haber sido atacado cibernéticamente por Salvatore que, de alguna manera, el hombre de negocios estaba tratando de imponerse sobre la familia Colombo y de obtener más poder del que ya tenía. Todos sabían que consiguiendo el control de la empresa Colombo, Salvatore se convertiría en un hombre todopoderoso, prácticamente intocable en la ciudad. Aunque estaba en duda sobre algo, parte de él también quería confirmar si la esposa en cuestión era Luciana. Después de todo, si Salvatore hablaba de las familia Novoa como algo que le perteneciera, Marco se comenzaba a preguntar si, ¿Sería por qué Luciana ya era su esposa ante la ley? Cuando el presidente de la junta, un hombre de expresión imponente y edad avanzada toma el certificado en sus manos, enarca una ceja al leer los nombres que figuraban en él, y al comprobar que efectivamente era el certificado oficial de Salvatore Colombo, su sorpresa pronto se transformó en una sonrisa de aprobación, el hombre no reconocía los apellidos de la novia, pero eso era lo de menos para él. Estefano se había encargado de que los apellidos de Grazzia fueran extranjeros, el muy idiota al ver los billetes en la cartera de la joven la primera vez que la vio en el hospital, supuso que la esposa falsa de su amigo era de nacionalidad Suiza y se encargó de falsificar ese documento colocándole apellidos de ese país. El viejo Cerdeña con un gesto de satisfacción levantó la vista y le dirigió a Salvatore una mirada casi paternal y con una inclinación de cabeza, el anciano le extendió su mano a modo de felicitación. -- Es bueno ver que has seguido el camino que tu abuelo siempre quiso para ti, Salvatore – le comentó el hombre, su tono se escuchaba cargado de un respeto evidente, pues, aunque era mucho mayor que Salvatore, sabía que ahora estaba frente al nuevo jefe de la familia Colombo. -- Es un alivio saber que por fin tomaste una decisión firme y consolidaste el futuro de la familia – continúa el presidente, dándole pequeños golpecitos en la mano. La reacción favorable del presidente generó un murmullo entre los accionistas más antiguos, muchos de los cuales, aunque fueron amigos del abuelo de Salvatore, se aprovecharon comprando sus acciones cuando se pusieron a la venta de manera ilícita. Aunque eso solo ellos y quienes las puso a la venta lo saben hasta ahora, perder a Carlo y a Alessia como aliados sería un gran problema para ellos. Y poner a Salvatore a revisar cada documento en la empresa era más que peligroso. Marco, por su parte, observaba todo en silencio, sintiendo cómo las piezas del tablero parecían moverse, y no todas eran a favor de Salvatore… Tal y como Alessia había anticipado, aunque algunos miembros de la junta parecían impresionados por el certificado de matrimonio, y entre ellos estaba Marco Olivari, los socios más veteranos no se mostraron del todo convencidos. El hecho de que la esposa de Salvatore no estuviera presente en ese momento generó cierta desconfianza, y un murmullo de escepticismo comenzó a recorrer la sala de juntas. Los accionistas intercambiaban miradas de duda, cuestionando en silencio la veracidad del documento. En medio de la creciente tensión, el doctor Park, un m*****o respetado de la junta y médico de cabecera de la familia Colombo, y de muchas de las familias ahí presente se puso de pie. Salvatore lo observó esperando que sucediera lo que se imaginaba, y tal como lo había pensado, con toda la calma del mundo, el galeno sacó un documento adicional de un sobre que llevaba en sus manos, el cual colocó sobre la mesa para que todos lo pudieran ver. Un certificado de atención médica, firmado y sellado por él, a nombre de la esposa de Salvatore se mostraba ante todos. En él se confirmaba la reciente atención que había recibido la señora Grazzia Colombo. El doctor Park segundos después explicó, con voz firme y un tono solemne, que la esposa de Salvatore había sufrido una intoxicación alimenticia momentos antes de salir para la empresa, y dijo también que se estaba recuperando bien. Además, se encargó de añadir y explicar que la joven no estaba acostumbrada a la comida de este país, y que fue por esa razón por la cual no había podido acompañar a su esposo en la reunión. -- El matrimonio de Salvatore es auténtico señores. No solo he tenido el honor de actuar como su testigo, sino que conozco a su esposa y puedo dar fe de la seriedad con la que han tomado este compromiso. Si ella estuviera acostumbrada a la comida de nuestro país, habría podido acompañar a su esposo el día de hoy – añadió el doctor, dirigiendo una mirada imponente a los miembros de la junta, quienes se quedaron pensando en la mujer de la que el hombre hablaba, pues según el comentario del doctor, la esposa de Salvatore no debía ser de este país. Marco miró a Salvatore intentando encontrar respuestas, al parecer no era Luciana la mujer con la que se había casado, pero necesitaba salir de dudas. -- ¡Salvatore Colombo!, ¿Tu esposa es extranjera? – le preguntó en voz alta, en su tono había una duda implícita. Marco intentaba advertir que Salvatore podría estar mintiendo acerca de su matrimonio, sobre todo después de oírle decirle que los Novoa, o más precisamente Luciana le pertenecía. Salvatore se levantaba de su silla para responder, no esperó que Marco se metiera con él frente a todos, de esa manera. Pero mientras lo hacía, su mente trabajaba demasiado rápido pensando en una respuesta ideal, de pronto, cuando ya estaba de pie, Salvatore baja la cabeza para observar al hombre que seguía sentado frente a él, -- Así es, mi esposa es del extranjero. Pero no creo que eso importe en este momento, aunque debo estarte agradecido Olivari, porque fue en ese viaje en vano como lo llamaste hace un momento, que la conocí. Sabes algo, en mis 29 años nunca pensé en comprometerme con alguien, mucho menos en casarme tan pronto. Pero ya vez, las cosas cambian cuando uno se enamora perdidamente… – le dice e inclina la cabeza a modo de agradecimiento. -- Muchas gracias por incentivarme a realizar ese viaje que, para mí, no fue nada en vano –
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