Capítulo 3. Tengo toda la información que necesito del servidor.
Cuando llegó al hospital, caminó hasta el área de cuidados intermedios, en una habitación privada estaba la joven que había atropellado, ella permanecía inconsciente. Allí encontró a su mejor amigo y socio Estefano, él estaba sentado al borde de la cama, no dejaba de observar el monitor de signos vitales que monitoreaban a Grazzia. Al ver entrar a Salvatore , Estefano levantó la mirada, notando de inmediato su semblante lleno de furia y frustración.
-- ¿Qué pasó? – le preguntó Estefano intrigado, percibiendo que algo andaba mal, además no veía a Luciana por ninguna parte y eso era demasiado extraño, pues ella siempre estaba colgada del brazo de su amigo. Salvatore le lanzó el teléfono con el mensaje de Luciana en la pantalla. Estefano lo leyó en silencio y luego le devolvió el móvil a su amigo, sabía lo que eso significaba, pues ambos estarían perdidos si Salvatore no lograba casarse con ella antes de la junta de accionistas que se llevaría a cabo en solo un mes.
Salvatore no quería escuchar te lo dije de parte de su amigo Estefano, pero sabía que debió hacerle caso cuando Estefano le dijo que no debía viajar. Él recordaba muy bien aquel día.
-- Es una locura Salvatore , no sabes nada sobre esa mujer – le había dicho Estefano, pero la terquedad del hombre estaba por las nubes,
-- Por supuesto que sé. Tengo toda la información que necesito del servidor de los Olivari, debo conocer a esa mujer antes de que asuma la presidencia, si no puedo convencerla de que me venda esas acciones, su voto es fundamental para nosotros – le dijo Salvatore y Estefano solo negó.
-- Te vas a casar con Luciana, con eso obtendrás los votos que necesitas. Que importa el voto de esa mujer, es solo un cinco por ciento. Además, tengo entendido que no tomará las riendas de la empresa hasta que cumpla los veintitrés, es solo una chiquilla – menciona su amigo y Salvatore sonríe sabiendo eso también.
Los Olivari son su mayor competencia y a quienes él quiere desaparecer de su camino, de la ciudad, del país y si puede del planeta, lamentablemente Marcos Olivari está haciendo una excelente labor en la empresa. Cuando estaban los abuelos de ellos, todo era maravilloso, pero algo ocurrió entre los viejos y todo se fue al diablo.
Se volvieron enemigos y ahora debía acabar con ellos. El problema era que su abuelo antes de todo ese lio le había entregado un cinco por ciento de las acciones de los Colombo al viejo Olivari. Y esta vez, ese porcentaje lo necesitaba Salvatore para el momento de las votaciones, así sea un cinco por ciento, ese voto era necesario e indispensable para él.
Marcos no quiso vendérselo, pero según supo después, no es que no quisiera. Él mayor de los Olivari ni siquiera podría hacerlo, porque esas acciones no estaban a su nombre, eran de su hermana menor, a quien ni siquiera conocía. La misma que pronto heredaría todas las empresas Olivari. Por eso Salvatore debía conocerla ahora, antes de que Marcos le advierta quien era él y la ponga en su contra.
Su intención es convencerla de que le venda ese cinco por ciento de las acciones antes de volver al país, estaba seguro de que una chiquilla mimada, aceptaría una cantidad increíble de dinero a cambio de ellas.
Salvatore luego de haber atacado los servidores del grupo Olivari, se enteró de que el nombre de la heredera por fin se daría a conocer, su hermano Marcos quien administra la empresa mantiene en total secreto la identidad de su hermana menor, pero al atacar los sistemas, Salvatore logró averiguó información confidencial sobre ella, al menos eso pensaba, y ha eso se refería cuando hablaba con Estefano.
Quiso adelantarse para conocer a su enemigo, como decía el dicho, a tus amigos mantenlos cerca, pero a tus enemigos aún más. Así que fue en busca de la jovencita mimada que debía destruir, lamentablemente la información que el desgraciado de Marcos Olivari mantenía en su poder acerca de su hermana menor era falsa, y cuando llegó a esa universidad, nadie conocía a la tal señorita Olivari.
Perdiendo así Salvatore un viaje de muchas horas para nada, y como consecuencia ahora perdió también la oportunidad de casarse con la mujer que ha amado por siempre, Luciana.
-- Entonces, ¿se fue? – le preguntó Estefano, intentando mantener la calma, aunque el brillo en sus ojos le mostraba a Salvatore que su amigo estratega ya estaba pensando en una solución.
Él y Salvatore tenían una empresa en sociedad fuera de las empresas Colombo y contaba con que su amigo y socio asumiera el control completo de su familia y las empresas familiares, para seguir manteniéndose en una buena posición social.
-- No puedes recuperarla amigo. Pero no tenemos tiempo que perder, necesitas una esposa, Salvatore , y la necesitas antes de un mes – Salvatore lo escuchó asintiendo, él también lo sabía, si quería conseguir sus propósitos, debía llegar casado para la nueva junta de accionistas, las cosas eran claras y luego de ver su gesto lo miró con el ceño fruncido.
