Capítulo 14. Esa confianza tuya es tan encantadora como peligrosa.
Salvatore acostumbrado a su soledad y su total privacidad, dejó la mansión familiar hacía muchos años atrás, desde entonces se mudo a su propio departamento, y como bien decía Alessia, nunca iba a visitarlos en la mansión, sus tíos aparecieron luego de la muerte de sus padres, así que Salvatore no les tenía cariño, menos para compartir el hogar familiar con ellos y luego de la muerte de su abuelo, dejo de visitar seguido la mansión.
Su hogar, era su departamento. El mismo que ha dejado desde que tomó la decisión de liderar la empresa de sus padres, se mudó a la mansión porque sería el lugar donde viviría junto a su esposa Luciana, ella fue quien le pidió vivir ahí, pero ahora con quien lo comparte es con Grazzia, a quien tuvo que llevar luego de sacarla del hospital.
-- Oh, eso lo sé, Alessia – le respondió Salvatore, estrechando la mirada,
-- Pero creí que preferirían evitar recordar su derrota en la junta, y me imagino que solo al verme salir cada día rumbo a la empresa, estarían recodándolo, de eso estoy seguro –
-- ¿Derrota? – intervino Carlo molesto, luego bajó el teléfono para dejarlo sobre la mesa.
-- Muchacho, eres más ingenuo de lo que había pensado. Haber asumido la dirección de la empresa es solo el paso más fácil en tu vida. No tienes idea de lo que viene después – Salvatore cruzó los brazos, manteniendo la calma, aunque en el fondo su paciencia comenzaba a desgastarse, estaba cansado de tener que discutir con su tío sobre lo mismo.
-- Lo que viene después solo me compete a mí, será mejor que ustedes se marchen y dejen hacer mi trabajo en paz. La empresa está en buenas manos, y no necesito de sus intervenciones y malas vibras – les suelta sin dejar de observarlos, los veía demasiado cómodos y eso lo irritaba.
Alessia se levantó acercándose a él, lo miró con una sonrisa helada y calculadora.
-- ¿Sabes algo, Salvatore? Esa confianza tuya es tan encantadora como peligrosa. Deberías saber sobrino, que mantener ese puesto es mucho más difícil que llegar a él – le respondió con sorna, intentando hacerle creer que no estaba a la altura para ser el Director General de la empresa Colombo.
-- Y eso tía ¿lo dices por experiencia propia? – respondió de pronto Salvatore, inclinándose hacia ella, la altura del hombre era significativa y aunque Alessia tenía puestos unos tacones altos, no le llegaba al hombro. Salvatore la miraba desde lo alto, esperando su respuesta y al no escucharla, él continuó.
-- Porque… según lo que estado revisando… si no me equivoco, nunca lograste existo en alguno de tus proyectos y… menos alcanzar una posición como la mía – Alessia apretó los labios y levantó la barbilla, ignorando la provocación.
-- Veo que la arrogancia también te queda bien, querido sobrino. Lástima que eso no sea suficiente para asegurarte la lealtad de quienes realmente importan en la empresa – Carlo intervino, como si la situación de lucha entre Salvatore y su esposa le resultara aburrida.
-- No es la arrogancia lo que te mantendrá en la cima sobrino, sino la estrategia. ¿Tienes alguna? Porque no parecías muy preparado en la junta de hoy. Si no fuera por el doctor Parker o el presidente Cerdeña, dudo que hubieras podido convencer a los miembros de la junta de que tu matrimonio no es más que una farsa – Salvatore dejó escapar una risa corta y sarcástica.
-- ¿Creen que necesito estrategias para lidiar con ustedes? ¡Por favor! – exclamó Salvatore mirándolos de manera despectiva.
-- No me subestimen tíos. Tengo a la junta de mi lado, y si permito que se queden en la mansión es solo porque soy demasiado generoso para no desalojarlos a patadas.
-- ¿Generoso? – se burló de pronto Alessia, levantando la ceja con escepticismo,
-- Querido, generoso serías sí hubieras ido a revisar como se encuentra tu adorada esposa apenas llegaste. Me sorprende que la hayas dejado todo el día sola, pensé que después de la junta lo mínimo que harías sería compartir con ella tu triunfo, sin embargo… decidiste quedarte a revisar papeles en la empresa – Alessia estaba decidida a demostrar que ese matrimonio no era por amor, y no se detendría ante nada.
Salvatore la miró sin pestañear, ocultando cualquier reacción hacia sus palabras. Pero se dio cuenta que cometió un grave error al haber dejado sola tanto tiempo a Grazzia, ahora más que nunca no podía retroceder, aunque su esposa le recordara a diario la perdida de su gran amor, él debía pensar ahora en sus propios objetivos…
-- Grazzia está descansando, como le corresponde a la esposa del director general. No tengo que dar explicaciones a nadie de lo que hago con mi vida personal. Y mucho menos a ustedes dos –
Carlo y Alessia intercambiaron una mirada rápida y cómplice, antes de que Carlo se dirigiera a su sobrino nuevamente.
-- Ten cuidado, Salvatore. Esa muchacha es solo el principio. Ya veremos cuánto más te durará esta farsa – su sobrino cansado de oír tanta estupidez les lanzó una advertencia a los dos,
-- Cuidado ustedes, porque sé exactamente lo que espero de mi matrimonio. Y mientras yo esté al mando de la empresa, ustedes dos serán simples espectadores. He trabajado demasiado como para permitir que tus intrigas pongan en riesgo todo por lo que he luchado – señala Salvatore, girando sobre sus talones para regresar por donde vino y subir a ver cómo se encontraba su esposa.
