Nueve

1272 Words
—Oye gordo—, metió sus manos dentro de la camisa de Arvid, acarició su pecho y mordió el labio mientras lo besaba —¿Qué tal si vamos a la habitación del fondo y la pasamos bien? —Muy tentadora tu propuesta—, le retiró la mano —Pero no puedo, tengo mucho trabajo. ¿Qué te parece si lo dejamos para esta noche? —, levantó el rostro y ella asintió cubriendo los labios de él. Al cerrar sus ojos, Arvid volvió a recordar a la mujer de aquel centro nocturno, más que recordar sus movimientos y esplendoroso cuerpo, él remembraba el color de esos ojos. Al cabo de varios minutos Camila Bruce salió de la oficina de Arvid Mehmet, este último se concentró en su trabajo, hace varios meses había terminado la universidad, a sus veinte años ya había culminado su carrera, cuando volvió de Valleral salió del país para estudiar doble para lograr obtener un alto nivel en sus estudios, ya que lo aprendido en ese pueblo era casi nada de lo que debía haber aprendido en el año que se encontraba. Por la noche, Arvid pasó por Camila y cenaron en uno de los restaurants más prestigiosos de la capital de Estaquía. —Desearía poderme casar mañana mismo—, Arvid levantó la mirada y limpió la comisura de sus labios. —No se puede, debes primero terminar el contrato, además, yo no puedo salir del país hasta que se me haga la entrega oficial de la empresa. —Lo sé gordo, pero quisiera ya convertirme en tu esposa. Quiero amanecer cada día a tu lado—, le hablaba seductoramente, Arvid sonrió —¿Puedo quedarme está noche en tu casa? —, preguntó al acariciar bajo la mesa las piernas de su novio. —Pensé que querías ir a tú departamento —Siempre lo hemos hecho ahí, ahora quiero conocer tú habitación—, Arvid dudó porque a su madre nunca le había gustado que metiera mujeres en casa, pero como Camila iba a ser su esposa no rechazó la propuesta. —Woww, que bella es tu casa. De todas las mansiones que conozco, está es la mejor. Arvid no dijo nada, solo la guio hasta su habitación, una vez dentro, Camila Bruce empezó a desnudarlo con rapidez —Espera. —¡Qué! ¿Qué pasa? —La habitación de mi madre está al lado. —¿Y? —, lo jaló de la corbata y sonriendo murmuró —¿Crees que he venido a dormir nomás?, ¡me encantas! Camila lo besó con ardua pasión, Arvid se dejó llevar y terminó enredado en las cobijas nuevamente con Camila Bruce. Al día siguiente se levantaron algo tarde y bajaron tomados de la mano, al verla Marlín continuó comiendo, algo en su corazón le decía que esa mujer no era buena. No le había hecho nada, pero un no sé qué dentro de ella le anunciaba que tras esa cara bonita había un demonio escondido. —Buenos días Suegris. —¿Suegris? —, sonrió —Aun no eres la esposa de mi hijo, el hecho que pases una o dos noches con él no quiere decir que seas mi nuera. —Mamá—. Rugió Arvid Ignorando a su hijo, Marlín continúo —Las cosas podrían cambiar de un momento a otro, mi hijo es muy joven al igual que tú, y ambos podrían volverse a ilusionar de cualquier persona en un futuro. Por tal razón no te considero mi nuera. Consideraré nuera a la mujer que se case con mi hijo y tenga un hogar estable y me de nietos, y sobre todo que me caiga bien—. Camila presionó los dientes y suspiró forzando una sonrisa. —Pues nosotros nos vamos a casar muy pronto. —El muy pronto como que se escucha cerca, pero en realidad está lejano, y sabes qué, me da mucho gusto—, Arvid movió la cabeza en negación a la forma grosera en que su madre se dirigía a su novia —¿¡Que!?, es la verdad, hasta que no sea tu esposa legal no la consideraré mi nuera, ahora me tengo que ir, nos vemos más tarde, cariño—, Marlín se levantó y palmó un beso a su hijo. Una vez que Marlín desapareció del comedor, Arvid acotó. —¡Discúlpala!, está algo frustrada por qué no encuentra a la hija de su vieja amiga. —No te preocupes gordo, ya tendremos tiempo de conocernos más, yo se que llegado su momento me adorará—. Fingió ser comprensiva mientras maldecía a Marlín en sus adentros. “Vieja estirada, aunque no te guste seré la esposa de tu hijo, y cuando eso suceda veremos quién es quien”. Al ver que Arvid la contemplaba sonrió, le dio un beso y luego se propuso a degustar del plato esquicito que se encontraba delante de ella. Por otro lado, Kristhel Randall salió de casa junto a su amiga para dirigirse al colegio, una vez finalizada las clases salió despavorida al trabajo, esa era su rutina diaria. Aquel hombre le había dado trabajo de medio tiempo, él sueldo era bueno y no podía darse el lujo de atrasarse. Pasaba trabajando hasta las ocho de la noche, una vez terminado su turno volvía a casa y junto a su amiga realizaban las tareas. Mientras más tiempo pasaba ocupada, menos tiempo tenía de pensar en él, aunque los segundos o minutos que no hacía nada en el restaurant, más cuando veía a jóvenes enternado ingresando aquel local, el recuerdo de él, volvía aparecer Varios días después, Diego, el padre de Jhared se dirigió a su trabajo, solía ir dos veces por semana a realizar el corte del jardín de la mansión Mehmet, una vez que se encontraba organizando los implementos para empezar su labor, Marlín se acomodó en la redonda mesa que se encontraba en dicho lugar. —¡Buenos días, señora Mehmet! —¡Buenos días Diego!, ¿qué tal tu día? —Bien señora. Mientras Marlín y Diego emprendían una plática, Mauro el detective amigo de Marlín acababa de llegar. Marlín levantó la mano para que no ingresara a casa y se dirigiera a dónde se encontraba ella. —¡Buenos días Marlín! —¡Buenos días, Mauro!, espero que estés aquí porque sea que me tienes noticias de mi ahijada. —Claro que si, por eso estoy aquí, me dejaste más que claro que no me recibirás si no traía información, y hoy las tengo. —Entonces habla, desembucha eso que tienes para decirme. —Me enteré que Kristhel Randall está estudiando en uno de los colegios del gobierno al sur de la capital. —¿Eso es cierto?, ¿encontraste a mi niña?, ¿dónde está?, ¿por qué no la trajiste? —Espera, que aún tengo más para decir, le he estado haciendo un seguimiento estos dos últimos días, después de salir al colegio la seguí ¿y que crees? —Ay, Mauro, no estoy para las adivinanzas, dime dónde está Kristhel. —Bueno, tú ahijada ingresó al restaurante del Daniel Bruce, por lo que pude averiguar trabaja ahí. —¿Y que esperas para traerla?, ¿por qué pierdes el tiempo diciéndome esto y no vas a buscarla? —Bueno, porque la última vez escapó de mí, y la razón por la que estoy aquí es porque quiero que seas tu la que vaya por ella. —Tienes razón, ya te vio una vez y si te ve nuevamente volvería a escapar. Ahora mismo salimos, voy por mi cartera.
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