-- ¿Qué diablos estás intentando decir? – Estefano se puso de pie y caminó hacia Salvatore , luego se acercó a él hablando en voz baja, para que nadie más en la habitación logré escucharlos, el área de cuidados intermedios había sido habilitada solo para Grazzia, pues Estefano no sabía si Salvatore conocía bien a la joven.
-- ¿Esa chica? – le preguntó Estefano susurrante, señalando a la joven inconsciente sobre la cama,
-- ¿Qué pasa con ella? – le preguntó Salvatore, su amigo la había estado observando desde que la llevaron allí, pudo notar los hermosos rasgos de ella aun con parte del rostro vendado.
-- ¿Quién es? – le pregunta, pues su amigo nunca le explicó nada sobre ella, y Salvatore gira levemente para mirar con odio a la mujer.
-- Ella es la causante de que haya perdido a Luciana, sino se hubiera atravesado en mi camino hubiera llegado a tiempo al Registro Civil – le dice Salvatore, y ahora Estefano comprende mucho mejor las cosas. Luego el mismo gesto pensativo volvió a aparecer, Estefano miró nuevamente a la joven y luego a su amigo.
-- ¡Lo tengo! Si Luciana ya no está, necesitas a alguien que ocupe su lugar. ¿no es así? – le preguntó señalando a Grazzia que yacía en la cama.
-- Necesitas casarte antes de la junta de accionistas, y no puedes darte el lujo de esperar. Nadie estará dispuesto a darte su apoyo y lo sabes, esa junta será una cacería de brujas. Entonces, ¿por qué no usar esta oportunidad? Ella es joven, al parecer no tiene familia cerca, esos billetes son de otro país – señala los billetes que habían estado en la bonita billetera que había tenido Grazzia en su poder y que al llegar Salvatore había dejado sobre una la mesita,
-- Si alguien la conociera ya hubieran llegado preguntando por ella – Estefano miró su reloj observando que han pasado más de cuatro horas desde que la joven llegó
-- Esto es una señal, ¿no te parece? Oblígala a casarse contigo. No necesitamos una esposa perfecta, solo alguien que firme los papeles, al fin de cuentas te lo debe, por culpa de ella no llegaste a tiempo a tu matrimonio – le recuerda su amigo haciendo que el rostro de Salvatore se contraiga de coraje.
Salvatore se quedó en silencio, procesando las palabras que Estefano le acababa de decir. Era una locura, pero la idea comenzaba a tomar cuerpo en su mente. No había tiempo que perder, y esta joven se había convertido en su única opción,
-- ¿Y si no acepta? – murmuró, mirando a la chica, que seguía inconsciente. Grazzia tenía el rostro cubierto con una venda y Salvatore solo podían verle una parte de él, a simple vista no parecía estar mal… Estefano sonrió, casi como si hubiera esperado esa pregunta.
-- Amenázala. Hazle creer que no tiene otra opción, al fin de cuentas, ella es la culpable de que hayas perdido a tu mujer – le dice y Salvatore mira a su amigo intentando convencerse de que todo lo que decía era verdad.
Salvatore se pasó la mano por el cabello, estaba luchando entre la moralidad y la desesperación. Sus manos se cerraron en puños mientras miraba parte del rostro de la joven, aunque estaba marcado por los golpes y rasguños productos del accidente, se podía notar indudablemente que seguía siendo hermosa. Mientras la observaba, su mente fría y calculadora comenzó a trabajar. No podía permitirse perder su poder, y muchos menos su posición en la familia Colombo, Salvatore suspiró, pensando que Estefano tenía razón.
-- Y ¿Cómo esta? ¿Qué ha dicho el doctor? – pregunta, al menos quiere saber si esta bien, no quiere unir su vida a alguien que más adelante necesitará de otro tipo de ayuda médica debido al accidente,
-- Tiene rota una costilla y deberá estar con el brazo enyesado por tres semanas, al parecer cuando cayó se protegió el rostro con él y se fracturó un hueso, además, de contusiones y rasguños, el doctor dijo que iba a estar bien – le dice su amigo, Salvatore asiente mientras la observa detenidamente. El hombre seguía pensando que la había visto antes, pero no recordaba de donde…
-- ¿Estás seguro de que no la conocemos? – le pregunta de pronto Salvatore y Estefano frunce el ceño, él no recuerda haberla conocido antes, la mira nuevamente y vuelve a negar.
-- Yo no la he visto antes, pero, no sé tú… – Salvatore iba responderle de mala gana cuando de repente, un gemido suave los alertó, haciendo que se acerquen un poco hacia la cama. La joven comenzaba a moverse lentamente, ellos podían escuchar sus quejas debido al dolor. Sus pestañas temblaban y su respiración se aceleraba. La joven estaba a punto de despertar.
Estefano le dio una palmada en el hombro a su amigo, como dándole una señal.
-- Es ahora o nunca – le susurro, Salvatore se acercó mucho más a ella, Grazzia abrió sus hermosos ojos verde esmeralda, sus pupilas estaban demasiados dilatadas, desenfocando la imagen del hombre frente a ella, la pobre toda adolorida parpadeaba llena de confusión.