Alessia, siempre más impulsiva que su esposo, dio un paso adelante colocándose frente a él, y con los labios apretados en una sonrisa que no llegaba a sus ojos le dijo,
-- No te emociones tanto, querido sobrino. Un matrimonio no asegura tu estabilidad. Todos sabemos cuán fugaces pueden ser esas “uniones” cuando se trata de poder. Más te vale que tu pequeña esposa esté a la altura de las circunstancias, o pronto descubrirán que toda esta farsa es solo eso… una farsa – sonríe creyéndose triunfadora.
Salvatore la observó por un segundo, su expresión estaba seria y ahora endurecida por los deseos de su tía, mientras que una chispa de determinación se posó de pronto en su mirada.
-- Que eso te preocupe Alessia, es un indicador de que estoy haciendo bien mi trabajo. Pero quiero que ambos entiendan algo… si alguno de ustedes llega a intervenir o intentar influenciar a mi esposa, si intentan dañarla nuevamente, de cualquier forma… yo mismo me encargaré de sacarlos de mi camino, sin importar lo que me cueste, ni que ustedes sean los únicos parientes que me quedan – replicó furioso.
Carlo levantó una ceja, fingiendo una calma que claramente le resultaba difícil mantener.
-- ¿Nos estas amenazando sobrino?… interesante estrategia para alguien que apenas acaba de ganar un poco de poder – Salvatore dio un paso hacia ellos, y con su voz firme y cargada de una intensidad contenida, reveló.
-- No es una amenaza, tío. Es solo una advertencia. Y les aseguro que no estoy jugando. Ya consiguieron demasiado en el pasado; esta vez, soy yo quien toma las riendas de la familia, y no me temblará la mano para hacer lo que sea necesario –
Alessia hizo una mueca, pero antes de que pudiera decir algo, Salvatore ya la había hecho a un lado para seguir su camino, subió las escaleras una a una sintiendo las miradas detrás de él, y al llegar a la cima enrumbo para su habitación. Sabía que las palabras que acaba de decir calarían en la mente de sus tíos y, con un poco de suerte, harían que pensaran dos veces antes de intervenir. Con cada paso que daba, se preparaba para el encuentro con su esposa, consciente de que, aunque las piezas comenzaban a moverse a su favor, necesitaba asegurarse de que todo siguiera en su lugar.
Salvatore se reunió con Grazzia en su habitación. La joven, ya más recuperada aun cuando su rostro se mostraba un poco pálido por el malestar que Alessia le había causado esa mañana, se incorporó, ella miraba a su esposo sintiéndose algo agobiada por no haber hecho nada en todo el día, pero también estaba llena de curiosidad.
Grazzia sintió cierta inseguridad cuando observó el rostro de su esposo más de cerca, mientras esperaba algún tipo de explicación sobre lo sucedido en la reunión. Salvatore sabía que su esposa era la pieza clave para consolidar su poder y que su lealtad sería esencial, por lo que decidió suavizar su trato hacia ella, la necesitaba como aliada, no como enemiga.
Salvatore llegó a su lado y notó su mirada curiosa. La atmósfera se volvió tensa cuando se sentó en la cama muy cerca de Grazzia, como si tuviera que convencerla de algo que aún no había dicho.
-- ¿Cómo te sientes? Veo que el descanso te sirvió bien – le pregunta, mientras busca la mejor forma para explicarle las cosas que habían pasado.
-- Estoy mucho mejor, es solo que… un poco aburrida por no haber hecho nada en todo el día – se sincera ella, y Salvatore asiente. Aunque le extraña un poco esa forma de actuar de su esposa, desde que la trajo a la mansión, Grazzia no dejaba de hacer algo, ya sea intentar cocinar y crear caos en la cocina, o meterse horas en la biblioteca para estudiar, algo extraño para él, ya que estaba acostumbrado a la vida inerte de Luciana, donde solo se movía para comprar ropa, joyas y demás o salir a encontrarse con las amigas.
-- Imagino que tienes preguntas – continuó él con voz baja, mirándola a los ojos para asegurarse de que entendiera su intención.
-- Sí, claro. ¿Quería saber cómo te fue en la reunión? – le respondió Grazzia con una pregunta, sin desviar la mirada de él.
Salvatore dejó escapar un suspiro y relajó la postura, permitiéndose un tono menos frío e impersonal con ella,
-- Esta situación, Grazzia, es mucho más complicada de lo que parece – le dijo, eligiendo las palabras con cuidado.
-- Los Colombo tenemos reglas y expectativas que debemos cumplir, y en esta reunión se trató sobre quien conduciría el destino de la familia y la empresa. Entonces ahora que estamos casados, debía ser yo quien asumiera la responsabilidad, pero temía que mis tíos hicieran algo en mi contra, ¿ya sabes?, fue Alessia quien impidió que me acompañaras hoy y debes saber que… tu presencia en mi vida es más que significativa – Grazzia lo escuchó sin comprender bien a que se refería, no entendía porque su presencia hubiera sido tan especial en la junta, pero esperaba que Salvatore le cuente como terminó todo,
-- Mis tíos y algunos de los miembros mayores intentan despojarme de lo que es mío por derecho, pero las cosas no salieron bien para ellos cariño. Ahora estas junto al nuevo Director General – le menciona.